Todos llegamos a alguna situación que nos hace estallar y luego nos sentimos los peores padres del mundo, por ello, vamos a intentar no llegar a perder los nervios y canalizar la energía negativa antes.
Esto suele ocurrir cuando nos sentimos cansados, estresados… cuando esto sucede comenzamos a darle vueltas a la cabeza y a pensar que siempre estamos igual, que tenemos un comportamiento que no nos agrada y así es como poco a poco nos vamos quemando hasta que explotamos.
Por qué no debemos llegar a este punto con nuestros hijos
La mayoría de madres y padres explotan con sus hijos porque están cansados, estresados, porque creen que les toman el pelo y sobre todo, porque creen que es efectivo, que es la única manera de llamarles la atención y que les hagan caso.
En ocasiones, pensamos que educar es sinónimo de dar gritos, es lo normal, es normal oír a madres y padres alzando la voz, es sinónimo de lo estoy haciendo bien, estoy educando, está mejor visto esto que ponerte a su altura y hablarle de forma cordial, porque te llevas la típica frase de “así lo que conseguirás es que se te suba a la chepa”.
Muchas familias han cambiado su método de educar y criar, ya no usan los premios, los castigos, los chantajes, los gritos… y esto es beneficioso para toda la familia, en especial para los niños.
Comparto contigo este podcast dónde explico por qué no gritar a los niños.
14 Consejos para dejar de gritar a tus hijos
Lo primero ser conscientes del problema, pero si estás aquí es porque ya lo eres.
Pon una fecha límite para dejar de gritar, lo mejor que podemos hacer para ser conscientes del cambio.
Respira, controla la situación con la respiración, antes del grito, para, respira date un momento para separarte de la situación, apóyate en la relajación, porque tendrás los músculos más tensos, las hormonas y los neurotransmisores inundarán tu cuerpo, te costará calmarte.
Habla con ellos y dile tu propósito, chicos a partid de ahora voy a hacer todo lo posible por no gritar, decirlo te compromete y si en algún momento te lo saltas pide perdón, no te culpes y sigue.
Controla tus emociones, no puedes pedir a un niño que se controle, cuando tu no eres capaz de hacerlo, recuerda el adulto eres tú, tú debes llevar el control de la situación, no un niño, si tu no eres capaz como adulto, como lo va a hacer un niño que aun es más visceral que tú. Debes autorregular tus emociones.
No es cuestión de ser perfectos, es cuestión de mejorar las situaciones.
Sé tolerante, los niños son niños y tienen su carácter y personalidad, a veces tenemos unas perspectivas puestas en nuestros hijos y nosotros mismos nos frustramos, porque no sale como queríamos.
Conecta con ellos todo el tiempo que puedas, involúcrate en lo que hacen, muestra interés. Si ves que están jugando y tienes que avisarles para cenar, acércate diles que sabes que se lo están pasando genial, incluso pregunta a qué juegan y si te dejarán jugar la próxima vez, muestra interés por lo que hacen y ellos mostrarán interés por lo que haces, se involucrarán contigo.
Dales la importancia verdadera a las cosas, no te agobies por cosas que no son importantes, a veces los padres somos unos tremendistas.
Reconoce o aprende a ver qué necesitan en cada momento, tanto en la vida diaria como en cada etapa o momento en el que se encuentran, será más fácil ayudarle o darles lo que necesitan en cada momento.
Reconócete, piensa, reflexiona cuándo y por qué han sido las últimas veces que has gritado, así te darás cuenta también donde está tu límite o que es lo que te molesta para llegar hacerlo, incluso ten presente tu estado de ánimo, día y hora, asuntos pendientes, vamos el nivel de estrés que tengas. Para cambiar situaciones debemos reconocerlas, igual que contigo mismo, vamos a reconocernos que nos ocurre y luego pondremos solución. Detalla situaciones en las que solemos gritar, nos conoceremos mejor.
Voluntad, querer hacerlo, si solo lo dices, pero no intentas cambiar tus patrones o conductas no vamos a llegar a ningún sitio.
Infórmate, necesitas diferentes conocimientos, herramientas, técnicas, para llevar este cambio a tu hogar.
Práctica y amor, es la parte más importante, se resume todo en esto, se debe practicar, no se aprende de un día para otro a cambiar situaciones o incluso de comportamiento, y hay que querer de verdad.
Casi todo se basa en el control y si lo piensas bien, en nuestros momentos más tranquilos somos capaces de manejar cualquier problema que surge en la crianza.
En este podcast hablo sobre qué hacer para no perder los nervios y explotar con tus hijos.
Tu hijo no es el enemigo, eres tú mismo, tu ira. Controlar tu ira es madurar.
Nuestros hijos necesitan que estemos ahí, cuando vayas a explotar recuerda, amor incondicional es la clave.
¿Tienes algún consejo más o algún truco para ayudar a más familias? Si es así, te invito a que lo compartas con nosotros.
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Este artículo es un contenido original del Blog de Viviendo Montessori