Repetir curso: ¿la opción más rápida para los centros?
Al empezar el curso, mi amiga decidió apuntarle a clases particulares dos veces a la semana durante una hora. Clases particulares dadas por una chica que había estudiado magisterio y pedagogía, que estaba en paro y enseñaba a los chicos de una forma activa, divertida y cooperativa. Confundida, mi amiga me comentaba: “Mel, es que no entiendo nada. La maestra de primaria siempre me decía que era un niño muy despierto, al que le encantaba aprender y que siempre tenía cosas que decir”
Y continuó expresando: “la profesora de clases particulares también me ha dicho que siempre estaba feliz, atento y que comprendía muy bien los conceptos que enseñaba. Y ahora, el director y los profesores del centro me dicen que tiene que repetir porque no ha conseguido aprender los objetivos básicos. La que está hecha un lío soy yo ahora mismo”. Y es normal que esté confundida. Un niño que disfrutaba en el colegio en primaria y actualmente en sus clases particulares y resulta que en el centro educativo suspende todo y no tiene el mínimo interés.
Repetir curso no indica que el estudiante sea menos inteligente
Para empezar, no sé qué clase de profesores ni de director de un centro diría a unos padres que su hijo es menos inteligente que los demás compañeros por no haber conseguido cumplir los objetivos de la etapa educativa. Si creéis que se puede hacer algo al respecto de este comentario, hacédmelo saber porque yo no lo tengo claro. Y la repetición de curso, desde mi perspectiva tampoco indica que en un estudiante sea menos listo o que no haya aprendido los conceptos que tenía que aprender.
Hay que analizar detenidamente la situación. ¿De qué objetivos hablan? ¿A qué conceptos se refieren? ¿No será que el estudiante está desmotivado en el centro educativo y que haya perdido el interés?Os hablo de un ejemplo cercano: de un niño que en educación primaria tenía ilusión, emoción y ganas de aprender. De un niño que su profesora de clases particulares siempre dice que está muy atento, activo, creativo feliz, y que muestra mucho interés por lo que se enseña.
Entonces, ¿cómo es posible que ese mismo estudiante repita curso en su centro educativo? Pensándolo, se me ocurrió preguntar a mi amiga: “oye, ¿tú has notado que tu hijo se aburra en el colegio y que está más desilusionado que en primaria y que en las clases particulares?” Su respuesta fue rotunda: “Sí, Mel. Mi hijo no va al centro educativo con ganas ni con emoción. En cambio cuando está con la profesora particular le brillan los ojos”.
¿Siempre se echa la culpa a los estudiantes del bajo nivel?
Muchos colegios son reacios a reconocer que aplican metodologías anticuadas y obsoletas en las aulas con los alumnos. Algunos profesores siguen la ley del mínimo esfuerzo y se niegan a comprender, a escuchar y comunicarse con los estudiantes. Se niegan a empatizar con ellos. Si en una academia un alumno comprende todo lo que el docente explica, si se siente motivado, contento, alegre y está dispuesto a adquirir nuevos conocimientos y reforzar los antiguos, creo yo que el problema no lo tiene el estudiante. Pero eso, evidentemente el centro educativo lo va a negar.
Y para ellos es más fácil decirles a los padres que su hijo tiene que repetir curso porque no ha cumplido las expectativas.”Lo mejor para él es repetir curso”. Efectivamente. En vez de cambiar la forma de enseñar, en vez de aplicar metodologías innovadoras en las aulas, en vez de trabajar por proyectos, en vez de educar para la vida, en vez de integrar la gamificación en las clases, es más sencillo eso. Es más sencillo decir que el niño no ha cumplido los objetivos. Pero claro, la culpa no es del todo de ellos.
Un sistema educativo que premia la memorización en vez de el aprendizaje activo
La culpa total es de nuestro “exquisito y “adecuado” sistema educativo. Si no se aprueban los exámenes ni las asignaturas el estudiante no puede avanzar. Estamos hablando de un sistema educativo que premia la memorización en vez de la comprensión y la asimilación. De un sistema educativo rígido e inflexible en el que no hay hueco para la educación emocional, ni para las inteligencias múltiples ni para las habilidades sociales.
Los estudiantes necesitan sentirse motivados, necesitan sentirse emocionados e ilusionados. Y sobre todo ser conscientes de su propio aprendizaje. No me creo que la única manera que tengan de enseñar los profesores sea a través de un libro de texto, la pizarra e impartiendo la lección. De hecho, es que puedo decir casi con certeza que hay muchas más maneras. Y lo sé porque ya hay maestros y docentes que las están aplicando en sus aulas y están resultando ser todo un éxito.
A los centros educativos se va a aprender pero no todos los estudiantes aprenden del mismo modo
Mientras se siga creyendo que los alumnos son simples máquinas sin corazón y que están diseñados para memorizar conceptos y conocimiento, el fracaso escolar se disparará hacia las nubes. Ah, no, que ya tenemos unos de los índices más elevados de Europa. No creo que un estudiante sea menos inteligente por repetir curso. Es más, estoy cien por cien convencida de que cada uno de ellos tiene su talento escondido. Y en las aulas, es tarea de los profesores descubrirlos y sacarlos a la luz. Y por supuesto, en casa es misión de los padres).
Bastantes personas afirman que los alumnos de hoy en día tienen poca autodisciplina. Que a los centros educativos se va aprender y punto pelota. Y sí, en parte estoy de acuerdo. Se va a aprender. Pero no todos los estudiantes aprenden de la misma forma. Y no todas las formas de enseñar son válidas y despiertan el interés en las aulas. Cada vez son más jóvenes que abandonan los estudios. Y en muchas ocasiones las razones son porque tienen la sensación de que no se les valora.
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