Estos días me topé con este artículo al respecto. Me encantó encontrarlo justo en el momento en que estaba empezando a bajar la guardia. Y es que estoy cansada de ser una madre distraída, que no puede esperar cuando suena el tono del correo ni evitar mirar Instagram delante de mi bebé. Así que nos hemos puestos serios mi chico y yo: nada de smartphone delante de Ollie. Usar el teléfono como eso, teléfono, sí. Llamadas necesarias, algo en Google Maps…un uso puntual. Y no es fácil cortar de raiz con algo a lo que estamos tan habituados. .
Así que sin enrrollarme más, os cuento lo que estamos haciendo nosotros para acabar con esta mala costumbre
1. Poner horarios
Hemos fijado un horario para usar el móvil como ocio. No sé vosotras, pero yo entre unas cosas y otras pierdo muchísimo tiempo con el teléfono. Y al final, el poco tiempo que tardaría en contestar correos y publicar en las redes sociales, se multiplica y acaba siendo mucho más de lo que debería. Así que hemos establecido que, una vez que Ollie se duerme por la noche, tenemos 30 minutos para hacer todo lo social. Y sinceramente, cuando te cronometras, hasta media hora te parece demasiado.
2. Dejar el móvil en un sitio concreto
Si tu móvil va de habitación en habitación contigo, ¿cómo no vas a mirarlo un segundín? ¿Y la hora? ¿Me habrán contestado ya ese Whatsapp? ¿Y cuántos likes tiene mi última publicación? Así que hemos decidido dejar el teléfono en la entrada de nuestra casa, junto a las llaves. Al final, si de verdad necesitas usarlo y tienes que desplazarte hasta ahí, lo harás. Si es para algo intrascendente, probablemente no te molestes en darte el paseo. Parece un consejo tonto, pero nos está funcionando más de lo que imaginábamos.
3. Apagar las notificaciones
¿Sabes por qué las notificaciones de las App son en rojo? Cuando me enteré de que el mecanismo que usan los desarrolladores de Apps para llamar nuestra atención es el mismo que se activa en los ludópatas, se me pusieron los pelos de punta. Y es que no quiero que me manipulen tan descaradamente, y que eso afecte a mi bienestar y el de mi familia. Así que llevo mucho tiempo con las notificaciones desactivadas, así que sólo veo los mensajes cuando entro en la App. De esta forma, cuando miro el móvil con algún propósito, no me mata la curiosidad de ver qué son todos esos mensajillos esperándome.
4. Avisar a los allegados
Probablemente la gente se preocupe si dejas de responder mensajes de un día para otro sin avisar. Sobre todo si eres de esas personas que contestan (o contestaban, hasta que te has propuesto el cambio ) rápidamente. Yo he avisado a la gente con la que más me comunico de que tardaré bastante en contestar. Si necesitan algo urgente o respuesta inmediata, pueden llamarme. Tampoco pasa nada por hacer una llamada de vez en cuando, ¿no?
5. Comprarse un reloj
¿Cuántas veces al día miras el móvil para saber qué hora es? ¿Y cuántas de esas veces aprovechas para echar un vistacillo rápido a Facebook o similar? Y otra pregunta importante, ¿cuántas de esas veces tienes que volver a comprobar qué hora era porque te has distraido? A mi me pasaba muchísimo. Y la solución es bastante fácil: comprarse un reloj. ¡O ponerse uno, si lo tienes! Fijaos que es un consejo absurdo, pero nadie sabe mejor que yo cuánto tiempo me ahorra hacer un pequeño movimiento de muñeca.
6. Establecer momentos ”prohibidos”
Y es que hay momentos donde un teléfono no pinta nada, aunque a día de hoy estén hasta en la sopa (literalmente). ¿De verdad necesitas el teléfono mientras cenas? ¿Y en el baño? Nosotros hemos establecido que, aunque Ollie no esté, el móvil no se usa durante las comidas ni en la cama. Y mientras os cuento esto me pregunto cómo hemos llegado a pensar que usar el móvil en la habitación, con tu pareja al lado, es algo normal. ¿No se nos está yendo un poco de las manos?
7. Buscar un sustituto
Muchas veces digo que no tengo tiempo para leer todo lo que gustaría. ¡Cuánto estoy leyendo desde que estamos aplicando este ”método”! Así que siempre tengo un libro interesante a mano. Si leer no es lo tuyo, ¿qué tal un sudoku o un cuaderno y lápices de colores? Os sorprenderá todos los ratos libres que empezáis a tener, aunque sean muy breves. Poquito a poquito vas ganando tiempo y sintiéndote más vivo.
8. Recordárselo a tu pareja
Si has decidio hacer esto en pareja, probablemente te sea más fácil. También sirve acordarlo con un amigo o familiar. El caso es tener a alguien con quien ganar fuerza y que te sirva de coraje. Muchas veces te verás recordándole a la persona que escoja que ese no es momento de mirar el móvil. Otras veces serás tú quien sucumbas. Pero bueno, errar es de humanos y con apoyo las cosas son más fáciles.
Espero que estas sugerencias os sirvan como a mi. Si eres madre y pasas una gran parte del día sola con tu/s hij@/s, dejar el móvil se hace aún más díficil. Yo le digo a mi chico que es como mi ventana al mundo exterior. Y es que mi vida transcurre con mi bebé en solitario la mayor parte del tiempo. Y a veces necesitamos conectar con otros adultos, aunque sea a través de las redes.
¿Y tú, qué relación tienes con tu móvil? ¿Algún otro consejo para despegarse un poco?