“A mí me pagan por enseñar no por aguantar”
Supongo que muchos de vosotros ya habéis leído el artículo de una profesora expresando que estaba harta de aguantar a estudiantes maleducados e irrespetuosos. Y razón no le falta. Soy consciente de que hay alumnos complicados, de que hay estudiantes que simplemente no quieren estudiar y cargan su ira contra los profesores. Y sé que hay alumnos que han llegado a acosar a docentes.
Desgraciadamente, son bastantes los maestros y profesores que han llegado a vivir experiencias negativas por parte de los estudiantes. Pero al leer detenidamente la noticia hay una frase en concreto que no me cuadra “los padres quieren que sus hijos aprueben sin esfuerzo y sin traumas”. No creo que todos los padres quieran que sus hijos aprueben sin esfuerzo.
Pero de lo que sí estoy segura es que hay bastantes padres que quieren que sus hijos aprueben sin ningún trauma. ¿Aprender debería ser un trauma para los estudiantes? ¿Por qué se relaciona en muchas ocasiones estudiar con algo increíblemente malo? Vamos, es como si se dijera “para estudiar y aprobar hay que sufrir”. Y yo no estoy de acuerdo con eso.
¿Dónde está la complicidad entre padres y profesores?
Profesores que echan la culpa a las familias y familias que echan la culpa a los profesores. “Los valores tienen que venir aprendidos de casa. A nosotros únicamente nos pagan por enseñar” “Yo llevo a los niños al colegio para que los profesores les eduquen y se encarguen de ellos. Se trata de que maestros, profesores y familias trabajen juntos por la educación de sus hijos y estudiantes.
No vale que unos dejen la responsabilidad a los otros. La relación entre padres y profesores me parece algo fundamental que los centros educativos deberían tratar de mejorar. Ambas partes pasan más tiempo criticando las acciones de los otros que tratando de ayudar y guiar a los estudiantes en su proceso de aprendizaje.
¿Qué rol debería adoptar el docente?
Sé que hay profesores que se esfuerzan al máximo por hacer bien su trabajo. Hay docentes que llevan a cabo dinámicas de educación emocional con los estudiantes. Sé que se implican con ellos, que son comprensivos, que les intentan entender, motivar y entusiasmar. Pero en algunas ocasiones eso tampoco funciona. Hay estudiantes que no quieren aprender de ninguna manera y con ningún método.
Pero de ahí a decir “tiene que cambiar usted la actitud de su hija” y no haber intentado absolutamente nada de lo anterior y desentenderse en la clase tampoco me parece bien. Desde mi perspectiva, el profesor tiene ir más allá del rol tradicional. Tiene que traspasar las barreras del experto en una materia que transmite conocimientos. Y sobre todo, tiene que conectar con los estudiantes.
Entonces, ¿no hay estudiantes respetuosos y educados?
¡Claro que los hay! ¡Y muchos además! Pero parece ser que ellos no merecen ser noticia. Siempre se escribe del acoso escolar entre los estudiantes, de la violencia en los centros educativos, de los alumnos que complican la vida a los profesores, de los estudiantes que no se esfuerzan, de los “ninis” (ni estudian ni trabajan). Pero, ¿qué hay de los estudiantes que ayudan a combatir el acoso haciendo de moderadores?
¿Qué hay de esos estudiantes que alegran el día a maestros y profesores? Esos estudiantes que sí quieren aprender. Qué sí están interesados en desarrollar el pensamiento crítico. Que sí están dispuestos a escuchar los consejos de los profesores y que son respetuosos y educados con ellos. Esos chicos y chicas casi nunca aparecen en las noticias por sus buenas obras. Parece ser que seguimos resaltando lo malo en vez de lo bueno.
Ojo, no estoy diciendo que los profesores no estén hartos del compartimiento de algunos alumnos. No estoy diciendo que no lo puedan expresar por la vía que ellos quieran. Pero también podrían hablar de esos estudiantes increíbles, con talento, con respeto y educación hacia los demás. No todos los padres son tan horribles como algunos se piensan.
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