El jueves de su primera semana la recogí con mocos. Bueno, no pasa nada, mientras no vaya a más, pensé ilusa de mí. Pero llegó la noche y con ella la fiebre. Así que el viernes decidí que se quedara en casa para que tuviera 3 días para recuperarse. El sábado acabamos en urgencias del ambulatorio. Los virus ganaban la batalla: fiebre y mocos
El lunes, la que tenía un señor gripazo era yo, así que tampoco fue al cole. El martes, las dos recuperadas, retomamos la marcha normal pero volvió la fiebre por la tarde. Resultado: el resto de la semana en casa.
Y llegamos a ayer lunes. La peque recuperada ya casi del todo, por lo que la llevé al cole y, como dice el título del post "llegaron los virus y se fastidió el invento". Se agarró a mí como si la llevara al matadero mientras decía: mamá no, mamá no.
Mi corazón se iba encogiendo por segundos. Os aseguro que cuando me fui de allí, era tal el nudo que tenía que creía que dejaría de latir. La dejé llorando en brazos de la profe y mientras abandonaba el edificio, la oía llorar. Al volver, me la encontré en brazos de la profe con los ojos rojos y aguantando las lágrimas.
Hoy, mientras preparaba su almuerzo y la vestía, le repetía que hoy iba al cole, que iba a jugar con sus amiguitos y ella me respondía contenta que sí, que iba a jugar. Un halo de esperanza se ha instalado en mi corazón, pero poco ha durado. Al llegar, de nuevo cogida a mí llorando y esta vez ha empezado antes y más fuerte.
Hemos vuelto a la semana de acogida, vuelta a empezar pero no de cero, sino vuelta a empezar desde -10. Mis peores temores se han hecho realidad. Y ahora ¿qué hago? No puedo hacer nada más. Dejarla en el cole y esperar que se adapte pronto. Sabía que los virus llegarían, pero no esperaba que fuera tan pronto y nos han fastidiado.