Mi mamá me dijo hace tiempo que algunas personas necesitan algunas cosas, logros, reconocimientos, experiencias, colegios, casas, autos, viajes y una infinidad de situaciones para poder sentirse "felices" tal cual entre comillas. En lo particular no lo había pensado así ni analizado, pero creo que tiene mucha razón, nos toca conocer personas con una cantidad de cosas y de expectativas que aún quieren más, y por el contrario a otras que sencillamente te expresan una sincera sonrisa y paz con solo verlas. Las primeras compiten, te aceleran, te cuestionan, las segundas te calman, te animan, te reconfortan. Creo que poco a poco las he ido distinguiendo y eligiendo donde y con quien deseo invertir tiempo y valorar verdaderas amistades.
Una de mis grandes amigas, recuerdo, cuando éramos estudiantes me cuestionaba internamente porque ella siendo de tan buenos recursos económicos no era su vida tan lujosa como otras compañeras que gozaban en demostrar o hasta fingir una posición económica. Ella era y sigue siendo sencilla, sus salidas eran limitadas, sus responsabilidades eran prioridad, es divertida, sabe valorar a las personas, sabe dar prioridades, sabe vivir los momentos, da lo mejor de sí. Recuerdo que el día de su boda su papá le dijo unas palabras muy lindas que aún recuerdo vagamente, que siempre había sido la mejor hermana, la mejor hija, la estudiante más destacada, la mejor basquetbolista y que estaba seguro él que ahora sería la mejor esposa y la mejor madre. Y sí, ella ha sido así, y también ha sido una invaluable amiga.
A mi amiga la recuerdo siempre que siento ganas de darles "todo" a mis hijos, que tengan lo mejor (y además ni puedo darles), viajes, que vayan a todas las fiestas, que conozcan, que tengan "tal" juguete, que vayan a "tal" lugar, que vivan "tal" experiencia, etc., y después pienso "en verdad ¿es tan necesario?, ésto no es necesario". Muchas veces es mejor ni conocer tantas cosas, ni darles tantas cosas. Que el viaje a Disney, que lástima que no podemos ir "No es necesario", que el jeep que se maneja solo "No es necesario", que el balón brazuca original de mas de mil pesos que todos tienen "No es necesario", que la camioneta con su dvd para que vayan muy contentos sin llorar (y sin hablar) "No es necesario", que la mejor escuela trilingüe de todo occidente "No es necesario", que la fiesta con juegos extremos, dogos, show "No es necesario", que el concierto de One Direction al que todas van a ir "No es necesario" y así podría en numerar un sinfín de cosas innecesarias que nos sentimos obligados como padres a darles a nuestros hijos. Por el contrario, a la larga crearemos personas que creen necesitar todo lo anunciado o visto para ser felices, haciéndolos insaciables. Con esto no digo que seamos indiferentes a sus gustos o deseos, ni negarles todo, pero por poner un ejemplo, el cumpleaños si es un lindo recuerdo festejarlo, agradecerlo, bendecirlo, pero no es necesario invertir diez mil pesos o más para que esté satisfecho nuestro pequeño hijo o sus amiguitos, quitar el consumismo actual, peor aún cuando ni tenemos los recursos, y me ha pasado... Lo que si creo necesario es ubicarlos, hacerlos conscientes de las prioridades, de los valores verdaderos, de que sepan quienes son y de lo que pueden ser capaces de dar, enseñarlos a ser agradecidos, a saber orar, darles principios morales, abrazarlos, alimentarlos física y emocionalmente, dejarlos jugar solos, con amigos y con nosotros, que inventen, que se equivoquen, escucharlos, que ellos sepan distinguir en verdad ¿Qué es necesario? La capacidad y el orgullo de ser, hacer y de creer en sí mismo.