El primero fue ‘Inés del revés’, regalo de unos amigos antes de que naciera y casi premonitorio de una niña que lucha por hacer las cosas a su modo en un mundo de rutinas e imposiciones. Creo que mi Inés y muchos niños (y no tan niños) se identifican mucho con un personaje que un día ‘se sentía del revés’ y decidió llevarlo hasta las últimas consecuencias. La empatía y capacidad de adaptación de su madre también son dignos de elogio, sobre todo para los papás que adolecemos de falta de paciencia y cierta rigidez mental.
En casa tenemos especial aprecio al ‘Monstruo Rosa’, la historia de un ser diferente que vivía en un mundo donde todo, y todos, eran de color blanco. Seguro que muchos adultos de hoy hubiesen sufrido menos de haber conocido a aquel personaje torpe e inadaptado que un día se marchaba en busca de su lugar… y lo encontraba. Espero que su historia, y otras que hablan de inclusión y respeto, eviten tanto sufrimiento injustificable, casi siempre silencioso, tanto dolor causado por el acoso y la marginación.
A los protagonistas de ‘¿Queda sitio para mí?’ los conocimos a través de la narración oral antes de leer el libro, así que imaginamos a nuestra manera cómo un ratón, una liebre, una rana, un jabalí y un oso se las apañan para meterse dentro de una manopla. Hace poco pudimos ver las ilustraciones originales, seguramente más bonitas que las que creó nuestra mente, pero un poco menos entrañables. Es lo que tiene el conocer el rostro de tus héroes después de haberlos soñado: la realidad nunca está a la altura de la ficción. Lo mismo nos ocurrió con ‘A qué sabe la luna’, una historia que nos acompaña en los paseos y a la que incorporamos más o menos personajes según lo largo que sea el trayecto a casa.
También se cuentan entre nuestros amigos Elmer, el elefante de colores que un día quiso confundirse en la manada, Charlie & Lola, traducidos al español como Juan y Tolola, y Leonardo Fibonacci, autor de la secuencia que lleva su nombre y del que Inés por el momento sólo sabe que, como a ella, le gustaba mucho contar todas las cosas.
Todos ellos desempeñan un papel protagonista en una mente nueva y ávida de emociones. Una de las maravillas de la primera infancia es que personajes verdaderos e imaginarios forman parte de la vida con la misma intensidad. Inés del Revés, Monstruo Rosa, el ratón, el zorro y los peces de colores configuran un universo mágico, libre, y sin embargo real. Con todos ellos, y muchos más, vamos escribiendo cada día nuestra propia historia.