No estaba nerviosa, ya había pasado por una y el saber a qué me enfrentaba me hacía llevar todo el proceso con pasmosa tranquilidad.
Coincidía con el día de mi santo, recuerdo que mi marido me esperaba en la habitación con una rosa en la mano.
No tenía molestias apenas, estaba en paz, yo ya había hecho todo lo que estaba en mi mano, era turno de la Ciencia.
Quien me iba a decir a mí que mi hija, a la que ahora miro y beso con dulzura , empezaba a vivir fuera de mi!
Estos días son muy emocionantes para mí, pienso celebrar por todo lo alto ese comienzo de vida de mi pequeña.