Ella no se despierta casi nunca, entonces esperaba que tal vez se sienta mal o algo por el estilo. Pero no entró a nuestro cuarto, sino que se fue de largo. Que raro, me fui a ver que pasó y donde estaba. Le encontré en la cocina. Le pregunté “¿Isabela qué pasa mi amor que haces?”. Nada. Le pregunté tres veces y me contestó “Estoy viendo los libros”.
Ahí entendí que estaba dormida. Obviamente no tenemos libros que ver en la cocina. Le cogí de la mano y le acompañé a su cuarto, le acosté y le dije que si necesita algo venga a nuestro cuarto. No me contestó, le insistí tres veces y me dijo “Bueno mami”.
Volví al cuarto y mi esposo enseguida me preguntó si estaba sonámbula. Le conté el incidente y me enteré ese rato que resulta que el también era sonámbulo de niño y resulta también que es hereditario.
Además de lo raro que es verles así, mi primer pensamiento y miedo es que ella se levante y no le escuchemos. Nuestro piso suena duro y nos avisa pero estamos también tan cansados con el recién nacido que si veo posible que no le escuchemos, por ejemplo hay mañanas que ella viene a nuestro cuarto y no nos despertamos sino hasta que llega acá y nos despierta.
Estuve investigando un poco sobre el tema y les cuento lo que encontré:
La mayoría de los sonambulismos ocurren cuando los niños tienen entre 3 y 7 años. A medida que crecen, disminuyen los episodios, muy pocos adultos continúan sonámbulos.
Aproximadamente el 30% de niños son sonámbulos al menos una vez en su vida, pero son muy pocos los que lo hacen frecuentemente. (Así que puede ser que Isabela no lo vuelva a hacer nunca más)
Al día siguiente ellos no se acuerdan nada de lo que hicieron mientras estaban sonámbulos.
Pasa generalmente durante las primeras horas desde que se durmieron, y puede durar desde un par de minutos hasta 20 minutos aproximadamente.
A veces los niños solo se sientan en su cama y a veces se levantan y parecen buscar hacer algo como ir al baño o buscar algo de comer. A veces también buscan salir de la casa. (Esta es mi mayor preocupación).
Pueden tener los ojos abiertos y murmurar, pero no siempre enfocan la vista, o entienden lo que se les dice, o hablan contigo.
Generalmente dejan que los lleven de vuelta a la cama y se vuelven a acostar y continúan durmiendo. Niños más grandes suelen parecer que se despiertan un momento antes de volverse a dormir.
Algunos niños son sonámbulos más si están enfermos y tienen fiebre o se si están sobre cansados o tienen la vejiga llena.
El sonambulismo no significa que el niño tenga problemas emocionales o psicológicos.
¿Qué debemos hacer entonces si nuestros hijos son sonámbulos?
Lo más importante es asegurarse de que estén seguros.
Para esto:
Evitar tener literas.
Bloquear puertas y ventanas, y mover cables eléctricos y cualquier otro objeto peligroso fuera del camino.
Mantener el pisos limpio para que no haya nada por lo que tropezarse. Los niños sonámbulos son torpes y no son conscientes de objetos en su camino.
Si tenemos escaleras, poner puertas de seguridad.
Algunos padres colocan una campana de la puerta del cuarto del niño para avisarles si el niño abre la puerta.
En conclusión, si nos encontramos con nuestros hijos sonámbulos tenemos que guiarlos de vuelta a la cama. Debemos asegurarnos de que duerman lo suficiente y tengan un patrón de sueño regular. Es un tema hereditario y no tiene ninguna connotación negativa. No es indicativo de ningún problema. El principal problema que puede surgir es que ellos se tropiecen o lastimen con algún objeto o salgan de la casa.
#crianzainformada #sonambulismoinfantil #preescolar #rompiendomitos
más info