El objetivo de dicha huelga, significada en lo que llaman "Fines de semana sin deberes", es reivindicar la recuperación del tiempo libre de los alumnos y sus familias y pedir la eliminación total de los deberes escolares, por lo que la Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA) ha requerido a los profesores que no envíen tareas escolares durante los fines de semana de este mes de noviembre.
Esta iniciativa se engloba en la campaña "No a los deberes" que dicha asociación impulsó en octubre, con la finalidad de concienciar sobre el excesivo tiempo que los alumnos dedican a estas tareas y la injerencia que suponen en la vida familiar, priorizando las actividades familiares sobre los deberes escolares y concluyendo que los profesores que no apoyen dicha huelga ocupan un tiempo que no les pertenece.
Esto, como no podía ser, ha generado diversidad de opiniones y acaloradas discusiones entre quienes creen que los deberes son necesarios para establecer hábitos de estudio y adquisición de responsabilidad por parte de los alumnos, y quien entiende que no solo ocupan el tiempo libre de los niños sino que además no contribuyen al éxito al escolar, dado el tiempo que requieren para hacerlos y que se trata de tareas mecánicas y repetitivas que pueden abocar en frustración y desidia por parte del alumno. Dos polos opuestos totalmente.
¿DEBERES SÍ O NO?
Reconozco que me cuesta posicionarme, porque creo que en la vida la única verdad absoluta es que nos vamos a morir, lo demás todo es muy relativo, y en este tema no podía ser menos. Encuentro razones lógicas a favor y en contra de los deberes y ya he hablado sobre el debate de los deberes escolares hace no mucho pero hoy es inevitable no retomar el tema.
Al no existir un criterio unificado es muy difícil llegar a un consenso, ya que en aquellos centros escolares, o aquellos maestros que manden deberes que no requieren más de unos minutos de dedicación no se pueden equiparar a aquellos que envían unos deberes que requieren no solo de un largo tiempo para realizarlos, sino también de la presencia de los padres como ayuda, igual que no se pueden equiparar los centros escolares de jornada continua, con más tiempo libre fuera del horario escolar, que los centros escolares con jornada partida donde los niños pasan la mayor parte del día. Estos polos opuestos, esta disparidad genera situaciones y opiniones muy diferentes.
Yo estoy a favor de dedicar unos minutos al día a adquirir un hábito de trabajo, creo que cuanto más se normalice mejor se abordará el estudio según van avanzando los cursos. Está más que claro que para aprobar bachillerato, sacar una nota alta y elegir una carrera universitaria no basta con lo aprendido en las horas de clase, son necesarias horas de estudio y hábito de trabajo para lograr objetivos.
También es importante tener claro que con buena organización hay tiempo para todo, tiempo para estudiar, tiempo para disfrutar, y que cuanto más se optimice el primero más se dispondrá del segundo.
De cara a una carrera universitaria, sobre todo si hablamos de estudios de alto nivel, es impepinable tener una capacidad de esfuerzo, dedicación y responsabilidad que no se adquiere de un día para otro.
Dicho esto, se podría decir que estoy a favor de los deberes. Y es que realmente no estoy en contra. Unos deberes razonables me parecen útiles para adquirir hábitos de estudio y capacidad de asumir responsabildiades, muy útiles no solo a la hora de estudiar sino también a la hora de desempeñar una profesión.
Unos deberes que ocupen unos minutos al día, que el niño pueda realizar de manera autónoma, que aumenten razonablemente a medida que vaya adquiriendo capacidad para asumir mayor responsabilidad, que no sean repetitivos, monótonos y que en ningún caso sustituyan a lo que debe aprender en el cole.
Esto último es muy importante por dos motivos: porque no todos los padres tienen capacidad para transmitir conocimientos, para enseñar, y porque no todos los padres pueden dedicar ese tiempo a sus hijos por, por ejemplo, su horario de trabajo. Los padres no somos maestros y que un niño necesite de ellos para hacer los deberes supone un agravio comparativo para aquellos alumnos cuyos padres no puedan asumir esa labor.
Hay que tener en cuenta que los niños no solo van al cole. Por las tardes también se aprenden idiomas, se practican deportes, se aprende a tocar un instrumento, en definitiva se realizan una diversidad de actividades que, en contra de lo que mucha gente se empeña en tachar de "aparcar a los niños para que no molesten", para la mayoría de los padres es ofrecer a sus hijos una formación más completa, que no reciben en la escuela, y abrirle otras oportunidades para el desarrollo personal y profesional, en un futuro.
Si los deberes son excesivos, no queda tiempo para realizar este tipo de actividades que no se incluyen en el currículum escolar. Se estudia inglés, sí, pero todos sabemos que el inglés del colegio no te sirve para hacer una entrevista profesional, por desgracia. Ni va a salir un deportista de élite con el tiempo de educación física ni un músico profesional con el de música, en las horas lectivas para ambos. Son actividades que tienen que desarrollarse fuera del ámbito escolar, muchas prescindibles, por supuesto, pero son una excelente maneras de detectar pasiones, talentos y en general de que los niños, además de hacer lo que tienen que hacer, también hagan lo que les gusta.
Teniendo en cuenta que los propios centros escolares, tanto públicos como concertados y privados, promueven actividades extraescolares, choca de plano la carga ingente de deberes de un día para otro cuando hay niños que por el motivo que sea salen del colegio a las seis de la tarde. Si a eso sumanos desplazamiento, deberes, se traduce en que los niños van al cole, vuelven, hacen deberes, cenan y a la cama.
Además hay que tener en cuenta que, como decía antes, muchos centros escolares tienen horario partido, esto supone que los niños pasen más horas en el colegio, dispongan de menos tiempo libre y que los deberes no les permitan desconectar de la rutina escolar.
Yo estoy a favor de unos deberes razonables que requieran de unos minutos al día para adquirir responsabilidad y hábito de trabajo. Por supuesto, que no supongan aprender algo que no han dado en el colegio, porque esa no es mi labor, pero sí un trabajo motivador que ayude a mejorar. Lo que sí tengo meridianamente claro es que no se deberían mandar deberes para el fin de semana, porque muchas familias es el único tiempo que tienen para disfrutar juntos, y me consta que hacer deberes no solo rompe posibles planes fuera de casa sino que suponen un conflicto por diferentes motivos.
También hay que tener en cuenta las desigualdades, y que estamos en un sistema escolar inclusivo. Esto supone que aquellos niños con dificultades comparten espacio, aula, maestros y compañeros con niños que no tienen ningún tipo de dificultad, y los deberes son para todos, por lo que para los niños que tienen algún tipo de dificultad probablemente tengan que invertir más tiempo y esfuerzo en realizar los deberes, y al final éstos son más exclusivos que inclusivos, creando aún más desigualdad y diferencia entre los alumnos.
La diversidad debe ser atendida en el centro por personal especializado, algo que recoge la ley y que tampoco se cumple, por no variar, y a pesar de que los padres de niños con dificultades asumen por propia responsabilidad parte de esa atención en el seno de la familia, si por parte de los maestros reciben la presión extra de unos deberes que sus hijos no tienen capacidad de asumir, las dificultades y las diferencias son aún mayores.
Una solución a los deberes, para los padres que defienden que son necesarios, o que prefieren que sus hijos lo hagan, sería que éstos fueran impuestos a aquellos niños cuyos padres así lo soliciten, pero volvemos al tema de las desigualdades, al trato desigual, que es injusto porque quizás los padres consideren necesarios los deberes pero los niños no entiendan por qué ellos sí y otros compañeros no.
También es verdad que no es necesario que los deberes vengan impuestos por el centro escolar, los mismos padres pueden imponerlos si así lo estiman. Pero claro está que no supone la misma obligación para el alumno que los imponga el maestro a que los impongan los propios padres y que depende de cómo sea el niño, pues para muchos todo pasa por que lo mande el o la maestra.
MI EXPERIENCIA COMO MADRE CON LOS DEBERES
En mi capacidad de pensamiento crítico, entiendo razones a favor y en contra de los deberes. Al margen de generalidades hay que tener en cuenta la realidad de cada familia y cada alumno, pues las circunstancias de cada uno influyen sobremanera en que los deberes sean una tarea fácil de ejecutar o un calvario.
En nuestro caso, parto de la base de que mi hijo mayor es de alta capacidad intelectual, por lo que para él los deberes no son un problema. Le gustan, no tiene problema por sentarse a hacerlos y en su capacidad de buscarse las maneras de obtener lo que quiere sabe que el camino fácil para por ejemplo jugar a la táblet es sentarse a hacer los deberes sin tener que recordárselo. Una gran ventaja, ciertamente.
Su maestra además no pone deberes porque prefiere explicar en clase y dar tiempo allí para hacer los ejercicios, puesto que de esta manera puede ella misma solucionar las dudas que surjan -y así evitar que los padres enseñen de otra manera y provocar un cacao mental a los críos- y si los niños llevan algo a casa, es lo que ellos mismos, disponiendo de tiempo, no han acabado en clase. Pero como no es la única maestra aunque sí es la principal, no se libra de que los demás sí pongan algún tipo de ejercicio, pero suelen hablar en la sala de profesores para alternar y que así los niños no tengan una gran carga y lo que lleven a casa no suponga más de unos minutos al día.
En cualquier caso mi hijo tiene capacidad para sentarse a hacer los deberes solo y sabe que yo solo acompaño, ni siquiera superviso, porque mi criterio de corrección probablemente no coincida con el de su maestra, por lo que para mi no suponen un problema y no roba tiempo familiar porque los hace en cuanto puede, bien mientras acabo de preparar y servir la comida, bien después de comer, cuanto antes mejor.
Lo peor en mi caso es cuando a la pequeña no le ponen deberes pero sí algún tipo de actividad o trabajo que debe llevar al cole hecho en casa, porque ella no puede hacerlo solo y requiere de mi tiempo y trabajo. No es que me importe, pero entiéndeme, sola con los tres, teniendo que atender a un bebé, llevar al mayor a actividades extraescolares, que hay días que no me da tiempo a sentarme a comer, para mi es una putada, hablando mal, que a mi hija le manden por ejemplo llevar una calabaza de Haloween al cole porque no dispongo del tiempo para ello.
Por la parte que me toca, mi yo estudiante, o lo que recuerdo de mi época escolar, yo era de las que no les costaba nada estudiar, me gustaba hacer trabajos, deberes, aunque para algunas cosas era vaga. Mi madre no me obligaba a estudiar, no adquirí un hábito de trabajo, en el colegio e instituto me valía con estudiar el día antes para salir airosa, y también me sirvió para la universidad.
Para lo que no me sirvió fue para estudiar lo que realmente quería ya que el no tener un hábito de estudio degeneró en falta de motivación, y ambos son un cóctel peligroso a la hora de buscar obtener los mejores resultados. Repetí 2º de BUP por dejadez, aprobé COU y selectividad con solvencia y buena nota pero no la suficiente para estudiar lo que de verdad me gustaba.
Así que reconozco que es algo que no quiero que se repita en mis hijos porque se que ello puede condicionar su futuro laboral y el poder hacer lo que realmente desean y no solo lo que puedan hacer.
¿HUELGA SÍ O NO?
En todo caso, sí debo decir que no estoy de acuerdo con esta huelga, porque enfrenta al niño al adulto. Es muy valiente decir "mi hijo no hace los deberes" y mandarlo al cole con los deberes sin hacer y una nota aclaratoria, pero al fin y al cabo el que no lleva los deberes hechos es el niño, el que da la cara frente al personal docente es el niño, no los padres. Y un niño ni tiene capacidad para asumir este rol, ni lo merece.
Así que creo que no es la vía adecuada para ello. Me parece bien que se plantee que los fines de semana estén libres de deberes igual que como trabajadores no nos gusta llevarnos trabajo a casa en nuestros días de descanso porque son de eso, de descanso, y es necesario desconectar física e intelectualmente para rendir.
Tampoco creo que el problema sean los deberes, los deberes son solo una parte de él, el problema real es el sistema educativo que hace aguas por todos lados. El cambio no debe venir desde la eliminación de los deberes sino de manera más profunda, empezando por hacer un trabajo a fondo detectando los fallos reales, y ofreciendo soluciones reales y efectivas, no parches que tapan agujeros pero no reparan los defectos.
Yo no tengo la solución, tampoco tengo meridianamente claro qué es lo mejor, pero a huelga es un recurso que los niños todavía no tienen capacidad para entender y manejar por ellos mismos, por lo que me parece que haciendo uso de ella los instrumentalizamos frente al sistema. ¿Cuál es la mejor manera de reivindicar un sistema justo?. Es difícil saberlo, pero creo firmamente que el diágolo constante y la involucración de los padres en la escuela ayudan mucho.