¿Puede haber algo más contradictorio que estar embarazada por tercera vez y sentirte como una primeriza?. Pues así me encuentro a estas alturas, aunque parezca mentira. Y es que por mucho que ya sepa lo que es ser madre, no hay dos bebés ni dos experiencias iguales.
El tercer embarazo debería ser coser y cantar en cuanto a experiencia se refiere. Para algo debería contar haber pasado ya dos veces por ello, ¿verdad?. Entonces, ¿por qué me siento como una primeriza?
Ha sido llegar el tercer trimestre, ver cada vez más cerca el momento del parto,tener que empezar a preparar ya la llegada de mi Polvoroncillo, y que de golpe me asalten mil dudas. Y es que, sabiendo lo que se avecina, eso no me exime de pensar que en realidad todo lo que vaya a pasar a partir de ahora es pura incertidumbre. Y es que lo que venga a partir de ahora, sobre todo con respecto al embarazo, no depende de mi.
No recuerdo haber pasado por algo similar en los anteriores embarazos. Por ejemplo, el temor a un parto prematuro. Imagino que será porque tengo más información al respecto y conozco muchos casos personales, lo que me hace palparlo como una realidad factible. Mi cuerpo nota el peso de mis embarazos y encontrarme tan incómoda y molesta a estas alturas en ocasiones me hace pensar que se me pueda adelantar el parto, estoy muy nerviosa y tensa por motivos ajenos a mi embarazo, me altero a la mínima más de lo deseable y temo llevarme un susto a consecuencia de ello. No digo que me aterre, porque no soy persona de dejarme llevar por miedos, pero sí me ronda la cabeza. No puedo evitarlo.
Con respecto al parto. ¿Cuándo será? Ays, eso quisiéramos saber todas, ¿verdad?, ojalá tuviéramos el don de predecir el día del parto, pero no es así. Me corren muchas dudas por la cabeza, ya que si bien soy de las de contar el embarazo hasta el final y asimilar que se puede retrasar dos semanas más, es cierto que mis dos hijos se adelantaron y no se lo que es "cumplir", o sea, llegar a la semana 40 de embarazo. Y sí, mis partos han sido buenos, rápidos, eso sí muy dolorosos, y digo yo que eso tiene que servir de algo pero... ¿Y si éste no es así?, ¿y si se complica?, ¿y si tras dos partos naturales y respetados en éste vivo todo aquello que por suerte no me ha tocado antes?, ¿y si finalmente acaba en cesarea?, pero ¿por qué tengo tantas dudas a estas alturas?.
Además, me ha entrado un síndrome del nido horroroso. No me he puesto activamente a ello porque este calor me tiene inerte total, pero mi cabeza no para. Aunque no vamos a preparar habitación porque de momento no tenemos espacio y sería un jaleo innecesario -ya que mis dos retoños no salieron de mi dormitorio hasta los tres años- pero sí tengo que organizar un espacio para sus cosas en algún sitio y hacer algunas compras, tener algo previsto porque si se me adelanta ¡me pilla en bragas fijo!. La semana pasada fui a comprar una bolsa para preparar la maleta de Polvoroncillo para el hospital y ayer a por unos camisones y zapatillas para mi... Por si acaso. Menudas prisas me han entrado de repente.
Hablando de la fecha de parto, dado que mi FUR es el 23 de septiembre, que Polvoroncillo se adelante o se atrase puede determinar mucho la ropa que necesite para vestir, pues hasta mediados de septiembre hace calor veraniego, a finales puede seguir haciendo calor y a principios de octubre puede hacer calor, pero puede hacer frío, a saber. Así que estoy echa un lío porque no se qué narices comprarle para los primeros días. Cuando tenga un mes no habrá problema, en teoría será octubre casi noviembre. Pero septiembre ¡es una puñeta!.
No se qué ropa va a necesitar mi bebé. ¡Y tengo dos hijos! Pero hace siete años que no tengo un bebé niño, y ¡ya no me acuerdo lo que era eso!. Con lo fácil que lo hubiera tenido si fuera niña aprovechando todas las cosillas de mi princesa, sin embargo el hecho de que sea niño, haya menos donde elegir -es una realidad objetiva, las tiendas de ropa son para las niñas- y que nazca en una época difícil -porque ni calor de verano ni frío invernal, o cualquiera de los dos, quien sabe- que estemos en plenas rebajas de verano donde encontrar ropa de recién nacido es prácticamente imposible... Juro que me trae de cabeza.
Y luego pienso... Me irá bien la lactancia, será un bebé fácil como mis dos peques o con este me voy a enterar de lo que vale un peine, cómo lo llevarán mis niños... Y lo más importante, ¿Nacerá sano?.
Desde luego, el carnet de madre, por muchos años de experiencia, no te exime de sentir, vivir y temer como si fuera la primera vez, doy fe. Cada maternidad es única, diferente.