Tener algunas pautas de disciplina en casa nos ayudará a mantener una buena relación con nuestros hijos y los ayudará a vivir mejor siendo consecuentes en su vida.
Establece algunas reglas, explicarlas clara y serenamente. Estas deben ser concretas; por ejemplo: "debes permanecer sentado a la hora de la comida porque se puede caer al suelo".
Elogia las buenas acciones.
Corrige con amor. Evita los sermones, reproches y amenazas a la hora de reprender.
La sanción no debe responder a nuestro estado de ánimo.
Cumple con las reglas pactadas.
Dile "lo que puede hacer" en vez de lo que "no puede hacer"; ejemplo: "levanta tus juguetes" en vez de "no tires tus juguetes".
Dale la posibilidad de elegir opciones razonables. Estas deben ser limitadas.
Exponle las consecuencias de sus actos. Cada acción tiene una consecuencia que el niño debe aprender.
Recuerda: La disciplina es educación, es algo que se aprende con el ejemplo y no debe ser impuesta.
"La moral que es forzada sutil o grotescamente, conforma un obstáculo para la moral autónoma que es la formadora de los ideales autónomos. Cuando la educación parte de enseñarle al niño que renunciando a algo determinado, finalmente se obtendrá un beneficio mayor, desvirtúa esta innata facultad de altruismo". Henning Köhler
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