Esto lo tenía que contar sí o sí. A ver, poneros en situación, nos hemos ido unos días a Altea los cuatro, ya sabéis que Primogénito está currando en la Pérfida Albión y la familia se ha visto mermada pasando a ser cuatro los miembros que convivimos habitualmente. Días de sol y playa, de lecturas, y de no hacer nada pero lo que se dice nada de nada, vamos que hasta bajábamos a desayunar a una terraza... para que os hagáis una idea. El tiempo que ibamos a estar allí ya estaba consensuado antes de salir de casa, ellas hubieran preferido añadir la última semana de julio pero por tema laboral del páter fue imposible, y lo que tenían claro era que el domingo 9 de agosto a las 10.30 de la mañana tenían que estar de regreso, concretamente en un punto exacto para marcharse hasta Pravia al Xirin. Todos estábamos más o menos de acuerdo, ya que tanto el páter como yo nos hubiéramos quedado una semana más, pero tenerlas allí amargadas y con cara de seta nos hubieran amargado las vacaciones, así que decidimos que mejor poco y bien que mucho y mal. Además ellas querían ir con nosotros pero también querían volver un día determinado y como es habitual y en esta manía mía que Peque define como "viviendo al límite" una vez allí miré la posibilidad de mandarlas para casa vía tren, pero claro está no había plazas.
Bueno pues dicho todo esto. Un día que las niñas ni siquiera quisieron bajar a desayunar, para que se vea ahí el momento vago al cuadrado que vivieron, caminábamos dirección a nuestra terracita de costumbre a desayunar e íbamos hablando de vete tú a saber qué completamente absortos en nuestra conversación, vestidos para despistar, él con sus gafas de sol y sombrero panama, yo con mi pamela y mis gafas de sol. Y de pronto una voz nos dice "hola eh, hola" totalmente despistados nos giramos y nos encontramos a un primo del páter, su mujer y uno de los niños. Tras las primeras salutaciones, preguntas por los niños, ellos tienen cuatro, cuánto tiempo nos quedábamos, tanto unos como otros, y al oir que nos quedábamos apenas diez días porque las niñas querían volver nos sueltan "qué padres más liberales" yo me quedé muerta matada, pero como soy una bendita pensé claro, ellos todavía no están en esta etapa, teniendo en cuenta que su niña la mayor tiene 17 y la pequeña 5, aún no les llegó este momento, y entonces va el padre de las criaturas y dice "claro, los vuestros son pequeños por eso aún sois vosotros los que decidís ¿las niñas que se quedaron en la piscina con la abuela? y entonces la respuesta nos dejó... "sí, bueno menos la mayor (os recuerdo 17 años) que se quedó en Madrid a estudiar".
A ver, me lo explique, ¿nosotros somos los padres liberales y un poco "huevones" porque adaptamos nuestras vacaciones a las de nuestras hijas de 20 y 17, pero que pasamos todos juntos, y ellos son los padres ejemplares que dejan SOLA en Madrid a la niña mayor de 17 años durante tres semanas?
No contentos con este encuentro fortuito hubo más, con niños e incluso sin ellos. En el último de los encuentros, sólo los adultos delante de unas copas en una terraza, volvieron con el tema de las niñas y de que nos íbamos tan pronto y si salían o dejaban de salir, soy pesada pero recuerdo que tienen 20 y 17 años, ya empezaba yo a mosquearme un poquito cuando se le escapa (mirada fulminante de su mujer) que la suya vuelve como máximo a las 11 con su novio...... ¿novio? ¿17 años y novio? ¿y sola en Madrid tres semanas en verano "a estudiar"? ¿y los padres liberales y las hijas que salen mucho son las mías porque en verano salen a las fiestas de prao de Asturias, a las verbenas del club o del tenis?. A ver, que a los 17 años mis hijos no tienen novio, a esa edad pueden "tontear" que con el paso de los años, como es el caso de Primogénito, siguen juntos, pues sí, entonces sí ya diré que tienen novio, pero con 17 no. Y con 17 años no se quedan solos en casa mientras yo me voy de vacaciones tres semanas.
Desde luego que cada uno educa a sus hijos como mejor cree y en cada casa las normas son diferentes, pero lo que tengo muy claro es que yo no soy nadie para juzgar a los demás, por tanto no soporto que me juzguen a mí y me pongan etiquetas, eso sí si ellos me juzgan entonces yo también lo hago y me despacho "tan agustito"