Llevo, iba a decir a mis espaldas, pero mejor digo en mis pechos, más de 50 meses de lactancia entre dos hijos. Con la pequeña hemos batido el record, si al mayor lo desteté -primera persona del singular, porque fue decisión mía- de manera definitiva a los 19 meses, la pequeña no tiene plazo límite, aunque cada vez siento que está más cerca.
¿Cuáles son los motivos para el destete nocturno?
El destete nocturno puede producirse por varios motivos:
Que el niño no demande teta: sí, los hay que, milagrosa y afortunadamente, dejan de pedir teta por la noche. Es el mejor destete porque lo habrá elegido él.
Que la mamá quiera descansar mejor: hay peques muy demandantes, especialmente por las noches, o que solo se duermen al pecho, cuya dependencia lleva a que las madres se planteen el destete nocturno. Aunque destetar no significa que el peque duerma del tirón o se duerma solo, pues no hay que olvidar que el sueño es un proceso madurativo y que no hay único factor que influya.
Que se quiera iniciar el destete definitivo: hay mamás que comienzan quitando las tomas diurnas y dejando solo las nocturnas o, por el contrario, que comienzan quitando las tomas nocturnas por ser las más que causan mayor dependencia o incomodidad.
Sea cual sea nuestro motivo, debemos iniciarlo con paciencia, teniendo en cuenta que lo normal es que no se logre de un dia para otro, sino progresivamente. Poco a poco, ya que algo que ha venido disfrutando toda su vida -por corta que sea, pero la teta es lo que ha conocido desde que nació- no se lo podemos negar de golpe.
¿Por qué decidí hacer el destete nocturno?
En mi caso, es un primer paso hacia el destete definitivo. No es que quiera destetar ya, pero cierto es que tampoco quiero prolongarlo mucho más, siento que para mi ya ha llegado el momento.
Aunque se que para mi hija no, porque no solo le encanta la teta, sino que cada día que pasa, crece, habla y tiene mayor conocimiento de las cosas, más teta quiere. Así que antes de que llegue el momento en el que me sea incómodo darle el pecho y no quiera seguir dándole, prefiero ir espaciando las tomas, de manera que vada vez vaya mamando menos y el destete definitivo sea gradual. Sin forzar, poco a poco.
Y lo cierto es que nos ha ido muy bien. Ya no recuerdo cuándo pero así a ojo creo que fue en noviembre-diciembre cuando me planteé dejar la teta nocturna, y a día de hoy llevamos varios meses de noches sin teta, duermiendo a placer y del tirón.
No pretendo dar envidia a nadie, lo cierto es que mis niños han sido buenos dormilones pero mientras ha habido teta, ha habido despertares nocturnos. Y servidora ya tenía ganas de dormir sin interrupciones, o al menos intentarlo.
Cómo logramos el destete nocturno
Mi primera medida fue la regla de oro del destete respetuoso: no ofrecer, no negar. O sea, hacerme la despistada, hablando claramente. Si tenía por costumbre tirar de teta para que la niña cayera inconsciente sobre la marcha, cosa que tiene su punto de comodidad, pasé a intentar que la niña se durmiera sola y, si no me pedía teta, yo no se la ofrecía.
Esto no fue de un día para otro, obviamente. A veces ella sola se iba relajando y otras inevitablemente me pedía, y yo le daba. Pero había noches que pedía insistentemente y veía que al final entrábamos de nuevo en el bucle, y eso no facilitaría mi propósito. Así que un día que me pidió teta para dormir le dije que la teta estaba ya dormida, que ya era de noche y por la noche ya no se tomaba teta. Me miró con cara rara, lloriqueó unos minutos, se arrebujó a mi lado en el sofá, yo la cogí de la mano, le di un beso de buenas noches y poco a poco se dejó dormir.
Vale, no era no ofrecer, no negar, porque sí se lo estaba negando, pero con cariño y explicándole la situación. Que, de haber llorado de verdad, con insistencia, con ganas y con pena, se la hubiera dado, no la hubiera dejado llorar hasta cansarse. No podría haberlo hecho. Pero me lo puso fácil, como casi todo hasta ahora.
Para cuando despertaba por la noche utilicé la técnica de la marmota -cuidao con lo que me acabo de inventar-, o sea, hacerme la dormida. Hasta ese momento, cada vez que se despertaba le enchufaba la teta porque, antes mamaba, antes se dormía, y antes volvía dormir yo. Pero una noche decidí hacerme la dormida, sin moverme, como que no la escuchaba, a ver qué pasaba... la oí susurrar "mamá, tetaaaa" varias veces, y de repente sentí como se pegaba a mi y se volvía a dormir. Fue así durante varias noches seguidas, hasta que ha dejado de despertarse.
Desde entonces ambas dormimos la noche entera a placer, y si me despierto, no es por ella.
Sí, lo se, soy mala persona por decir que mi hija pierde la conciencia cuando se duerme y no la recupera hasta que se despierta por la mañana. Pero tampoco os voy a mentir. Hay noches que sí se despierta, son las menos, a veces me llama porque imagino que no me notará cerca y se quiere asegurar que estoy allí, la acaricio, se vuelve a acostar y se duerme rápidamente. Si se despierta durante la noches lo hace como cualquier persona, pues yo también me despierto tras un sueño, por frío, o por ningún motivo en concreto, es algo totalmente normal.
Así que llevamos ya varios meses en los que la teta nocturna pasó a mejor vida. Ahora tengo en el horizonte el destete definitivo, que no se cuándo llegará, pero de manera respetuosa, vamos haciendo menos tomas. Si no estoy en casa ella no pide, pero si estoy todo el día con ella parece un bebé recién nacido mamando a demanda.
Y es que, como ella mismo dice, "la teta sabe ricaaaa".
Yo no le ofrezco, si ella me pide intento distraerla de alguna manera, y si no le consigo entonces le digo "vale, te doy teta pero poquito" y a ella se le ilumina la cara, como si le hubiera tocado un regalo. Mama unos segundos, un chupetoncito rápido, eso sí, cuando suelta una dice "ahora la ota", tiene que tomar un chupito de cada una. Hay veces que ya me hace la rosca viendo una negativa, me pone ojitos y me dice "¿mamá, me das teta, un poquito?" haciendo el gesto con la mano, simulando un huequecito con sus deditos pulgar en índice, "mamá, poquitooooo, poquitooooo", y ahí no me puedo resistir.
¿Cuando llegará el destete definitivo?.
Pues no lo se. De momento, aunque confieso que ya no me apetece tanto como antes mantener la lactancia materna, tampoco se la quiero quitar. Porque en el fondo me sigue encantando que el alimento favorito de mi niña sea mi leche. Me sigue encantando su mirada desde la teta. Me sigue encantando nuestro momento, por breve que sea. Y se que cuando se acabé, se acabó, ya no habrá vuelta atrás.
Lo cierto es que, aunque nunca me he impuesto plazos ni metas, nunca creí que llegaríamos tan lejos. Mi hija me ha brindado la oportunidad de disfrutar una lactancia maravillosa, y aún sigo pensando que en estos pequeños momentos recupero al bebé que era.
Espero que mi experiencia os ayude, y si tenéis alguna duda, estaré encantada de ayudaros en lo que pueda.