Tu yo nos parecemos. Mucho. Hace un tiempo te contaba que eras mi pequeño espejo. Tenemos rasgos parecidos en la personalidad y, según a la parte de la familia a quien preguntes, hasta físicamente nos parecemos también.
Estas vacaciones me he dado cuenta que tenemos algo más en común. Desde que naciste seguro has escuchado o percibido de mi añoranza por la ciudad donde nací y crecí, y a la que siempre voy a llamar casa. Desde que naciste te la he presentado año tras año, y conforme has ido creciendo te he ido enseñando sus tradiciones, sus costumbres, para compartirlas contigo. Incluso intento hablarte siempre en catalán, para que sea una lengua que entiendas, conozcas y en la que puedas hablar. Y aunque al hacerlo a veces me siento una isla y cedo a ratos, tu eres la primera que me anima a hablarte a todas horas. Eres tu que, si estamos solas, siempre me hablas en catalán. Eres tu quien me pregunta como se dicen la cosas en catalán y me cambias el idioma si vuelvo al castellano.
Y además, resulta que creces y tu gusto por mi querida Barcelona crece contigo. Y para ti los viajes de cada año son tan importantes como para mi. Cuando este año pensábamos que nos quedábamos sin visita, me dolía por mi pero me sabía mal por ti, porque sé que disfrutas del viaje, que atesoras recuerdos de cada año. En algún momento me plantee irme yo sola de vacaciones, pero quería llevarte conmigo. Al final hemos podido irnos todos y este año me has dado la razón.
Tu absorbes estímulos desde que pones un pie en el aeropuerto de El Prat. Tu disfrutas como nadie de cada una de las cosas que hacemos. Llegamos, compramos una T-10 y lo primero que haces es sentarte, preguntarme a qué corresponde cada logo…y pedirme que nos subamos en todos esos transportes públicos. “¡Quiero ir en todos mami!!”
Has pasado tres semanas caminando más de dos horas diarias, pero si a última hora de la tarde yo me iba a buscar un encargo a la otra punta de la ciudad, no te lo querías perder. Hemos ido juntas a hacer encargos aunque estuviéramos agotadas, como si compartieras conmigo esa sensación de aprovechar cada segundo en la ciudad.
Has mirado todo paisaje con nuevos ojos. Has redescubierto la Sagrada Familia, el Zoo, la torre Agbar, el Arco de triunfo, la playa y sus olas. Como si no lo hubieras visto nunca aunque te acordabas perfecto del año anterior. Has mirado, cotilleado, y saltado en todos los escaparates que has podido, ya fueran tiendas de juguetes, papelerías o tiendas de ropa. Cambiaste el parque por ir de compras a elegir tus propias sandalias.. Y la primera vez que fuimos a la platgeta de l’eixample te pareció que era magia que hubiera una playa escondida en la ciudad. No entendías nada. ¿Cómo podía haber una playa detrás de un edificio en medio de la ciudad? Estabas tan intrigada mientras recorríamos el túnel de entrada…
Has jugado con tu querida amiga a la que ves apenas una vez al año como si os vierais todos los días, has disfrutado jugando con todos los pequeños con los que hemos compartido, recuerdas todos los nombres de mis amigos como si fueran también tuyos; te ha encantado comer fuera, o comprarte un Calippo en cualquier esquina…
hemos jugado a caminar sin pisar la linea, a adivinar si la siguiente calle tendría flores, círculos o cuadrados pintados en el suelo, hemos hecho guerra de globos de agua en cualquier parte, hemos merendado dos veces solo por el gusto de entrar en una panadería.
El año pasado me rompías el corazón cuando, camino al aeropuerto, lloraste todo el camino porque no querías marcharte. Este año, en la platgeta de l’eixample, un día me dijiste “mami, Barcelona mola el doble de molt” y creo que no me había alegrado nunca tanto de pasearte por Barcelona cada año. Pero me tenías guardada una frase que me dijiste pocos días antes de volver: “mami, a veces me gustaría vivir aquí”. Te dolió marcharte, pero cada año comprendes mejor que son vacaciones y que el año que viene, repetiremos. Y lo planificarás y disfrutarás conmigo disfrutando del proceso tanto o más que yo. Tu disfrute me hace disfrutarlo todo doblemente.
Pediste dos regalos: una gorra y una bandera del Barca. Te encanto ver la presentación del equipo y un partido entero y, a pesar de la odisea y las 2 horas y media que tardaste en llegar a casa, lo cuentas como si de la mejor aventura se tratase. Está claro que tenemos una culé en potencia!
Y por fin le has perdido miedo al mar y sus olas. Ya diferencias entre el Pacífico nada pacífico y la calma del Mediterráneo. Y cómo has disfrutado de la playa este verano!
Volvemos a casa y no dejas de mencionarme “pero en Barcelona no es así verdad?” “Mama, a Barcelona com es deia això?” Explicas a todos lo que hicimos con una una emoción en la voz que me maravilla, compartes las galletas que nos trajimos como si fueran pequeños tesoros “son galletas de Barcelona eh?”
Gracias pequeña terremoto por disfrutar tanto del viaje, de la ciudad, de todo lo que hacemos, gracias porque aunque adoras conocer lugares nuevos no te importa repetir vacaciones porque lo redescubres todo, gracias por disfrutar conmigo, por enseñarnos a disfrutar de pasear, de subir al bus, de tomar el metro. Gracias por enseñarnos cómo se disfrutan de verdad unas vacaciones. Gracias disfrutar absolutamente de todo de una forma tan intensa. Gracias por compartir conmigo el cariño por la mejor ciudad del mundo.
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