Por ejemplo, una abrazo puede ser una buena forma de contener a un niño que está sintiendo una fuerte emoción. Contención emocional no permitir que el niño exprese sus emociones o negarlas, significa ayudar al niño a liberar su emoción de una manera canalizada, a través de vías aceptables que no lastimen a los demás.
Los niños necesitan aprender a limitar sus conductas, y con la expresión de los sentimientos ocurre lo mismo (bueno, en realidad van muy relacionados teniendo en cuenta que los niños tienen conductas poco apropiadas porque se están sintiendo mal). Hay lugares, ocasiones o personas con las que no podemos expresar nuestros sentimientos de un modo abierto o no podemos ofrecer al niño alternativas para que exprese su emoción. Si recuerdas el artículo de la semana pasada (aquí te dejo el enlace por si no lo leíste), te conté algunas cosas que podíamos hacer para ayudar al niño a canalizar sus emociones y vimos algunas válvulas de escape para ayudarle a liberarse de la emoción. Pero claro, no en todos los lugares podemos ponerlo en practica.
Pero ante esas situaciones lo que si podemos hacer es contener la emoción del niño, reconocer su sentimiento y tener empatía con él, expresarle que nos gustaría poder ayudarle a sacar afuera lo que siente pero que no es el momento ni el lugar (con mucha amabilidad sobretodo) y ofrecerle un tiempo posterior para ello.Es importante ser concreto en esto y hacerlo con un lenguaje que el niño entienda. Por ejemplo, “cuando lleguemos a casa”, o “después de comer”. Mientras que el niño sepa que va a tener una salida para su emoción, será capaz de controlarse temporalmente.
Muy importante será cumplir ese momento que le hemos prometidos, y si hemos quedado con nuestro hijo que al llegar a casa nos ocuparemos de su conflicto, tenemos que hacerlo. Limitar la expresión de las emociones de los niños según qué momentos, lugres y personas es muy importante para enseñarles a gestionarlas de una manera realista y respetuosa con todo el mundo. Por ejemplo, no pueden escribir en un papel lo muy enfadados que están con una persona delante de ella o comenzar a dar botes en un restaurante para desahogar su enfado o chutar un balón con toda su fuerza en un salón. Está claro que cuando son más pequeñitos necesitamos tener en cuenta que no tienen tanta capacidad de contención pero que a medida que van creciendo sí podemos pedirles que esperen al lugar y al momento adecuado para expresar su emoción.
Los niños más pequeños irán aprendiendo poco a poco a expresar sus emociones, pero mientras tanto, necesitarán aprender de nosotros. Además de ser un modelo de expresión de sentimientos, podemos traducir su lenguaje corporal en palabras. Por ejemplo, cuando están enfadados: Ui! Veo que no quieres que te de la mano….y eso te hace enfadar mucho. Aunque evidentemente no puedes soltarle la mano en la calle por mucho que se enfade, de este modo estás validando sus sentimientos y mostrando que entiendes que se enfade. Podrías añadir con respeto: Mamá te quiere mucho y no quiere que te hagas daño, así que no voy a soltarte la mano. Entiendo tu enfado.
Los beneficios de la liberación de los sentimientos.
Como hemos dicho, contener las emociones de los niños no significa reprimir. Siempre es necesario que dispongan de un espacio para liberarlos. Cuando sean más mayores podrán aprender técnicas para liberar las emociones en tan solo un minuto y en cualquier lugar, como la meditación, pero si Creo que puedes intuir cuáles son los beneficios de la liberación de los sentimientos….uno de ellos es la sana autoestima. La aceptación de los sentimientos produce alivio emocional, evita la represión, enseña al niño que sus sentimientos no le hacen perder valor.
Además, al permitir la expresión de los sentimientos el niño estará menos cargado emocionalmente y no estallará ante cualquier cosa, ni verá las equivocaciones como grandes obstáculos o perderá su sentido de la pertenencia.
Nadie se entiende con los demás si está en constante batalla consigo mismo. Dorothy Corkille.
Si estamos acostumbrados a reprimir los sentimientos, y nuestros niños están acostumbrados a que neguemos los suyos, cuando empecemos a aceptar sus sentimientos y a validarlos, el niño durante unos minutos aumentará la intensidad de su emoción, durante las primeras veces que nosotros lo animemos a expresarlas. Esto no significa que haya empeorado, significa que tenía mucho sentimiento acumulado.
Cuando las tensiones están acumuladas, darles salida cuesta tiempo. Imagina que hasta ahora le decías tu peque “no llores” cuando perdía un juguete y ahora comienzas a decirle, “estás triste, ¿te doy un abrazo?“, él o ella aprovechará esa válvula de escape que le ofreces para llorar más y durante más rato. Puede parecerte que ha sido peor, pero no es así. Lo que está ocurriendo es que está aprovechando esa ventana abierta para sacar tristeza contenida, así que en ese momento no estará llorando sólo por ese juguete si no por otras cosas también. Ocurrirá lo mismo con las demás emociones. Aprovechan la comprensión para “descargar”.
El tiempo que tarde el niño en aliviar sus emociones reprimidas dependerá de la acumulación que tenga y de la seguridad que sienta para expresarlas abiertamente. Cuando ya no tenga emociones acumuladas y utilicéis las técnicas de aceptación y liberación de emociones los niños no necesitarán más de unos minutos para gestionar sus emociones y dejarlas ir.
La comprensión nunca empeora los sentimientos, lo que hace es permitirles que se revelen.
Dorothy Corkille.
Es importante estar preparados para lo suave y lo grave. Aunque nuestro hijo nos esté contando que ojalá no tuviera un hermano, también es necesario aceptar ese sentimiento. Existe y necesita salir a fuera. No vale sólo aceptar los sentimientos suaves, los más intensos también necesitan su expresión (más aún si cabe que los suaves) y el niño necesita que le ayudemos a gestionarlos. Es importante no agobiarle con juicios ni sermones cuando nos exprese un
sentimiento fuerte. Después, podemos ayudarle con la contención emocional a que limite la expresión de esos sentimientos a formas asertivas.
Cuando el sentimiento que el niño nos esté expresando lo haya llevado a comportarse mal, podemos dejar para al cabo de un rato el hablar sobre lo que ha hecho o buscar una solución. Es muy importante enseñar a los niños que aunque entendemos sus sentimientos, ha actuado de una forma inadecuada y que conviene buscar una solución. Pero eso lo haremos siempre cuando volvamos a la calma. Primero necesitamos liberarnos de la emoción.
Ayuda mucho para esto, el comprender que detrás de una conducta inadecuada existe un sentimiento muy intenso en el niño, que necesita ser entendido, escuchado y liberado. Tan solo concediendo esto, podemos evitar que se repita es mismo comportamiento.
Cuando empecemos a aplicar la aceptación de los sentimientos tenemos que saber que no será un cambio de hoy para mañana. Requiere práctica y tenemos que ser pacientes con nosotros mismos. Podemos ser honestos con nuestros niños y decirles que queremos cambiar cosas las cosas.
Para terminar este artículo, para ayudar a los niños a aprender a gestionar sus sentimientos necesitamos:
Utilizar la empatía y escuchar activamente.
Aceptar los sentimientos del niño y animarlo a que los exprese.
Proporcionar a los niños válvulas de escape adecuadas.
Utilizar la contención emocional para limitar la expresión de sus emociones según las personas, los momentos o los lugares para ofrecer al niño una visión realista de la gestión de las emociones.
Espero que este artículo te haya resultado útil. Si deseas compartirlo ya sabes que yo te lo agradezco infinitamente.
La semana que viene seguiré hablando de emociones. Recuerda que si lo deseas ¡puedes suscribirte a la newsletter!
Un abrazo,
Nuria.
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