La semana pasada nos fuimos a lo más obvio, a lo que no podíamos dejar pasar, al triángulo de la cultura.
Hoy seguimos recorriendo las calles y las plazas, seguimos paseando y descubriendo rincones.
De algunos ya os he hablado anteriormente pero siempre merece la pena recordarlos y traerlos de nuevo a esta peculiar guía de viaje que nos estamos marcando…
¿Empezamos?
Podríamos seguir hablando de museos y sería verdad su calidad, su valor, su interés, la curiosidad que pueden despertar en nuestros peques.
Podríamos regresar a las salas del Museo Geominero para sorprendernos con el paso del tiempo y lo poco que llevamos nosotros en este planeta para el daño que le estamos haciendo… aunque esto último, es de mi cosecha.
Podríamos volver a recorrer el Museo de Ciencias Naturales, muy complementario al Geominero, sin duda.
O descubrirnos el Museo Arqueológico o el Museo de América o la Casa Museo de Lope de Vega que fue todo un descubrimiento y siempre merece la pena volver a subir sus estrechas escaleras.
Mejor hoy vamos a buscar otro alimento no tanto para el espíritu.
Estando en Madrid el bocadillo de calamares es un clásico que debe comerse en la Plaza Mayor, como mandan los cánones. En Navidad es innegable que así debe ser y ya os lo he comentado enalguna ocasión, pero si no venís a la ciudad en Navidad no dejéis de hacerlo, con una cervecita bien fría los adultos y un refresco los pequeños, es uno de esos pequeños manjares extraños, no es ni el mejor bocadillo, ni quizás los mejores calamares y puede que tampoco sea el mejor precio… pero, es lo que tienen las tradiciones que no saben de estas cosas.
Dejamos el bocadillo y pasamos a una ración de patatas bravas que obviamente tienen denominación de origen también madrileña que en general están bien buenas, eso es así y después otra de boquerones en vinagre con patatas fritas (de las de bolsa), una mezcla perfecta y típicamente madrileña.
Venir a Madrid y no probar el cocido es un pecado mortal, si puede ser en alguna de las tabernas típicas del foro o en establecimientos de toda la vida como Casa Lhardy aún mejor y si preferís andar de raciones, los “Soldaditos de Pavía” de Casa Labra son también un punto y aparte, una delicia incluso para los que no seáis muy amantes del bacalao.
Desde hace algunos meses Madrid se llena de ferias y citas desde el Mercado de Productores hasta el Mercado deMotores, merece mucho la pena recorrer sin duda las instalaciones del Museo del Ferrocarril cuando coincide este peculiar mercado o las de Matadero cuando es el primero que os mencionaba.
Además, en el Matadero tenéis la Casa del Lector y es un sitio perfecto para pasar una mañana con los niños entre libros, en alguno de sus talleres o sus actividades.
Además para ir al Matadero podéis aprovechar y recorrer caminando al menos una parte de la ribera del Manzanares, lo que se ha bautizado como Madrid Río, que nos ha costado un pastizal a los madrileños que tendremos que pagar durante años pero que oye, ha quedado la mar de chulo y ya que está, hay que aprovecharlo y disfrutarlo con los niños.
No me olvido que estamos en Madrid con niños, así que las barcas de la Casa de Campo y el Parque de atracciones o el Zoo, ambos también en la Casa de Campo son dos destinos de esos que no os podéis perder si queréis verles disfrutar y si tenéis tiempo no olvidéis que también está Faunia y el Parque Warner para disfrutar con grandes aventuras y emociones y para momentos más tranquilos, siempre un recorrido por el Parque del Retiro es un destino maravilloso para desconectar del bullicio y las prisas de la ciudad