Que cuidarse para cuidar es imprescindible es algo sobre lo que venimos insistiendo desde distintos ámbitos de la salud. Y lo hacemos porque sabemos que si no estamos bien, física, mental o emocionalmente, no podremos ofrecer los cuidados que nuestros hijos necesitan. El día a día, el cansancio y el estrés acaban pasando factura. Nuestra energía decae y nuestra motivación por las cosas se resiente. Hoy hablamos de la importancia de cuidarse para cuidar y de pensar en positivo para avanzar. Pero también de saber parar para continuar, de encontrar la motivación necesaria para conseguir nuestros objetivos y de conocernos mejor para educar mejor ¿Me acompañas?
Tal y como habrás leído en otras ocasiones en mis artículos siempre he dicho que ser madre es un trabajo que requiere de mucho esfuerzo, tesón, paciencia, confianza, amor, respeto y automotivación. Valores y habilidades que nos ayudan a hacer frente a las distintas situaciones que nos plantea la vida en general y la crianza de nuestros hijos en particular.
Pero no solo eso. También digo que no basta con tener buena disposición o ganas de hacerlo bien, también se necesitan ganas de conocer y poner en práctica algunas técnicas que nos permitan gestionar mejor nuestras emociones. Emilio Valcárcel, por ejemplo, nos explica y enseña algunas de ellas para que, con actitud positiva, puedas hacer frente a las situaciones del día a día que te colapsan o te atrapan. Conocer bien tus emociones y tu modo de pensar te ayudará a recuperar la motivación que crees haber perdido para conseguir tus objetivos.
Pensar en positivo es una forma de cuidarse para cuidar
Si te fijas bien te darás cuenta que el día a día nos arrastra, nos empuja irremediablemente con miles de cosas que debemos hacer. Vivimos en un mundo en el que se vive deprisa y deja poco espacio para pensar.En más de una ocasión te habrás dado cuenta que actúas con el piloto automático, haciendo las cosas por pura rutina. Contestando el teléfono mientras cuelgas la ropa, poniendo el desayuno a tus hijos mientras mentalmente organizas el día y contestas un whatsapp. Y así mil cosas más.
Además los niños se pelean, te contestan mal o te desobedecen. Aparecen imprevistos y las dificultades se acumulan y un buen día sientes que no puedes más.
¿Qué ha pasado? ¿Cómo has llegado hasta aquí?
Lo más normal es que entre tanta vorágine no hayas tenido tiempo de parar y pensar. Y te diré que no es necesario haber tocado fondo ni mucho menos para sentir que ya no puedes más. A veces solo se trata de momentos puntuales en los que no somos capaces de ver la salida a problemas que en otras épocas seríamos capaces de superar.Y aquí entra la necesidad de parar y pensar. Recuperar las riendas de lo que queremos hacer e impedir que la corriente nos arrastre de nuevo. Cuidarse para cuidar significa también parar para pensar. Cuidar de nuestros pensamientos y crear oasis de paz interior.
Cuida tus pensamientos, piensa en positivo
Como madre me he equivocado muchas veces, tantas como cualquier otra o quizás más ¿quién sabe? Pero lo cierto es que tras haber pensado que era la peor madre del mundo y sentir que no conseguía hacer nada bien la realidad me demostraba que eso solo pasaba en mi cabeza. Que mis pensamientos negativos nublaban mi capacidad de pensar y de ver las cosas con perspectiva. De modo que un día decidí intentar ser más consciente de este tipo de pensamientos y contrarrestar su peso eligiendo otros más positivos.Pensar en positivo no significa ignorar las dificultades, ni creer que sin hacer nada todo se solucionará. Tampoco es creer que con tan solo desear algo con mucha fuerza lo conseguirás. Lo de las tazas y demás está muy bien pero no nos dejemos engañar.
Pensar en positivo es centrar la atención en tus fortalezas y no en tus debilidades o carencias. Es conocerse mejor para invertir tus esfuerzos en ver tus logros y considerar tus fracasos como nuevas oportunidades para aprender.
Cómo aplicarlo
¿Te has equivocado con tus hijos, has sido injusta o no has logrado contener tu enfado? Bien. Cuando ocurren este tipo de cosas tienes varias opciones: dejarlo pasar, machacarte o aprender de la experiencia.La primera opción te deja en la misma casilla de salida, no avanzas. La segunda te hace retroceder y pierdes un turno mientras te carcome la mala conciencia y lo incapaz que te sientes para educar a tus hijos. Y la última opción es, sin duda, la que te llevará a la meta y con la que conseguirás tus objetivos.
Y eso es lo que intento hacer día a día. No te digo que te vaya a resultar fácil porque requiere entrenamiento. Entrenamiento que como tal requiere tiempo y esfuerzo. No basta con decir «mañana lo haré mejor, soy capaz de ello». Éste sería un pensamiento positivo pero no es suficiente. No. Es necesario pensar en las posibles soluciones puedes encontrar a estas dificultades. Por ejemplo:
¿Qué te ha puesto nerviosa? ¿Qué has sentido? ¿Qué has pensado? ¿Cómo has actuado?
¿Qué edad tiene mi hijo? ¿Sé cómo es, piensa, siente y actúa un niño de esta edad? ¿Puedo buscar información que me ayude a conocerlo mejor?
¿De qué maneras posibles podría haber actuado?
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Para concluir, cuidarse para cuidar es invertir en tu legado
Tus hijos necesitan una madre/ padre que les guíe y reconforte. No un superhéroe o alguien inalcanzable. Tu mejor legado es aquello que tus hijos llegarán a ser gracias a la educación que les das hoy, sin duda alguna.De modo que permítete ser humana. Acepta tus emociones y las de tus hijos. Confía en ti y en ellos. Exprésales lo que sientes. Escríbelo. Lleva un diario. Sigue aprendiendo, busca tiempo para estar con ellos, pero también para ti sin sentirte egoísta ni mala madre.
Cuidarse para cuidar es más importante que contestar esos mensajes de twitter o facebook que pueden esperar. O hacer esas camas, o la colada, o lo que sea que te esté agobiando en este momento. Haz deporte, lleva una alimentación sana y equilibrada e intenta dejar pasar tus pensamientos negativos. Esfuérzate para convertirlos en otros positivos. Llevar un diario te ayudará mucho al inicio de esta práctica, de modo que ponte en marcha.
Las dificultades forman parte de la vida y sería iluso creer que con una actitud positiva desaparecerán. Lo que sí es cierto es que nuestra actitud ante ellas es importante para evitar que nos paralicen por completo. Busca esos momentos para parar, pensar, conocerte y gozar de esos pequeños momentos de felicidad que nos ofrece la vida.
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