Antes de ser madre, nunca me planteé si querría un parto con epidural o sin. Para mí, la respuesta era evidente. ¿Para qué sufrir si se puede tener un parto sin dolor? Una vez que supe que estaba embarazada de Mini C, viviendo ya en Alemania. Empecé a notar cierto rechazo en según qué entornos respecto al uso de la epidural. Rechazo en el sentido de los efectos secundarios y complicaciones que puede llevar asociados. Esto me hizo sentir inseguridad y, por eso, me puse manos a la obra con el tema para averiguar los pros y los contras del parto con epidural.
Pros y contras del parto con epidural
¿Parto con o sin epidural? Ésa es la cuestión que rondaba mi cabeza y, quizá la tuya también, durante los nueve meses que estuve embarazada de Mini A. Ya te digo que con Mini C lo tenía claro. Sin embargo, hay argumentos que yo misma desconocía en un principio, que hacen que un parto natural (y doloroso) tenga sentido. ¿Quieres saberlas? Tras vivir las dos experiencias, te hago un recuento de los pros y los contras del parto con epidural.
Parto con epidural
Por si hay alguien muy, muy despistado entre los lectores. Aclaramos que la epidural es un tipo de analgesia, que no anestesia, comúnmente usada para aliviar los dolores del parto. El objetivo de este estupendo invento es hacer del hecho de dar a luz una experiencia un poco menos dolorosa. Ojo. Menos dolorosa, que no indolora.
Pros
Elimina el dolor del parto
Como ya te adelantaba, el principal propósito de la epidural es atenuar el dolor del parto. Si todo va bien, disfrutarás de un parto “sin dolor” y, para cuando te quieras dar cuenta, ya tendrás a tu Mini en tus brazos.
Te la administras tú
Como lo lees. Una vez que te colocan el catéter en su sitio, serás tú la que, con mando en mano, regule la dosis. Ten en cuenta que el efecto no es inmediato sino progresivo. Tendrás que esperar unos veinte minutos hasta comprobar el efecto completo de la dosis aplicada.
Participación activa
Una epidural bien puesta permitirá que colabores en el trabajo del parto, ya que sentirás, por ejemplo en la fase de expulsión, cuando tienes que pujar para ayudar a salir a tu bebé.
Permite que descanses
Esta es otra ventaja de este tipo de analgesia. Ya que al atenuar el dolor te facilitará el descanso. Esto viene especialmente bien cuando te pones de parto de cara a la noche y la cosa se alarga.
Permite administrar más dosis de analgésico
Una vez que ya te han puesto la epidural es posible, si hiciera falta, aumentar la dosis en caso de cesárea o de uso de instrumental médico.
Contras
Limita las posturas
Una vez que tienes la epidural puesta, tendrás que estar en la cama. Si tu plan es dar a luz de pie o sentada, ésta no es tu opción.
No siempre hace el efecto deseado
O bien porque no la pongan correctamente, o porque no la pongan el en momento adecuado. Lo cierto es que no siempre provoca el efecto deseado. Puede ser que tras ponértela sigas sintiendo las contracciones o que se te adormezca más un lado del cuerpo que el otro. O que finalmente la dosis sea más alta de lo que debería y pierdas la sensibilidad hasta el punto de no poder participar activamente en la fase de expulsión.
Aumenta la intervención durante el parto
Ligado al punto anterior. Al perder sensibilidad y no poder pujar correctamente, es posible que necesites de instrumental para ayudar a venir al mundo a tu bebé. Los partos con epidural necesitan aproximadamente un 30% más de instrumental médico (ventosa o fórceps), que los partos naturales. Ésta información me la dio la ginecóloga que nos atendió cuando fuimos a hacer el registro en el hospital. Ésta es la desventaja que personalmente más me preocupaba al plantearme otro parto con epidural.
También aumenta los casos en los que se tiene que romper la bolsa manualmente o ayudarse de hormonas o similar para aumentar la intensidad de las contracciones.
Puede disminuir el reflejo de succión del bebé
Aunque se trata de una mínima cantidad, lo cierto es que el parto con epidural implica que a tu bebé también le llegue algo de esta analgesia a través de la sangre. Esto puede conducir a que tu bebé salga algo más adormilado de la cuenta, disminuyendo el reflejo de succión.
Puede retrasar o parar el parto
No es raro que un parto se retrase, o llegue a pararse del todo, después de aplicar la epidural. Por eso es recomendable aplicarla cuando ya se haya dilatado de unos cuatro o cinco centímetros. Si cuando el anestesista llega estás ya de ocho o nueve centímetros, mi experiencia me dice que ya no merece la pena ponerla.
Llegados a este punto, no sé si habrás sacado algo en claro. Mi recomendación es que preguntes a tu matrona, a tu médico y a todo aquel personal cualificado con el que te cruces. No te quedes con dudas. También te ayudará conocer la experiencia de otras mamis que hayan ya pasado por la situación. Yo tengo amigas que dieron a luz sin epidural y cuando me lo contaban me parecían auténticas heroínas. Sin embargo, aquellas que han probado el parto con epidural y sin, suelen guardar mejor recuerdo del parto sin epidural. Y éste es también mi caso.
La conclusión a la que llegué yo en el parto de Mini A fue la de no ir pre dispuesta a nada e ir decidiendo según se desarrollasen los acontecimientos. A fecha de hoy, creo que es lo mejor que pude hacer.
Y tú, ¿cuál ha sido tu experiencia? ¿Te atreverías a un parto sin epidural? ¿Conoces otros pros y contras del parto con epidural?