Lo más difícil de hablar a mi hijo en inglés es sin lugar a dudas el miedo que tengo al equivocarme al hablar.
Estoy criando a mi hijo de forma bilingüe español-inglés. Su padre le habla en español nativo y yo en inglés no nativo.
El inglés no es mi lengua materna, lo he aprendido como lengua extranjera en España. Sin embargo, lo domino bastante bien. Tengo fluidez, un buen vocabulario, buena gramática, buena pronunciación... pero muy lejos de sonar como los nativos y tener su soltura o de usar frases y palabras que usaría alguien cuya lengua materna sea el inglés o que haya vivido en un país angloparlante durante muchos años.
¿Qué es lo más complicado al hablar a mi hijo en inglés?
- Inicialmente, la falta de vocabulario específico para bebés.
- El no estar segura de si alguna frase que uso la usaría un nativo o no.
- El darme cuenta al hablar de que he cometido algún error gramatical.
- El dudar en medio de una frase de cómo se dice algo.
- La vergüenza a que otros adultos a mi alrededor detecten mis fallos.
¿Me pasa muy a menudo?
No. Normalmente todo fluye. Ahora mismo, tras un año hablando a mi hijo en inglés, comunicarme con él en esta lengua es muy natural. Nuestro día a día y nuestras rutinas son en inglés, así que no aparecen las dudas anteriores muy a menudo.
Sin embargo, hay días que supongo que estoy más cansada física o mentalmente y siento que me equivoco un montón y que no acierto con lo que quiero decir y me entran las dudas.
La verdad es que es cosa de un minuto solamente, ya que tengo claro lo que estoy haciendo y algo que mi marido y yo tenemos claro y hace que todo sea más sencillo es que pensamos que los pequeños errores que yo pueda cometer no son negativos.
El otro día, una amiga nativa me hizo reflexionar sobre la cantidad de palabras inventadas que uso y las cosas gramaticalmente incorrectas que digo en español. Ella también lo hace en inglés. Cuando se trata de nuestra lengua materna, nos atrevemos a inventar, a divertirnos con el uso del lenguaje, a salirnos de la norma y no nos da apuro hacerlo. Sin embargo, cuando se trata de una lengua extranjera, buscamos la corrección y no andamos inventando palabras ni riendo con nuestros tartamudeos.
¿Cómo puedo solucionarlo?
El otro día tuve una revelación: No voy a volver a dudar de mi inglés.
Creo que el querer hablar inglés perfectamente me estaba haciendo tener inseguridad en mi misma y esto me hacía bloquearme algunas veces. Así que ¡se acabó!
Hago lo que hago, como mejor sé, y además ¡lo hago súper bien!
A partir de ahora voy a hablar de forma fluida, tranquila, sin miedo a los errores. Si no sé alguna palabra, no me voy a parar a pensar en ella.
Voy a priorizar la fluidez, el mensaje, la tranquilidad, la alegría de que mi hijo me escuche y aprenda.
Mi hijo no se da cuenta de que mamá le habla en una lengua rara. Para mi hijo, mamá simplemente le habla. Y además siempre usa las mismas palabras para referirse a la leche, al bibe, a la cuchara, al cambio del pañal... Para él todo es normal. Ni se plantea que he cometido un fallo al hablar. Simplemente interioriza todo lo que le digo.
Algo que creo que es bueno de haber empezado a hablar a mi hijo en inglés tan pronto (desde los dos meses) es que las dudas y dificultades iniciales las estoy viviendo en un momento en el que mi hijo todavía es muy pequeño. De esta forma, puedo reflexionar y mejorar y así cuando él sea algo mayor y se entere más de las cosas, yo ya habré superado mis pequeñas barreras.
Creo que es algo intrínseco en los papás, queremos hacer las cosas bien. Al darles de comer, al regañarles, al elegir sus juguetes y sus libros... Nuestros hijos son tan importantes que no queremos cometer fallos que puedan afectarles.
Pero, ¿qué mejor para nuestros hijos que unos papás seguros de sí mismos?
¿Habéis hecho alguna vez equilibrismo o caminado por el típico banco de colegio en gimnasia? Uno de los trucos para hacerlo mejor y no tambalearse es quitarse el miedo. Sentirse capaces de hacer algo y no tener pensamientos negativos saca lo mejor de nosotros mismos y potencia nuestras habilidades.
Lo tengo claro:
Se acabó dudar de mi inglés.
Priorizo la naturalidad.
Lo hago de maravilla.