Y de esto es de lo que quiero reflexionar contigo hoy. Porque lo importante en estos momentos quizás no sea cuántos aprendizajes instrumentales van a perder sino de cuántos aprendizajes vitales vamos a ser capaces de transmitirles. Cuantas habilidades personales, emocionales y sociales van a poder desarrollar con o sin nuestra ayuda.
Consideraciones iniciales
Antes de continuar con mi argumento, que no es otro que ahora es tiempo de aprender y no tanto de estudiar, quiero centrarme la diferencia que existe entre ambos verbos o acciones.Sabemos bien que para aprender no es siempre necesario estudiar, ni mucho menos asistir a clase (presencial o virtualmente). Algo que se hace más que evidente cuánto más pequeño es el niño. Por lo que esto de angustiarse si nuestros hijos pierden o no el curso – y más cuando están en niveles muy iniciales- no tiene, bajo mi humilde punto de vista, ningún sentido en las circunstancias tan especiales que estamos viviendo.
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Y lo digo porque existen múltiples formas a través de las cuales podemos adquirir muchos de los conocimientos, también instrumentales, que se aprenden en las aulas. Y hacerlo de un modo mucho más significativo que mediante una serie de fichas sin contexto.
Un ejemplo de ello es todo lo que nuestros hijos pueden llegar a aprender en casa a través de acciones tan cotidianas como cocinar, tender la ropa, cuidando de sus mascotas o simplemente jugando.
Como bien sabes, te he hablado de ello en diferentes ocasiones, de manera que aquí te dejo algunos de esos artículos para que los revises de nuevo o los leas cuando puedas:
Niños en la cocina. Cocinar es aprender.
Juegos con pinzas de colgar la ropa.
5 actividades con cognitivas para niños a partir de 30 meses
Beneficios de jugar a ….
Tiempo de aprender a escuchar
Retomando la cuestión inicial e insistiendo que este no es tiempo de estudiar si no un tiempo de aprender, es necesario que tanto padres como madres (incluyo docentes) rebajemos las exigencias respecto a nuestros:centros escolares, en aquellos casos que creamos que no están ofreciendo suficiente contenido;
hijos, en aquellos casos en los que pensemos que no están haciendo suficiente;
y alumnos, en aquellos casos en los que como docentes estamos saturando a los pequeños y sus familias con un exceso de material imposible de digerir.
Las circunstancias en las que nos encontramos nada tienen que ver con ninguna otra conocida. Ni los niños ni nosotros mismos, sus padres, estamos en las mejores condiciones para ponernos a estudiar nada. Pero sí podemos aprender y mucho.
Por eso reitero que este es tiempo de aprender, sobre todo de aprender a ser:
paciente,
responsable,
tolerante,
empático,
resiliente,
solidario,
autonomo,
…
Y esto no lo podrán aprender si nosotros como padres nos mostramos impacientes e intolerantes. Si no promovemos su autonomía ni somos solidarios con otras familias que quizás no tienen los mismos recursos personales ni económicos para seguir el ritmo que exigimos a los coles o se nos exige desde los centros.
Y en ocasiones el tema económico no tiene tanto peso como el tema personal ¿qué sabemos nosotros de lo que ocurre en la casa del vecino del tercero cuarta? ¿En qué circunstancias vive? ¿De cuánto tiempo dispone para que sus hijos se puedan conectar a una clase online? ¿Trabajan en empleos esenciales? ¿Sabes si teletrabajan o están enfermos?
Cuando los niños acudían a clase presencialmente este tipo de cuestiones carecían de importancia. Los pequeños tenían las mismas horas lectivas trabajaran sus padres o no. Ahora estas pequeñeces abren brechas importantes que debemos considerar. Es cierto que también podemos obviarlas y ensordecerlas con argumentos tipo la vida está llena de desigualdades e injusticias. Cada uno deberá saber qué posición quiere adoptar y qué aprendizajes transmitir a sus hijos y por ende en qué tipo de sociedad desea vivir.
Tiempo de aprender a enseñar: juegos y cuentos
Dicho lo dicho, y repitiendo que lo ahora lo mas importante es el tiempo de aprender, no quita que dejemos un espacio a lo largo de la jornada para realizar determinadas tareas escolares o aprendizajes mecánicos. Intentando que estas se hagan siempre en un lugar adecuado para ello y a ser posible a la misma hora o franja horaria. Para no perder cirtas rutinas ni desconectar del todo.Contenido relacionado: Claves para el confinamiento con niños
Pero lo más importante de esta situación es aprender de otros modos. Enseñar de otros modos, como puede ser a través del juego y la lectura.
Importante que padres y madres (sobre todo de los más pequeños) encontremos momentos a lo largo del día para jugar con ellos -también con los mayores, no lo dejemos todo en manos de la tecnología-.
Porque jugando:
aprendemos,
nos divertimos,
fortalecemos vínculos afectivos,
desarrollamos la fantasía y
les enseñamos a colaborar,
a compartir,
sumar y restar,
respetar turnos,
perder y a ganar,
…
El tiempo de juego es en realidead un tiempo de aprender tan importante o más que el tiempo dedicado a estudiar. Un tiempo en el que nuestro cerebro segrega oxitocina y dopamina, dos neurotransmisores implicados en el amor y el bienestar emocional.
Leed, leed mucho con ellos. Cuentos, cómics, revistas, recetas. La lectura compartida, el tiempo dedicado a explicar historias reales o inventadas es un tiempo fabuloso que no debemos para nada menospreciar ni desperdiciar. De manera que buscad esos 10-20 minutos para leer juntos
La lectura en voz alta aporta muchísimos beneficios a los niños, te dejo con el post en el que hablé de 10 de ellos para no extenderme: 10 beneficios de la lectura en voz alta
Tiempo para aprender a ser
Como reflexión final solo quiero apuntar que quizás estos nervios que algunos padres muestran por la posibilidad de perder el curso es más una necesidad suya que no tanto de los niños. Porque ellos aprenden mucho más de lo que nosotros pensamos sin necesidad de hacer infinidad de fichas desconectadas.Porque además, ahora mismo es más importante la educación emocional que la instrumental. Y si hemos de conectar online con los maestros que sea para esto y no tanto para ofrecer una clase magistral a través de cualquiera de las plataformas que lo permiten.
Sé que esta preocupación por los aprendizajes instrumentales es natural. Que hay buena intención. Pero también es cierto que de esta situación debemos aprender mucho más que a estudiar online. Los aprendizajes que podemos extraer de ella. Si lo analizamos con calma y tranquilidad, sin angustia ni miedo a que nuestros pequeños se queden atrás, quizás nos permitirán crecer como seres humanos, escuchando lo que nuestro cuerpo y la naturaleza nos está reclamando.
Ojalá así sea y nos dé la posibilidad de dejar atrás ese individualismo feroz que nos ha caracterizado los últimos tiempos. Que aprendamos a respetar a todos los seres con los que compartimos nuestro planeta sin creernos sus dueños.
Ojalá seamos capaces de aprender que lo importante no es solo hacer si no ser. Que valoremos más lo que somos y no tanto lo que hacemos y tenemos.
Para concluir
Y ahora sí para concluir espero que esta reflexión te ayude e inspire. Recuerda que puedes compartirla en tus redes sociales y ayudarme a llegar a más personas.No te olvides de suscribirte a mi boletín de noticias para recibir todo lo que voy publicando y otro contenido especial que creo para mis suscriptores.