Esta frase no es extraña para aquellos padres que practicamos el colecho. En el post de hoy os voy a explicar un poco nuestra experiencia: con la HermanaMayor (ya más que pasada) y con el HermanoMenor (en pleno proceso).
Diferentes alternativas de colecho :P
Os puedo decir, basándome en nuestra propia experiencia, que la afirmación con la que empiezo el post no es cierta; practicamos el colecho con nuestra hija mayor (4 años) y ahora mismo, mientras escribo, duerme plácidamente en su habitación, en su cama, sola, y todo ello sin crisis ni traumas de por medio.
El otro día aparecía un artículo escrito (este) en el que explicaba por qué era mejor no hacer colecho y se armó un poco de revuelo en las redes sociales, al que me sumo yo con este post. Una de las razones que más llamaba la atención de ese artículo es que precisamente hay multitud de beneficios demostrados (tenéis ejemplos aquí) y hasta la UNICEF lo recomienda.
En casa siempre lo hemos practicado. Desde el primer día que somos padres. Y estamos vivos… cansados pero vivos. Al final, lo que importa realmente es que todos podamos descansar, y si para ello tenemos que dormir juntos, pues dormiremos juntos ¿Qué conseguimos dejando llorar a nuestro pequeño o forzándolo a que se tiene que quedar en su cama si no se siente seguro o necesita tener cerca a sus padres? Básicamente que él pasa un mal rato y que no descansa… ni nosotros.
¿Nos gusta practicar el colecho? No nos molesta, aunque es innegable que el hecho de que cada uno duerma en su cama es más cómodo. Cuando el HermanoMenor está con nosotros el que duerme a pierna suelta es él. Nosotros nos
Así pues, aquellos que tengáis dudas en practicar el colecho no os preocupeis, que no pasa nada. Lo hemos vivido y sí que se pueden sacar de la cama!
P.D.: Ah, y no es para tanto lo que he comentado antes; si el pequeño no se despierta mientras está con nosotros no dormimos tan mal :P