Pasan las semanas y van tan rápido que cuando me doy cuenta no he tenido tiempo de pararme a hablar de ello, ni siquiera a hacerme una foto decente. Con lo que me gusta guardar recuerdos de mi embarazo, en éste las foto son escasas y hechas a salto de mata, y se que me arrepentiré de ello.
Lo cierto es que no hay mucho que contar de estas semanas. En pleno tercer trimestre, poco más que contar las semanas para el día D y ultimar preparativos. Y quien dice ultimar, dice comenzar, o al menos intentarlo.
Porque sí, a las 35 semanas de embarazo, salvo las cuatro cosillas que le he ido comprado, poco más he hecho para el recibimiento de Polvoroncillo. No se por qué vivo como si esto de parir no fuera conmigo, como si todavía me faltara una eternidad. Y como quien dice, me quedan dos telediarios.
Al menos le tengo un ajuar apañado. Me he puesto las pilas y además de lo necesario, es decir, ropa exterior e interior para las primeras semanas -poca, una ya es perra vieja y sabe que no vale la pena llenar un armario para luego dejar la mitad sin usar-, también le hecomprado algunas menos necesarias como mantitas para el cochecito, capas de baño y moñaditas varias -que una tiene sus antojos y mi pequeñín se merece estrenar algo propio.
Me ha llegado tarde pero estoy en ese momento de disfrutar visitando de nuevo la sección bebé de las tiendas, viendo qué puedo necesitar, incluso perdiendo el tiempo con aquello que se que no va a necesitar de ninguna manera pero oye, que me apetece echar un ojo a novedades y tendencias, que en cuestión de moda y puericultura cuatro años es un abismo.
Así que ya le tengo un par de cajones de la cómoda solo para él con conjuntos, pijamas, bodies, calcetines, leotardos, mantas, capas de baño, muselines y etc... además de pequeña puericultura y productos de cuidado básicos. Y me encanta ir, abrir el cajón, mirar por puro placer, coger una prendita, volver a doblarla... Si es que estoy de un ñoño que no me aguanto.
Todavía no tengo montadas la cuna y la minicuna y siento que me va cogiendo el toro. Se que Polvoroncillo va a dormir conmigo pero esta vez me he decidido a poner la cuna en modo sidecar para ganar espacio en la cama y dormir más cómodamente, y debo tener en cuenta que puedo parir en cualquier momento y es muy probable que mi señor marido esté trabajando fuera, por lo que no debería dejarme mucho en estas tareas. La minicuna ni siquiera tenía pensado montarla, pero con mis mayores tenía un capazo de mimbre que ponía sobre la chaislongue del sofá y así tenía a mis peques siempre a mi lado, pero se estropeó y tuve que tirarlo, así que he pensado en usar la minicuna en el salón para tener a mi bebé allí conmigo.
Pero como también quiero hacer una limpieza a fondo, desalojar cosas inútiles y etc... al final me veo pariendo y con todo por montar. Que me conozco.
La semana pasada además recibí el cochecito, ese que en un principio no me preocupaba demasiado porque se que teniendo mis portabebés poco más necesitaba. Pero se que en ciertos momentos también me puede ser muy útil, que no seré la única que salga a la calle con mi pequeñín, que sus hermanos -sobre todo la pequeña- están deseando pasear a su hermanito, así que ha entrado en nuestras vidas en Mini Easywalker que estoy deseando montar porque un paquete cerrado me quema las manos, ¡no tengo paciencia!. Hemos elegido este modelo porque me parece muy práctico, funcional y el color es bonito y a la vez sufrido, que parece que las tapicerías s emanchan solo con mirarlas.
Pero ya os hablaré de él con más detalle en un post específico, que se lo merece. Hasta aquí el apartado de compras y preparativos.
El embarazo a estas alturas, físicamente, va bien. Como tiene que ir, ni más ni menos. La barriga está enorme, eso es inevitable, me siento muchísimo más cansada y pesada cada día que pasa y las contracciones son cada vez más habituales. Pero aún así estoy encantada porque estoy disfrutando a tope de cada una de las sensaciones que me regala mi bebé en la barriga.
Sin embargo, con lo pesada que me encuentro, he puesto muy poco peso, no llego a los 6 kilogramos. Este embarazo he estado bastante inapetente y con lo que me gusta comer, sobre todo cosas ricas y chocolate, soy feliz con comidas ligeras y fresquitas. Aún así, no renuncio a mi bocata de Nocilla, tendré que aprovechar ahora que pueda, que cuando de a luz estos pecados ni de lejos.
Pero aún así estoy encantada porque estoy disfrutando a tope de cada una de las sensaciones que me regala mi bebé en la barriga, viendo cómo va cambiando de forma, los bultos que se forman como si un alien fuera a salir atravesándome la piel, puede llegar a ser molesto pero también es muy divertido ver cómo se hace notar.
Me siento conectadísima con él, es como si ya estuviera conmigo, en mis brazos, aunque sin estar. Identifico cada uno de sus movimientos, le acaricio a través de mi barriga, le hablo, mi barriga es ahora mismo el centro de mi vida. Y soy feliz con ello. Siento que me queda poquísismo tiempo para disfrutar esta sensación y no quiero perderme ni un minuto.
Tengo muchas contracciones, empiezo a sentir los dolores de encajamiento que son un pelín molestos, noto cómo me toca físicamente la pelvis y a veces resulta un poco grimoso, lo reconozco. Y aunque no es muy escandaloso, tengo hinchadas las manos, piernas y los pies, sobre todo cuando me siento, tener los pies hacia abajo no me favorece nad, así que si permanezco mucho tiempo sentada necesito ponerlos en alto para no evitar que se me pongan enormes. No me sorprende, es lo normal a estas alturas, y de hecho agradezco no tener los pies de diplodocus que tenía con el mayor, al menos no he perdido mis tobillos. Aunque teniendo en cuenta que de pie no me los veo, se puede decir que ojos que no ven...
Y así han discurrido estas semanas de embarazo. Queda ya muy poco para el gran desenlace, siento cierto vértigo de pensarlo, revivir un parto y verme de nuevo con un bebé en brazos... Aunque es una realidad cada vez más palpable ¡aún no me lo acabo de creer!