Si pensabas que la piel y el cabello se iban a ir de rositas en este periodo, estás muy equivocada, porque son otros de los grande perjudicados.
Piel: La disminución de los estrógenos afecta directamente a la formación del colágeno, imprescindible para proporcionar a la piel elasticidad y firmeza. Si no se ayuda a la piel en estos años, se hace más fina, se deshidrata y aumentan las arrugas. Pero no le vamos a echar toda la culpa al climatario. El estado de la piel en este punto también va a depender de múltiples factores como el cuidado previo (siempre que hay que hidratar la piel y a partir de los 25-30 años comenzar con las cremas antiarrugas), factores externos como la alimentación, el sol, el alcohol y el tabaco, y a la genética. Ante este panorama lo que debemos hacer es intensificar nuestros cuidados faciales, prestando especial atención a la hidratación. Actualmente existen multitud de productos (mascarillas, serum, cremas de día y de noche...) y de multitud de marcas (y precios) que ayudan a mantener la piel más tersa. Es posible que ya no te valga tu hidratante de toda la vida y tengas que dar un paso más y saltar a otra línea más propia para viejunas. Pues si hay que darlo, se da. Todo será por mantener un aspecto más saludable.
Cabello: Y ¿qué pasa con el cabello? Pues que los cambios hormonales también afectan al pelo. Por una parte, hay una pérdida en la cantidad de cabello (el de la cabeza) y en algunos casos, ojo solo en algunos, el pelo nace y crece más despacio y delgado dando lugar a un cierto grado de alopecia. Por otra, la disminución de hormonas femeninas provoca la aparición de vello (esos pelos tipo bruja) en el labio superior, patillas y mentón. Pero no todo es malo, en este periodo disminuye el vello púbico y el vello axilar. Igualmente, en este punto tiene que mucho que ver aspectos como la genética o el cuidado del cabello a lo largo de toda la vida. Entonces, ¿cómo debemos cuidar el cabello en este momento? Una vez más, el sentido común es nuestro mejor aliado. Cuida tu alimentación, bebe agua y mantén a raya la higiene y el cuidado del cabello. Huye de los productos con parabenos; no abuses de los tintes abrasivos, planchas y secadores. Busca un champú adecuado y de nuevo, compleméntalo con los productos que te ofrece el mercado ( mascarillas, serum, queratina...) Ahora en verano, protégelo del sol, el cloro y la sal.
Para los pelos de más, debes hacerte con unas buenas pinzas y espejo de aumento y con un tironcito, adiós pelo brujil. Si la cosas es grave o persistente y te puede agobiar, valora la depilación con láser.
Así escrito parece mucho, pero en la práctica tampoco es tanto.
¡¡¡FELIZ LUNES!!