En muchas ocasiones, los docentes piensan que es algo difícil y complicado hablar de la motivación e inspiración de los alumnos, pero desde mi punto de vista es algo sencillo y fácil de llevar a cabo. Una de las cosas más importantes que el profesor tiene que hacer en las aulas es ser él mismo y disfrutar de su día a día. Un maestro de corazón y por vocación ya tiene casi todo el terreno preparado para conquistar el corazón de los estudiantes.
¿Cómo se puede fomentar la motivación e inspiración?
1. Actitud positiva nada más entrar por la puerta de la clase
Los estudiantes son esponjas. Y enseguida notan cuando un profesor está amargado por hacer su trabajo o si realmente asiste a las clases porque siente pasión y vocación. La actitud positiva de los docentes se contagiará a los alumnos y estarán más despiertos, atentos y dispuestos a aprender cosas nuevas durante la jornada. Para los que sois profesores: intentad siempre entrar en el colegio con una sonrisa en la cara y con energía positiva. Es algo muy importante para mantener el interés y la motivación del alumnado.
2. Escuchar en todo momento a los estudiantes. Tienen mucho que decir
Mantener una escucha activa en las aulas implica que los alumnos se sientan más valorados por los docentes. Son conscientes de que se preocupan por ellos y de que intentan comprenderlos, y eso para ellos es un detalle muy importante. De esta forma, también se estará fomentando la expresión de emociones y de sentimientos en un ambiente tranquilo, relajado y sin prejuicios. Por lo tanto, no hay que olvidar que la escucha activo es clave para que se de una motivación correcta en las aulas.
3. Sacar siempre el lado bueno de los alumnos y hacérselo saber
Ya sabéis que yo siempre pienso que cada estudiante tiene un talento oculto, y que cuando está en las aulas es tarea del profesor o maestro sacarlo a la luz y darle importancia. No hay que tener miedo a decir a los estudiantes que son buenos en algo, que lo han hecho bien, o recordarles los aspectos positivos que tienen. Algunos profesores no lo tienen en cuenta y piensan que esas cosas deben decírselas los padres a los hijos. Pero en muchas ocasiones, los docentes se convierten en todo un ejemplo a seguir por los estudiantes. Ayudar para que tengan una autoestima equilibrada no es ningún pecado. Ni mucho menos. Además, de nuevo se estará favoreciendo la motivación y las ganas de seguir avanzando.
4. Enseñar cosas útiles para la vida y el día a día
Centrarse únicamente en los contenidos académicos durante toda una hora, para mí es un error. Hay que enseñar a los alumnos herramientas y estrategias para que puedan enfrentarse con éxito a la vida y al día a día. Muchos estudiantes, salen de los centros educativos con una sensación grande de vacío y no saben cómo actuar en determinadas situaciones. Es muy importante que entre familia y escuela se le de más relevancia al concepto de educar para la vida en las aulas. Saber resolver conflictos, cómo hablar en público, trabajar en equipo, aplicar la empatía… muchas de esas cosas no se tienen en cuenta en las aulas y serían muy útiles para los estudiantes.
5. Integrar en las clases el aprendizaje por proyectos
El aprendizaje por proyectos destaca porque los estudiantes son conscientes en todo momento de los descubrimientos, experiencias y conocimientos que van adquiriendo. Son ellos los protagonistas de su propio aprendizaje. Son ellos los que tienen que investigar, buscar información, trabajar en equipo y debatir con los compañeros para conseguir llegar a la propuesta planteada por el docente. Las clases tradicionales desmotivan y desilusionan a los alumnos y eso implica que cada vez tengan menos ganas de aprender y no muestren ningún interés.
6. Plantear preguntas para que los alumnos se cuestionen y reflexionen
Fomentar el pensamiento crítico de los alumnos debería ser uno de los objetivos principales de todos los centros educativos. Hacer que reflexionen, que tengan una opinión sobre un tema, que sean capaces de debatir expresando sus ideas y respetando al mismo tiempo a sus compañeros. La educación no debería formar estudiantes sumisos que no se preocupen por su entorno y que no luchen por causas, sino todo lo contrario.
7. No hay nada de malo salir de las aulas para enseñar
En muchas ocasiones los estudiantes se sienten desmotivados y desilusionados por la rutina: llegar a clase, sentarse en las sillas, sacar los cuadernos y el libro, tomar apuntes… Para enseñar un tema o que los alumnos adquieran conocimientos, no hace falta estar siempre en las aulas. Se puede explicar algo en concreto en el patio del centro educativo, en el salón de actos, en la biblioteca. O también es válido realizar alguna visita práctica alguna empresa que se dedique y desarrolle algo de lo que se está dando en clase para que los alumnos se sientan y sean un poco más activos.
8. Usar el sentido del humor en las clases no es algo absurdo
Hay algunos profesores que piensan que los alumnos no tienen que divertirse en las aulas, que únicamente asistir para adquirir conocimientos. Pero yo creo que el sentido del humor es algo muy útil para que se establezca una comunicación adecuada entre los estudiantes y el docente. Además, también se trata de compartir comentos graciosos y fomentar que reírse y pasárselo bien en clase no debería ser algo prohibido.
9. Involucrarse con los alumnos haciéndoles saber que estás ahí para ayudarles
Algunos estudiantes puede que tengan problemas emocionales o personales, que alguna vez se hayan ofendido por cosas que han dicho los compañeros, o simplemente sienten dudas e inseguridades ante un tema o situación concretas. Los docentes deberían hacer saber a los estudiantes que están ahí para lo que necesitan. De esa manera generan a los alumnos confianza, tranquilidad, seguridad y relajación al ser conscientes de que se les va a escuchar e intentar comprender.
10. Interesarse por las cosas que les gustan a los estudiantes y por cómo son
Hoy en día, muchos estudiantes se quejan de que no sienten una conexión con sus docentes. Bastantes de ellos se siente solos y que son tratados como máquinas sin sentimientos. También dicen que no tienen conversaciones con los profesores y que no se interesan por ellos. Personalmente creo, que hay maestros que no saben lo valioso que es conocer a los alumnos, saber más de ellos, saber las cosas que les gustan, qué les interesan… Y sobre todo, algunos de ellos no prestan atención a cómo son por dentro los estudiantes. No se dan cuenta de las cualidades que tienen y de los talentos que están esperando ser sacados a la luz.
11. Dejarse sorprender por lo que los alumnos tienen que decir es algo maravilloso
Como decía antes, los alumnos tienen muchísimas cosas que decir, opinar y debatir. Dejar libertad para que lo hagan, es una fuente de aprendizaje continuo para los docentes. Muchos estudiantes tienen ideas brillantes, son creativos, imaginativos y originales. Estoy segura que todos los profesores tienen grandes cosas que aprender de los estudiantes. No siempre tiene por qué ser al revés
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