Uno de los días tocaba visitar Zúrich y aprovechamos para quedar con unos amigos suizos que viven ahí. Lo pasamos de maravilla. Siempre da gusto estar un rato charlando con gente con la que compartes cosas. Además, les presentamos a nuestro hijo, ya que sólo le habían visto en foto.
La pareja suiza con la que quedamos hablan alemán, pero toda nuestra tarde la pasamos hablando inglés. Incluso ellos se dirigían a mi peque en inglés y sobretodo ella, a veces le decía monerías en alemán. A mí me hacía mucha gracia, porque yo lo repetía, aunque no tenía ni idea de lo que le estaba diciendo. Fue divertido y era verdaderamente agradable poder comunicarse en una lengua con la que todos nos sentíamos cómodos y podíamos expresarnos perfectamente.
¿Y qué fue lo mejor de todo? Que, en esa situación, el hablar a mi hijo en inglés me resultaba de lo más natural.
A mi alrededor, son muchas las personas que hablan bastante bien inglés. Sin embargo, algunos familiares y amigos no lo dominan o no saben nada de inglés. Personalmente, pienso que eso no es un problema para seguir llevando a cabo la crianza de mi hijo de forma bilingüe no nativa, pero sí que es cierto, que tengo una sensación diferente al hablar a mi peque si estoy rodeada de personas que saben inglés o si estoy rodeada de otras que no saben.
Cuando estoy con gente que no sabe nada de inglés me da más apuro hablar a mi hijo. Me da cosa el hecho de que no sepan lo que le estoy diciendo y que puedan sentirse desplazados de esa pequeña conversación que estoy teniendo con él. Sobre todo me pasa cuando son familiares cercanos. Me gustaría que supieran lo que le digo y así que ellos también fueran partícipes de esa conversación (todavía unidireccional, ya que mi peque no sabe hablar aún) y pudieran participar en ella. Sin embargo, no es posible y eso hace que me sienta un poco rara por estar haciendo algo que sea poco natural o, mejor dicho, algo que por ahora les puede parecer a otras personas que es poco natural, porque la verdad es que para mí, hoy, después de nueve meses haciéndolo, es más que natural.
Yo he decidido hablar a mi hijo todo el tiempo en inglés, es decir, estemos donde estemos, estemos con quien estemos: mamá habla en inglés y papá en español. Sin embargo, el vivir estas situaciones hace que entienda perfectamente otra opción que hay gente que elige: hablar a los hijos en inglés sólo en casa y cuando se está con gente, hablar el español. Como siempre digo, hay opciones para cada familia y todas tienen cosas positivas.
Por el contrario, cuando estoy con gente que sí que habla inglés me siento más cómoda hablando con mi hijo. De hecho, creo que hablo mucho más con él. Creo que es porque sé que no altero casi nada el ritmo de conversación que llevamos ya que todo el mundo va a seguir entiendo lo que decimos, simplemente he cambiado la lengua.
Creo que esta situación y estas sensaciones las sentimos, tanto los padres que hablamos a nuestros hijos en una lengua extranjera sin ser nativos, como las personas que hablan su lengua materna con sus hijos pero que su pareja es de una nacionalidad diferente. Pienso que, sencillamente, no nos gusta alterar la dinámica de las conversaciones o el pensar que alguien pueda sentirse mal por no poder entender lo que decimos.
Por lo que voy comentando con otros papis, ahora soy yo la que nota estos detalles y la que se siente más cómoda o menos en unas situaciones o en otras, pero los niños van creciendo y ellos también se dan cuenta de que no todo el mundo habla inglés y hay alguna etapa en la que intentan hablar siempre en castellano, incluso con los que les hablamos en inglés.
Bueno, cada cosa llegará a su debido tiempo. Sé que va a haber situaciones especiales más adelante. Por ahora, todo va de maravilla, estoy contenta y a gusto y me gusta compartir estas reflexiones y sensaciones que voy teniendo ya que supongo que son naturales y creo que forman parte de la vida de una familia plurilingüe.