A continuación estaremos haciendo referencia de que la buena comunicación con los hijos es fundamental. La base de una buena relación entre padre e hijo es la comunicación. Los niños se desarrollan rápidamente y sufren muchos cambios, algunos de ellos sin entenderlos, y los padres debemos ser capaces de argumentar cualquier duda que tengan nuestros hijos.
Pero dentro de esta interacción padre-hijo, no sólo es importante que nuestros pequeños se expresen libre y claramente, si no que nosotros sepamos escucharles y comprenderles. Conocer qué les pasa, sus sentimientos, inquietudes y dudas nos ayudará a entender ciertos comportamientos y actitudes que nos sorprenden o nos extrañan de nuestros hijos. Esta es la base fundamental de la buena comunicación con los hijos.
Para ello, cuando estemos manteniendo una conversación con nuestro pequeño debemos dejar un espacio para escucharle. Mostrarle nuestra atención reforzará su autoestima y su confianza hacia nosotros y alentará la buena comunicación con los hijos, además de hacerle sentir que nos importa.
A veces, puede que nuestro hijo quiera comunicarnos algo, pero por algún motivo no nos lo expresa directamente. Observa su comportamiento y si notas algo extraño, como que rompe algún juguete o no quiere comer, quizá sea el momento de preguntarle si quiere decirte algo.
Sin embargo, para los niños no siempre es fácil expresar sus sentimientos, sobre todo si se trata de un problema, por lo que tendremos que darles un "empujoncito". Podemos preguntarle directamente que le sucede, o también contarle la historia de un niño al que le ocurre algo similar, y quizá así comience a expresarse. Aunque a veces lo mejor es sentarse a su lado, abrazarle y esperar a que quiera compartir lo que le pasa con nosotros. Si el niño no quiere hablar, debemos respetarle y dejar que nos lo cuente más tarde, cuando él quiera.
Otra razón importante para escuchar a nuestros hijos es que nos ayudará a conocer qué saben nuestros hijos. Si, por ejemplo, el niño nos pregunta qué es la muerte, antes de contestarle, es preciso que le preguntemos qué sabe él acerca de ese tema, y así sabremos en que línea dar nuestra explicación, para evitar confusiones o información de más.
Y, por último, recordad que no debemos juzgarle ni reprocharle nada, ya que este rechazo provocará inseguridad en el niño, y no querrá volver a contarnos nada ni a expresar sus sentimientos ante nosotros.
Encuentra un momento al día para pasarlo con tu hijo y escuchar lo que quiere contarte. ¡Seguro que merece la pena!
¿Escucháis lo suficiente a vuestros hijos?
Foto: ferdy001/flickr