Salir con niños sin gritos ni agobios parece una misión imposible para muchas familias. Para la mía, en ocasiones también. Porque sea psicóloga infantil no quita que sea madre y que mis hijos sean niños tan normales y corrientes como los de cualquier otra familia.
Así que nosotros también nos agobiamos en ocasiones.
Entonces, pensarás … ¿Qué te voy a contar? Pues, que a veces no podremos controlarlo todo. Porque algunos días los niños estarán más alterados de lo normal y tu más nervios@ de lo sueles estar. Si es así, te aconsejo dejar de ir contracorriente. Cuanto más grites peor se comportarán. Cuanto más te agobies peor estarán. Así que a parte de seguir algunos de los tips que aquí te dejo intenta no agobiarte tu porque les agobias a ellos.
Salir con niños sin gritar ¿Qué debo cambiar?
Este artículo trata sobre cómo salir a pasear o ir a un centro comercial con nuestros hijos sin agobiarnos en exceso y sin tener que estar todo el rato gritando y riñendo.
“Cuando vamos a salir a dar un paseo por ahí, todos juntos, con los niños, ¡empiezo a temblar!“
“¿Cómo podemos salir a pasear sin agobios y continuos regaños?. ¿Cómo salir tranquilos sin estar todo el día encima de ellos pero … controlando sus movimientos?“
Estas son algunas de las frases de mamás que se han puesto en contacto conmigo para que dedicara un “post” a hablar de este tema. Cierto, éste es un tema muy interesante.
A todos nos preocupa salir con nuestros niños y que éstos se alejen, no nos obedezcan o te monten la rabieta , …
Es verdad, los niños son imprevisibles, y más los preescolares, que son curiosos por naturaleza, todo les interesa, todo les llama la atención y … ellos también se montan sus propios planes sobre qué hacer o ver cuando salimos a pasear.
Establece los límites antes de salir con niños.
Las normas son necesarias, nos guste o no admitirlo. Ayudan a los niños a estar y sentirse seguros.
Como siempre, lo mejor es prevenir los problemas. Y para ello también será necesario que te apliques unas cuantas normas y límites a tí mism@:
No des nada por hecho ni sabido.
Los niños no son adultos en miniatura, no piensan igual que nosotros y se dejan llevar por los impulsos. Cuando algo les llama la atención van a por ello. Cuando se aburren … la lían.
Tú eres el adulto, intenta no perder la calma y los estribos. Y qué pasa cuando
Tú debes velar por su seguridad, ayúdale a cuidar de sí mismo y a estar alerta.
Si no queremos tener que estar todo el tiempo pendientes de ellos, de lo que hacen, por dónde van, cómo cruzan la calle, … tendremos que empezar por poner normas y hacérselas saber.
Hemos de convertir en un hábito la conducta de permanecer a nuestro lado en lugares públicos hasta que podamos confiar en ellos, es decir hasta que tengan la capacidad de discernir entre lo que puede ser o no peligroso.
La capacidad de ver o distinguir el peligro lo aprenderá de nosotros, por ejemplo, es peligroso cruzar los semáforos en rojo. Si nosotros los cruzamos de vez en cuando… no le estamos enseñando correctamente.
Algunas sugerencias sobre cómo comportarse en lugares públicos.
1. Establecer normas de cómo comportarse cuando vamos a un centro comercial.
Antes de salir de casa, y cuando el niño esté relajado y tranquilo, le explicaremos cómo queremos que se comporten durante la salida. Les podemos decir : “cuando estemos en el centro comercial no quiero que te alejes de mí más allá de dos pasos. Puedes ir solo pero cerca de mí. Sé que puedes hacerlo, confío en tí”.
Muy bien … ya lo has hecho y no funciona. ¿Te vas a rendir? No. Sigue, persiste, los cambios no se dan de un día para el otro.
2. Practicar las normas.
Práctica y práctica, así aprendemos.
Recordar la importancia de elogiar los comportamientos deseados. No demos nada por supuesto.
Cuando nuestro hijo esté comportándose como le hemos pedido, elogiad su buena conducta. Por ejemplo:
” lo has hecho muy bien, gracias por no alejarte de mi“.
“Muy bien, te has quedado a mi lado, te estás portando como un experto comprador quedándote aquí”.
3. Cambiar las normas a medida que vaya creciendo.
A medida que vaya adquiriendo más madurez y nuestro hijo sea capaz de separarse por un momentito de nosotros y volver cuando se lo pidamos, iremos cambiando las normas.
Le explicaremos porqué le estamos dando mayor libertad de movimiento. Sólo por el mero hecho de saber que ha ganado más libertad por obedecernos le ayudará a comprender que seguir las normas tiene su recompensa.
4. Si hay que reprenderles … se les reprende. Uso de la pausa obligada o time-out.
Cuando nuestro hijo, a pesar de haberle explicado lo que esperamos de él y cuáles son las normas, no nos obedece,le reprenderemos sin gritar ni pegar. Utilicemos también la pausa obligada, nos iremos a un rincón y nos quedaremos con él un rato.
5. No dejemos que nos organicen el día.
Muchas ocasiones utilizamos la estrategia de la amenaza para intentar calmar la situación, cuando en realidad lo estamos poniendo todavía peor. Muchos padres hemos caído en el error de amenazar con irnos de tal o cual lugar si no se portan bien … y muy posiblemente eso es lo que andan buscando. Irse de ese lugar dónde no quieren estar. Por tanto, intentemos no usar esta técnica.
Este ejemplo puede aplicarse a otras muchas situaciones, cuando vamos al parque o paseamos por la ciudad, o cuando simplemente volvemos de recogerles del cole.
Sé el ejemplo que tus hijos deseen seguir.
Predicar con el ejemplo, ser constante y coherente en la educación de nuestros hijos es la clave para que nos obedezcan. Nadie dice que sea fácil, pero la constancia y la consistencia de nuestras decisiones son fundamentales. No hay que tirar la toalla. Hay que ser firme e insistir, día tras día. No debemos cambiar de opinión sobre las normas establecidas por muy cansados que estemos.
No siempre va ser fácil. Educar es un camino lleno de imprevistos. Si has tenido un mal día … no te fustigues creyendo que eres una mala madre. Discúlpate con tus hijos y vuelve a empezar.