Hemos tenido buenos días en donde todo encaja, Felipe dormido justo cuando Sebastián necesita de mí y despierto justo cuando termino algo con Isabela. Hemos tenido también días muy difíciles, Felipe llorando cuando Sebastián me necesita, o tener que posponer la actividad con Isabela porque Felipe tiene hambre.
Ha sido una lucha constante de atención dividida y hay días en donde todo encaja y fluye, pero asimismo hay días en donde nada coincide y todos me necesitan al mismo tiempo.
Les voy a compartir cuales han sido las cinco cosas más difíciles para mi en esta etapa de adaptación, que estoy segura que aún no termina.
Sueño
Este tema definitivamente se lleva el primer puesto. Tengo una filosofía en cuanto a este tema del sueño y los bebés.
Creo que hay personas que funcionan mejor sin dormir que otras. Por ejemplo, mi esposo puede dormir tres horas y levantarse al día siguiente y seguir con sus actividades de manera casi igual que si hubiese dormido ocho horas, mismo genio, tal vez un poco más lento de lo normal.
Yo, por otro lado, lo manejo
Entonces por eso es que el tema del sueño es número uno para mí. Hay mamás que funcionan mucho mejor que yo sin sueño y tal vez este tema no les afecte tanto. Hay mamás que pueden apreciar que los bebés no duermen porque son bebés y que son etapas que ya pasarán y tienen toda la paciencia de esperar a que sus bebés duerman por si solos algún día (a veces después de años).
Yo respeto eso, pero para mi no funciona. Yo espero el día en el que el pediatra nos de luz verde para poder hacer “sleep training” con Felipe, eso hemos hecho con sus dos hermanos, un método sin llantos y con acompañamiento pero logrando el descanso que necesita su mamá. Porque resulta que lo más importante siempre es que mamá esté bien, porque si mamá no esta bien, los niños tampoco.
Entonces, si mamá esta bien durmiendo poco y más le costaría el “sleep training”, esa mamá necesita quedarse como está. Pero si mamá no está bien y es un constante mar de lagrimas y todo cambiaría con un poco más de sueño, entonces mamá necesita cambiar. Esa es mi filosofía con todos los temas de maternidad que son polémicos. No hay respuesta correcta, la respuesta correcta siempre es la cual resulte en una mamá tranquila y contenta, sea cual sea.
Entonces por ahora es lo que más me cuesta de la adaptación, la falta de sueño. Seguiremos esperando hasta que podamos trabajar en esto, posiblemente en unos dos meses más, hasta mientras seguro tendré unos cuantos más episodios de llantos en el carro por falta de yogurt.
Culpa
Creo que este tema va ligado mucho a la falta de sueño pero también tiene que ser hormonal. Esta vez me he sentido mucho más sensible que las otras veces, siento que soy una bomba por estallar de sentimientos. Entonces, de la mano, me he ganado un tremendo brote de culpa.
Culpa conmigo misma, si. Pero más que eso me llevo mucha culpa con mis otros dos hijos.
Sebastián me necesita, necesita que le cargue y yo no puedo. Me ha dolido tanto a veces no poder acostarlo en la noche, cuando es algo que siempre hemos hecho los dos. Me ha dolido tanto escucharlo pedir por mí, mamá, una de sus pocas palabras que tiene, cuando no puedo estar ahí para el. El viene con sonrisa en cara para jugar conmigo y no entiende que no puedo moverme y correr cuando tengo un bebé prendido comiendo.
¿Qué hago con Sebastián entonces? Me aseguro que siempre sea yo quien le acueste. Esto implica a veces interrumpir la lactancia de Felipe, entregarlo unos minutos y volver donde el. Siento que aunque Felipe llore, el aún no entiende, pero Sebastián me necesita y el sí entiende. Entonces hago lo posible para coordinar nuestro horario con que Felipe esté dormido a la hora de acostarlo a Sebastián, pero si no se puede, igual lo acuesto, aunque esto implique a veces que Felipe va a llorar o molestarse unos minutos. Cuando Sebastián viene y quiere jugar y yo no me puedo mover, le pido que me traiga libros y leemos, o le enseño sus fotos en mi celular, le encanta verse a el mismo. Intento de la mejor manera de pasar tiempo con el sin descuidar al bebé que me necesita todo el tiempo.
Isabela en cambio siempre ha sido tan callada. Ella parece siempre estar bien, juega sola, esta tranquila y no sabe decir cuando algo le molesta. Entonces ella acumula y acumula sentimientos, hasta que un día explota. Con ella siempre tengo un ojo en la espalda entonces, parece siempre estar bien pero ella se me pierde sin darme cuenta y después es más difícil ayudarla.
Con Isabela tengo que estar siempre pendiente. Preguntarle mucho y hablar con ella todos los días. Jugamos con muñecos y es ahí donde ella suele reflejar sus sentimientos, siempre a través del juego representativo. Estoy pendiente siempre y le incluyo también en todo lo que pueda.
Intento disminuir los problemas que me hacen sentir culpa. Pero esto no quiere decir que no la sienta igual, bastante. Se que va a ir pasando con el tiempo y mientras mejor aprenda a manejar a los tres a la vez.
Limitación de actividades
Este punto tiene que ver mucho con el hecho de que tuve una cesárea, estoy consciente de esto. Tengo tantas ganas de hacer mil cosas, soy una persona muy activa y siempre ando de lado a lado.
Con el Sebastián después de mi cesárea resumí con mi vida normal y fue demasiado, se me infecto la herida y ha sido la peor recuperación y dolor que he sentido. Por eso esta vez fui muy cuidadosa en no excederme en mis actividades y darle tiempo a mi cuerpo a sanar.
Consecuencia de esto, me cuesta mucho tener tantos límites a mis actividades. Cosas sencillas como salir a dar vueltas en el jardín con los dos mayores, me cuestan mucho aún. Soy prudente de escuchar a mi cuerpo y si me duele enseguida bajo el ritmo. He tenido mucho cuidado esta vez, pero me ha costado mucho estar tan quieta. Ha sido muy difícil reducir nuestro ritmo y espero poco a poco ir recuperando nuestras actividades. Un mes después aún no me siento al 100%, me duele todavía cuando camino mucho o cuando hago muchas cosas y esto ha sido definitivamente un factor muy influyente en nuestra adaptación.
Tiempo de pareja
Este siempre ha sido un tema importante en la adaptación a los nuevos bebés. Vivimos lejos entonces mi esposo sale temprano y vuelve en la noche y no nos vemos durante el día para el almuerzo como en otras familias. Esto quiere decir que nuestro tiempo juntos del día a día se reduce a las pocas horas en la noche que tenemos. En estas horas generalmente comemos, vemos alguna serie o película y conversamos.
Sonará banal, pero este tiempo es muy importante para los dos. Con bebé nuevo en casa quiere decir que este tiempo que teníamos antes los dos solos es ahora compartido con el bebé, ya que esa justamente es la hora en donde le bañamos doy de comer y acostamos. Si intentamos ver algo en la televisión generalmente me duermo y ya no hay tanto tiempo para conversar o comer. Me cuesta mucho el no tener este tiempo con mi esposo y le extraño mucho y siempre es un factor muy difícil para mi en la adaptación a un hijo nuevo.
Con experiencia puedo decir que esto pasa, con el tiempo pasará y volveremos a tener este tiempo juntos solo para los dos. Sabiendo eso tengo paciencia. También intento por ejemplo aprovechar más los fines de semana para conversar un poco más. Incluso una llamada de cinco minutos durante el día ayuda, o mensajes de texto igual durante el día. Pero esto creo que es de esas cosas que solamente hay que tener paciencia, creo que es normal que pase esto en las parejas.
Tiempo conmigo misma
Esto va más allá del “no tengo tiempo para bañarme” o “no tengo tiempo para maquillarme”. Porque eso sí sentí con Isabela y Sebastián, pero esta vez el tiempo conmigo misma tiene otra connotación.
Es porque nunca estoy sola. Siempre tengo al menos un niño conmigo encima. No tengo tiempo de sentir. No tengo tiempo de pensar. No tengo tiempo de llorar. He querido tantas veces poner en orden mis pensamientos y sentimientos y no puedo. Pensaba el otro día que me siento mal y tengo ganar de llorar y no tengo tiempo. Porque no lo puedo hacer al frente de Isabela y Sebastian y en la noche estoy tan cansada que prefiero dormir.
Pero esto no esta bien. Es importante sentir, pensar y llorar. Es importante digerir nuestros sentimientos en esta etapa en donde estamos plagadas de hormonas y tantos tantos sentimientos y pensamientos. Entonces le pido mucho a mi esposo a ver a todos mientras me baño y me tomo tan solo cinco minutos para mi. No por bañarme y maquillarme, sino para poder pensar, sentir y llorar.
En fin, estos son los cinco factores que me han costado más de acoplarme a mi vida con tres hijos, lo que me ha costado más de agregar un hijo más a la familia.
Lo que me gusta mucho de esta lista es ver que todos los puntos son temas temporales, aunque a veces no parezcan. Esto lo sé por experiencia, entonces, hoy por hoy un mes después de dar a luz estos son los puntos que más me cuestan, pero solamente queda por ahora darle tiempo al tiempo y confiar que todo pasará.