Este verano no nos hemos privado de nada. Hasta por quirófano hemos pasado. La operación de drenajes timpánicos de Pitufona nos esperaba.
Es una operación bastante habitual y por eso he pensado que os vendría bien un poco de información.
Antecedentes
Como sabéis, vamos con Pitufona a revisión a menudo. En una de esas consultas mencionamos que nos parecía que iba un poco retrasada a nivel lenguaje. Aunque ella parloteaba sin parar no acababa de pronunciar casi nada y nos tenía un poco mosqueados. Aunque por edad era completamente normal, para curarnos en salud nos enviaron al otorrino.
Allí decidieron hacerle una prueba de audición ( Potenciales evocados). Al ser tan pequeña, esta prueba es mejor hacerla dormida ya que lo que hacen es recoger las señales nerviosas del cerebro ante los estímulos que llegan a los oídos. Aunque parece algo muy complicado la ejecución no lo es tanto. El día de la prueba despertamos muy pronto a Pitufona para que cuando llegase al hospital tuviese sueño. Llevábamos leche y todo para que se adormeciera mejor pero ni hizo falta, en brazos y en el silencio de la sala que tienen acondicionada para la prueba, cayó dormidita. A continuación le pusieron unos electrodos y unos cascos. De ellos salían sonidos de distinto tipo y se veía la reacción cerebral para ver si se recibían o no.
Tras la prueba volvimos a consulta del otorrino y nos explicó que la prueba había salido regular. Tras la exploración descubrieron que tenía mucho moco acumulado y eso era seguramente la razón de no estar recibiendo todos los sonidos correctamente. Y que eso estuviese retrasando el lenguaje.
Nos explicó que lo mejor sería programar una operación de drenajes tempánicos de manera que ese moco pudiera salir fuera y “despejar” el oído.
Salimos de allí con cita para anestesia y lugar en la lista de espera.
Preoperatorio
La operación, y esto nos asusta a todos los padres, es bajo anestesia general. La cita con el anestesista nos quitó bastante peso de encima explicándonos como sería la sedación y su duración. En esta cita, aparte de dudas varias, solo les pesan y preguntan por alergias y demás.
Una vez pasada esta cita ya solo queda esperar a que te citen. En Madrid nos tocó esperar unos tres meses y la llamada es casi de un día para otro.
Operación
Es una operación ambulatoria, es decir, no requiere ingreso. El día de la operación, siguiendo indicaciones hay que ir en ayunas desde la noche anterior y sin beber desde unas horas antes. Esto cuesta un poco pero al final no tan mal como me imaginaba. Una vez allí, les preparan con su pijama y se pasa a una sala previa a quirófano. A esta sala pasé yo, vestida de verde. Les suministran a los peques un jarabe calmante para que no se pongan nerviosos. La verdad que no sé que tendría el jarabe, pero Pitufona iba como un hippie de los sesenta. A mí hasta me daba la risa del “colocón” que llevaba.
Tuve suerte y me dejaron acompañarla a quirófano para que antes de dormirla me estuviera viendo a mí. Le pusieron la mascarilla y en nada estaba dormida. Le di un beso y salí a esperar con Papi Malkovich.
No os voy a decir que no impresiona ver ese cuerpo tan chiquitillo en el quirófano con todos los médicos alrededor. Pero la verdad que dentro de que se pasa un poco mal, estaba tranquila porque el trato fue muy bueno y empático.
La operación dura poquísimo ( escasos 15 minutos) y enseguida te llaman para estar con ella. La sedación pasa muy rápido y Pitufona ya estaba despierta. Subimos a la habitación y estuvimos un rato en lo que tomaba algo de comer y veíamos como se encontraba. Cuando vieron la velocidad a la que se comió el yogur y que se hubiera comido un bocata jamón también, nos dieron el alta.
Los drenajes
Son unos tubitos casi microscópicos ( no los vais a ver desde fuera) que se ponen a través del tímpano para drenar el moco acumulado. Los hay de distintas duraciones pero suelen durar meses o como mucho un año, salvo los que se ponen más permanentes. Y se caen solos.
Fuente: t-oigo.com
Post operatorio
El post operatorio ha sido estupendo. Hemos tenido la suerte de que no le ha dolido nada ni ha tenido fiebre. Durante unos días hubo que suministrarle gotas con antibiótico a modo preventivo y y ya está.
Tras la operación
Vida normal. O casi normal. La única precaución que hay que tener es que no entre agua en los oídos. Ni en mar, piscina o ducha. Para evitarlo le hicimos unos tapones de silicona a medida para usarlos ante cualquier contacto con el agua. Así no hay problema. Y ella se ha acostumbrado tan rápido que cada vez que vamos al baño nos los pide. Aunque vamos notando ( o eso creemos) mejoría en el habla, tenemos pendiente revisión con el logopeda. Y en noviembre le repetirán la prueba de potenciales.
Con los tapones de silicona
Y esto ha sido todo.
Como veis, la operación de drenajes timpánicos es bastante sencilla, pero mandar un hijo o una hija a quirófano siempre impone. Soy bastante calmada en estas cosas (quizá por todo lo que nos va tocando vivir de médicos) y la confianza es clave para estar más tranquilos. Pensad que están en manos de profesionales. También preguntad lo que dudéis, eso hará que los nervios sean menos. Y si hay que derramar una lagrimita, pues se hace, tampoco pasa nada.
Por último quería agradecer el apoyo durante esos días que he recibido por parte de muchas personas a través de las redes, con experiencias y consejos. En especial gracias a Juana que ha estado a pie de móvil contestando todas mis dudas.
¿Conocíais esta operación? ¿Han pasado vuestros hijos por quirófano?