@laveradonna
Hace dos años, estábamos en el hospital para una inducción al parto de urgencias, con preeclampsia y un miedo en el cuerpo como nunca había sufrido. Este miedo era diferente, no era por mi, era por ti, teníamos miedo de perderte, tenia miedo a que me perdieras, miedo a no conocernos, a que algo pudiese salir mal.
Pero Dios nos miró con ojos de amor y piedad, y 24 horas después nacías, un "parto rápido" para ser inducido. 24 horas después con los síntomas de una epidural que no hizo efecto, con los dolores de un desgarro y una episiotomía, con la tensión hecha un asco de por vida, se fijaron en mi rostro unos profundos ojos de color azul que ahora se han tornado aceituna, me miraban intensamente. Tu cabello tan rubio como el oro y unos rizos húmedos y definidos me arrancaban una sonrisa muy profunda, tu padre no pudo verte salir de mi cuerpo, te ayudaron a salir con un fórceps, y papá que había estado a nuestro lado apoyándonos, tuvo que abandonar el paritorio. Recuerdo la mirada de amor eterno que te regaló, su gran risotada de emoción, te hablaba, no podía dejar de mirarte. Recuerdo tu mirada centrada en tu padre cuando te cogió en sus brazos, recuerdo la temperatura exacta de tu cuerpo cuando te pusieron sobre mi pecho, recordaré siempre como levantabas la cabecita para mirarme, el cansancio que nos invadía, tus ganas de vivir, como no pudiste llorar mas desde que te cogí en mis brazos, como te calmaste y como no pude hacerte llorar aunque la obstetra recomendara que lo hiciera. No podía, te amaba tanto, tenía 9 meses amándote sin conocerte, acabábamos de superar 14 horas de dilatación y 10 de parto, sabía que estabas tan agotado como yo, sabia que con tus 8 meses de gestación eras perfecto, que estabas bien. Nos valió 24 horas de separación por observación y un comienzo difícil para nuestra lactancia, pero tu madre es y será siempre una cabezota que buscará lo mejor para ti, y como un excelente equipo lo logramos y aún seguimos adelante de forma exitosa.
En estos dos años me he dado cuenta de la capacidad que tenemos los padres para no dormir durante noches, de comer a deshoras, de compartir la cama con un tercero, de que la vida en pareja cambia muchísimo cuando se comienza a vivir la vida en "familia", y que la adaptación al nuevo estatus es lenta, difícil y compleja.
En estos dos años de amor infinito, nos has enseñado a ser flexibles, a cambiar nuestros conceptos sobre la vida, la paternidad, la crianza. Hemos conocido y puesto en práctica, el concepto del continuum, la crianza con apego, el colecho, la lactancia a demanda, el BLW, y muchas cosas que antes ni sabíamos que existían.
Nos has enseñado que da igual un montón de ropa manchada de potitos u otros tipos de comida, si eso bien ha valido que pruebes cosas nuevas, que comas de todo, y sobre todo que lo bordes con una sonrisa.
Has reforzado nuestro concepto de familia, tu padre y yo estamos mas unidos en las ideas de tu crianza, conversamos lo que no nos gusta, luchamos con nuestros propios clichés, damos cada día mas importancia a estar juntos, comer juntos, salir, disfrutar, jugar, contigo volvemos a ser niños, recuperamos parte de la infancia que tuvimos o perdimos, vivimos muchas cosas desde la perspectiva que nos enseñas, y eso nos encanta.
Nos has enseñado a ser pacientes, a no desesperarnos después de haber limpiado y ordenado toda la casa y que luego vengas y tires el cesto de los juguetes al suelo. A respirar profundo cuando estoy tratando de guardar la ropa de colada y tu vas desdoblando todo o sacándolo de los cajones y tirándolo al suelo.
Hemos aprendido a no etiquetarte, a no llamarte nunca bebé de alta demanda aunque cumplas todos los requisitos para serlo, en cambio, nos autodefinimos como padres de alta disponibilidad...y de altísimo cansancio, y mucho sueño atrasado, y con una paciencia al borde del limite muchas veces, nos declaramos locos e incompetentes y luego retomamos la cordura, para re-definirnos con cualquier cosa que nos sirva para salir adelante con un niño totalmente normal, enérgico y vivaz, que requiere mucha atención y amor, y nosotros estamos y estaremos siempre para brindártelo.
En estos dos años de amor infinito, estamos aprendiendo a observarte, a escucharte, a tratar de entender el lenguaje mágico de los bebés, ese lenguaje no universal que solo cada padre puede con mucha dificultad aprender y entender.
Hemos aprendido que se puede pasar una hora en el frío invierno meciendo un columpio, y que no te canses nunca. Que es posible pasar tres horas en el parque, y que llegues a la casa con tanta o mas energía que la que tenias cuando salimos de casa. Que da igual que haga frío o calor, si ves una fuente, una piscinita o cualquier reserva de agua irás directo a mojarte y si es posible nos mojarás al resto. Contigo, disfrutamos de saltar en los charcos, da igual que tengamos que volver a casa a cambiarnos el pantalón y los zapatos, tambien sabemos que debo mantenerte un par de botas y un chubasquero en el coche, por si algún charco se nos presenta interesante.
Desde que llegaste a nuestras vidas, nuestra casa fluctúa entre estar muy limpia y desinfectada, a estar sucia y desordenada. Desde que llegaste a nuestras vidas, el armario y la habitación del desorden son áreas de la casa de uso imprescindible y que algún día cuando nos atrevamos a ponerlo todo en su sitio nos asombraremos de las cosas que seremos capaces de encontrar allí.
Contigo aprendimos, que la lactancia es un acto de amor y entrega hermoso que una madre brinda a su hijo, pero también lo es del padre, que colabora, consiente, apoya, ama, investiga, defiende, brinda ayuda y consuelo a la madre cuando esta decae, cuando ya no puede mas, cuando los opinologos dan sus veredictos, o cuando el cansancio nos vence.
En estos dos años hemos aprendido la belleza de otro tipo de amor, el amor desinteresado, el amor que engrandece, que enternece y te hace salir cada día de la cama con un "hola mamá, hola papá", ese amor que aunque creas que no puedes mas, hace que tu padre se levante a las seis de la mañana y se traslade a dos horas de casa todos los días para ir a trabajar. Ese amor infinito ha hecho que mamá haga una pausa en su carrera profesional y se haya decidido a seguir el camino del emprendimiento, buscando conciliar la vida familiar y la laboral y poder dedicarte todo el tiempo que te mereces, no perderse tu desarrollo, ver tus despertares, tus sonrisas tus avances, tus logros, verte caer, verte jugar, disfrutar, superar tus rabietas, tus carcajadas, todo por vivir ese maremágnum de emociones que es la crianza, que es el día a día con un bebé, que te lleva a la locura y destruye tu cordura, pero que luego se reivindica con un beso y un abrazo.
Han sido dos años de amor infinito, dos años de alegrías inmensas, de sustos y meteduras de pata. Dos años en los que solo podemos decirte ¡GRACIAS!, gracias por escogernos como tus padres, gracias por darnos la mejor y mas bella oportunidad de nuestras vidas, gracias por ser nuestro hijo. Te amamos.