Sin ayuda en casa, cuando se tienen que solucionar tareas domésticas en el momento y "el niño" empieza a jalonear y llorar porque no quiere dejar de jugar, comienza a tirar todo y hacer pataleta para llamar la atención? el poder controlar el estrés es casi sobrehumano. Tan sólo el día que la persona que me ayudaba me comunicó que no lo haría más, empecé a sentir un dolor de cabeza intenso y mareos que me acompañaron casi cuatro días. Poco a poco, volví a adecuarme a mi rol de mamá - ama de casa y ya por lo menos, el dolor de cabeza sólo se da por momentos.
Un par de semanas después, quedé impactada al ver cómo la mamá de un compañerito de mi hijo llegaba a la clase de estimulación del brazo de otra señora. Todas le preguntamos qué le había pasado, a lo que ella respondió: Estrés, es que mi hijo, la casa? ¡es demasiado!. No es una enfermedad de moda como alguien en el mismo grupo dijo sin pensar, es una realidad que afecta a toda mamá en diferentes circunstancias y de diferentes formas. La mamá del compañerito, no podía caminar debido a los fuertes mareos que le ocasionaba el estrés.
Todo este divagar tiene un objeto: un reconocimiento. El papá de Rodri, enterado (por ésta mamá que no calla nada) del agotamiento físico y emocional ocasionado por el cuidado del hogar y la atención de un niño de dos años, asemejado por las redes sociales a encender una licuadora destapada, nos llevó de paseo el fin de semana, pero no cualquier paseo, éste tenía un objetivo claro: "Un descanso para mamá". "El papá" consciente de mi apego por mi hijo y que no puedo estar lejos de él mucho tiempo porque termino estresándome aún más había previsto (según él hace semanas) para mí un paseo cero estrés.
Fuimos a un hotel campestre, él ya había estudiado la ruta y no nos hicimos problemas para llegar (punto para papá). El hotel era acogedor, con pocas habitaciones, pero con vasta área verde, piscinas, restaurante, salón de juegos para adultos y ¡zona de juegos especial para bebes! (otro punto para papá). Él se encargó de absolutamente todo, siempre bajo mi supervisión claro, pero está aprendiendo. Papá y nené se fueron a pasear y jugar y yo, pues a descansar. No dormí, no me fui a un spa ni algo similar, sólo no hice nada ¡nada!, me senté a contemplar el lugar, a disfrutar el clima, a respirar. Hubo un momento en que tumbada en la cama disfrutaba del silencio hasta que escuché a lo lejos la carcajada de Rodri... me sentí muy relajada y mucho más feliz.
"El papá" estuvo pendiente en todo momento de Rodri y de mí, todo para que yo pudiera descansar y culminado el paseo ¿qué paso al llegar a casa?, pues que el relax continuó (siiiiiiii?) "El papá" bañó al nené que aún estaba hiperactivo, le dio de comer, jugó con él, salieron a comprar cosas para el desayuno del día siguiente, pidió comida para cenar y luego de un rato, aseó y arropó a Rodri, quien feliz y agotado por el paseo se durmió de corrido hasta el día siguiente.
Con todo el esfuerzo que le toma a una mamá "tomar el control" de su casa y llevar de la manera más satisfactoria el cuidado de sus hijos, es muchas veces difícil dejar que otra persona se encargue de todo. En mi caso, creo que la intervención de "el papá" se dio en un buen momento y de la forma ideal, como por sorpresa. Cediendo un poco el control todos ganan y si mamá está feliz, toda la casa está feliz. Papá y nené pasaron hermosos momentos solos, y si de relación de pareja se trata, pues sólo diré: al corazón de ésta mujer que es mamá, se llega por lo que más ama, su hijo (otro punto para papá).
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