Cuando estaba embarazada, soñaba muy a menudo que daba de mamar a mi bebé. Sentía un amor y una ternura al despertarme que me hacían desear más y más conocerle y darle amor a través de mi pecho. Me informé bien, desmentí muchos mitos como que la lactancia duele y me preparé para disfrutarla de forma prolongada.
Sin embargo, dar el pecho no está siendo tan fácil como esperaba. No hemos tenido problemas de agarre, grietas ni succión. Pero sí dificultades que no son tan conocidas y sobre las que cuesta encontrar información. A día de hoy, estamos atravesando una pequeña crisis que me agota y me hace replantearme muchas cosas. Así que comparto con vosotras los detalles de nuestra lactancia. Ojalá os sirva encontrar esta información
Primeros días – La postura adecuada
El inicio de nuestra lactancia fue bastante intuitivo y sin altibajos. El único problema era que por la noche me tenía que incorporar para dar el pecho cada vez que Ollie se despetaba porque no conseguía darle de mamar tumbada. Además, él también tenía reflujo y tumbado no expulsaba los gases. Así, me ponía un montón de cojines detrás de la espalda y sujetándome los codos. Y entre una cosa y otra, me acababa desvelando y pensando que no era normal estar tan incómoda.
Aunque nos hayan dicho que dar el pecho dueley que también es lógico estar incómoda y que te moleste la espalda, no es verdad. Así que esas noches en vela me las pasé pensando y analizando la situación. Y encontré mi salvación y la de muchas mujeres: la posición biológica. Y qué lógica (valga la redundancia) tiene. Porque la naturaleza es sabia. ¿De verdad algo tan importante para la supervivencia iba a ser tan complicado? Si no has oído hablar de esta postura, tranquila. Puedes ver este video donde explica muy bien todo.
Usamos esa postura desde los 10 días de vida de mi bebé hasta los 3 meses y medio. Y doy gracias por las horas y horas de relax, de sofá y de comodidad. ¡Como debe ser!
¿Qué diría la mamá cerda de los problemas de lactancia de los humanos?
Tercer al cuarto mes – Reflejo de eyección muy fuerte
Como os contaba aquí, tengo un reflejo de eyección muy fuerte y no, no es algo positivo. Hasta que me di cuenta de lo que pasaba, las tomas eran un infierno: Ollie lloraba a los pocos minutos de comenzar a succionar, se ponía nervioso, se apartaba del pecho…Y yo no sabía qué pasaba. Me sentía super frustrada. Ya nunca se dormía tomando el pecho. Se enfadaba mucho y estuve barajando consultar a una asesora de lactancia.
A veces pienso que quizá la producción es tanta porque en principio estaba embarazada de gemelos. Un día se me ocurrió que tanta leche podría estar agobiándole. Y efectivamente: cuando notaba la bajada fuerte le empecé a apartar, y cubrirme con una toalla. Después le reenganchaba y todos tan contentos. Eso sí, hasta que conseguí darme cuenta y poner solución, fueron unos días muy, muy largos.
Por las noches, tragaba tanta leche que no conseguía dormirse de nuevo porque tenía el estómago muy lleno. Me ayudaba tumbarle encima mía y así, normalmente, regurjitaba y podía dormirse tranquilo. Ya podéis imaginar cómo olían todos mis pijamas
Cuarto al quinto mes – Lactancia normal
Y digo normal porque ambos la disfrutábamos, y creo que así debería ser. Estábamos ya hechos el uno al otro, cuando quería pecho lo buscaba y hacíamos vida normal. De vez en cuando se atragantaba un poco por la cantidad de leche pero cada vez iba gestionándolo mejor. Yo estaba encantada. Esto era muy parecido a lo que soñaba estando embarazada. Hasta el quinto mes y medio…
Quinto mes y medio – Mamar en casa
Coincidió con nuestras vacaciones en Irlanda (¿os he dicho que Ollie es mitad irlandés?). Desde que llegamos allí, rechazaba el pecho y se ponía muy nervioso. Tenía tanto interés por la novedad, que parecía que no quería quitar ojo a nada, y menos para ver a la teta (debe de ser que la tenía ya muy vista). Al final, de la única forma que conseguía que mamara era con la cabeza tapada o medio dormido. Y así empezó nuestra racha actual
Coincidió, además, con que empezó a reptar y le fuimos ofreciendo algo de fruta. Así que el movimiento libre y la alimentación complementaria no han mejorado nuestra lactancia, sino todo lo contrario.
Yo, dando el pecho en Dublin. No, no es un burka
Sexto mes a noveno mes – Mamar tumbado
La lactancia suele ser sinónimo de libertad: está disponible donde vayas, las 24 horas y se va adaptando a las necesidades de tu bebé. Y así lo era para mi hasta hace poco. Sin embargo, desde que atravesamos esta etapa estamos de manos atadas.
Llevo tres meses buscando información, intentando diferentes métodos, posiciones, formas de ofrecer, y nada. Si no estamos en casa, en la cama tumbados y está relajado aparta el pecho. Y da igual el hambre que tenga o que lleve horas sin comer: ha llegado a estar 9 horas sin mamar porque estábamos fuera de casa. Pero no créais que necesita el pecho para dormir: nada de eso. De hecho, mama con mucha ansiedad y casi nunca se queda dormido succionando.
Realmente no me importaría si él estuviera bien o simplemente estuviera espaciando las tomas. Pero se pone histérico. Empieza a quejarse y después a llorar y llorar y no hay quien le calme. Hasta que llegamos a casa y nos tumbamos.
Así que la solución que hemos encontrado ha sido respetarle y esperar a que la situación cambie. Pasamos el día cerca de casa para poder volver a la hora de las tomas y darle de mamar acostado. Sé que podría sacarme leche e intentar darle el biberón, pero eso me parecería más esclavizador todavía. Probablemente lo hagamos el día que sepamos que no podemos llegar a casa para una o varias tomas.
¿Y ahora qué?
Pasados los 9 meses, sólo nos toca esperar. Mi idea y deseo es llegar a tener una lactancia prolongada, tanto como ambos queramos. Pero no de esta forma, desde luego. De momento, vamos a esperar a ver si mejora antes del año de edad. ¿Y si sigue igual? Pues ya veremos. Quizá nos planteemos el destete, aunque si las tomas son pocas o solo nocturnas probablemente sigamos intentándolo.
¿Y tu lactancia? ¿Ha sido como esperabas?