HOY SE HA PORTADO REGULAR.
HA ESTADO LANZANDO JUGUETES A
LOS NIÑOS MÁS PEQUEÑOS.
No le dí mucha importancia, pero hace dos semanas he vuelto a recibir de nuevo una llamada de atención en la agenda diaria.
HOY HA ESTADO PEGANDO A
LOS NIÑOS MÁS PEQUEÑOS.
Cuando le recogí en la guardería solamente decía la frase “PEGAR NO, PEGAR NO”. Pero ¿que es lo que se debe hacer ante esto? ¿Cómo debe reaccionar el adulto ante estas situaciones?
Los profesionales en educación y psicólogos coinciden en 5 puntos fundamentales que los adultos solemos hacer ante estos casos:
“SON COSAS DE NIÑOS”
Es la típica frase de un adulto cuando ve que su hijo ha pegado. Los especialistas dicen que es muy normal que los niños peguen cuando son muy pequeños porque están empezando a relacionarse con el mundo exterior y no saben de que forma tienen que expresar ese cúmulo de sentimientos. Algunas veces lo hacen como una forma de llamar la atención, otras para conseguir algo y en ocasiones es la forma de mostrar que están enfadados.
Hay psicólogos que defienden el hecho de que los niños actúen por si solos sin la intervención de un adulto para que aprendan a resolver por si solos sus conflictos. Otros en cambio censuran esta actitud y afirman que si un niño en la guardería muerde a otro y nadie reprime esta acción, el niño acabará creyendo que esto es normal y la forma de conseguir lo que quiere será a base de violencia.
2. LOS NIÑOS COPIAN MODELOS DE CONDUCTA
Los niños menores de 6 años no conocen en su mayoría el significado de las expresiones y situaciones que se le presentan. Los términos del bien y el mal lo será definido por sus padres y tutores y eso es lo que marcará posteriormente el tipo de conducta en el niño.
Los niños actúan mediante impulsos y el adulto es el que debe frenar las conductas que están mal.
Por tanto, si un niño por debajo de los 6 años es agresivo, tendrá mucho que ver con situaciones de la vida cotidiana o patrones de conducta que copia de los adultos y otros niños más mayores. Asimismo, el menor reacciona ante estímulos, en parte, de manera instintiva, en parte, copiando igualmente la manera de reaccionar que ve en su entorno.
En mi caso por ejemplo, cuando el pequeño está con sus hermanas les tira del pelo e intenta ser el centro de atención de la casa. Busca su sitio y se hace notar de esta forma. Pero es cierto que ya es consciente de lo que está haciendo y no podemos obviar su conducta porque es una forma de que su posición sea más fuerte ante sus hermanas.
3. DARLE SU “PROPIA MEDICINA”
Muchas veces he oido decir “haz lo mismo que hace el niño y así se da cuenta de que el pegar hace daño”.
Pero realmente ¿Esto es efectivo? ¿Un niño se dará cuenta de que nosotros estamos reproduciendo una conducta negativa para reprimir una acción mala que ha llevado a cabo?
No se hasta que punto esto puede funcionar, y aunque esta teoría es defendida por algunos psicólogos y terapeutas estamos enseñando al niño a castigarlo con la misma conducta que él está reproduciendo de cara a los otros niños.
4. EL CASTIGO.
El castigo es un arma de doble filo. En niños muy pequeños esto no suele funcionar ya que los niños no entienden este término. Este es un factor muy socorrido por la mayoría de padres pero no sabemos si las consecuencias de esto son positivas.
Si al niño se le castiga en un sitio público y el castigo consiste en llevarnoslo a casa ¿Cómo hacemos si tenemos más de un hijo? Ya que implicitamente estamos castigando al hermano que no ha hecho nada. Si pega a otro niño y la reacción ha sido como respuesta ante la agresión del otro niño ¿que hacemos?¿Reprimimos al otro niño, al nuestro, a ninguno de los dos…?
Demasiadas preguntas sin respuesta ante la decisión de ponerle un castigo por su mala conducta.
5. REFUERZO POSITIVO
Poner emociones a sus actos, darle palabras a lo que ha hecho. Los niños no suelen empezar a jugar juntos hasta los tres años, momento en el que empiezan a conocer el mundo de las emociones y empiezan a ser algo más racionales y por tanto pueden exteriorizar con palabras lo que sienten (Un libro muy recomendable es “El emocionario” de la Editorial Palabras Aladas.
Hasta ese momento pueden empujar, pegar o morder, simplemente porque no saben expresar su enfado de otro modo. Pero a esta edad ya pueden poner palabras a lo que sienten. Con eso y mucha paciencia aprenderán a canalizar sus emociones con el tiempo.
Por lo tanto:
Los expertos nos aconsejan no responder también con violencia, aunque en la práctica esto no resulte fácil. Nunca estimular al niño a que pegue si le pegan.
Cuando un niño pega a otros hay que hacerle entender que debe respetar a los demñas.
Hay que educar a un niño con valores éticos para que aprenda a pedir disculpas y mostrarle además que existen otras alternativas para conseguir lo que quiere, pero nunca con agresividad.
Con un niño violento, debemos eliminar todos los aspectos positivos de este acto.
En niños a partir de 3 años si la actitud persiste se puede pedir ayuda a un especialista.
La entrada Y SI ES MI HIJO EL QUE PEGA…5 PUNTOS A TENER EN CUENTA aparece primero en Trucosdemamás.