La Disciplina Positiva es un método de educación y crianza basada en el respeto a la infancia. Se trata de educar con firmeza y amabilidad a partes iguales y tiene resultados sorprendentes. ¿Quieres conocer sus secretos? ¡Adelante!
Seguramente durante tu niñez o adolescencia ,cuando hacías alguna trastada o te portabas un poco mal, alguno de tus padres te regañaba o castigaba de alguna manera. También es posible que alguna que otra vez te dieran un grito o, en el peor de los casos, un azote o un bofetón.
Esta manera de educar a los hijos ha sido durante muchísimos años la más utilizada. Sin embargo, déjame hacerte una pregunta: ¿cómo te hacían sentir los gritos, las riñas y los castigos? Es posible que en ese momento sintieras tristeza, frustración, incomprensión o rabia. También es posible que pensaras que se estaba cometiendo una injusticia contigo en ese momento.
Y de nuevo te pregunto: ¿quieres que tus hijos se sientan así? Si la respuesta es no, la Disciplina Positiva es la herramienta que necesitas.
¿Qué es la Disciplina Positiva?
Se trata de un método educativo creado por Jane Nelsen y Lynn Lott basado en las teorías de dos psiquiatras austriacos de principios del S.XX (Alfred Adler y Rudolf Dreikurs). Su fundamento principal es comprender el comportamiento del niño para poder reconducirlo de manera respetuosa pero firme.
Para la Disciplina Positiva , la relación entre los niños y sus educadores debe ser horizontal. Esto significa que no existen jerarquías ni luchas de poder (el tantas veces escuchado porque lo digo yo, que soy tu madre/padre), sino que debe existir una colaboración y respeto entre los padres y los hijos.
El objetivo es que los niños se comporten bien porque entiendan que es la manera correcta y quieran hacerlo así, no porque tengan miedo a los castigos o porque su madre o padre se lo haya impuesto.
Como educadores de nuestros hijos, es fundamental que los padres encontremos el equilibrio entre amabilidad y firmeza. Si este equilibrio se rompe, bien con una permisividad excesiva o bien con un control asfixiante, aprecen problemas de comportamiento en los más pequeños.
Así, la Disciplina Positiva nos aporta una serie de herramientas para que podamos abordar la conducta de los niños con empatía y cariño, pero que a su vez nos permitan enseñar a nuestros hijos a vivir y convivir en sociedad de manera correcta.
Se podría resumir como educar sin gritos, castigos ni amenazas, desde el cariño y el entendimiento para que se transformen en adultos competentes y felices. Suena bien ¿no crees?.
¿Es la Disciplina Positiva una opción para ti?
Quizá estés pensando que este tipo de crianza no es para ti, que parece muy difícil o que requiere mucho esfuerzo. Puede que la estructura de tu familia, tu situación laboral o cualquier otra circunstancia te lleve a creer que la Disciplina Positiva no va a funcionar en tu caso concreto.
Desde luego que cambiar nuestra mirada hacia la infancia supone una implicación, un aprendizaje, pero te aseguro que vale mucho la pena. Y cualquier familia, por muy complicada que sea su situación puede hacer pequeños cambios que se van a traducir en resultados asombrosos.
Aun así, hay algunas carcterísticas de la Disciplina Positiva que debemos conocer para no tener unas falsas expectativas. Mirando esta tabla puedes saber si la Disciplina Positiva se ajusta a ti o no.
Es para ti si …
Crees que tus hijos merecen ser respetados
Quieres darles tu mejor versión
No te gusta gritar ni estar siempre enfadada
Tienes ganas de aprender nuevas herramientas
Quieres que tus hijos tengán más autonomía
Estas dispuesta a hacer cambios en tu manera de actuar
Quieres que tus hijos participen activamente en su educación.
NO es para ti si …
Quieres resultados inmediatos
No te apetece cambiar tu manera de pensar y dirigirte a tus hijos
Quieres que tus hijos piensen y actuen como si fueran adultos
No quieres poner límites a tus hijos
Estás satisfecha con tu manera de educar a tus pequeños
Estas buscando una receta mágica para solucionar los conflictos
Quieres que te obedezcan y no estás dispuesta a negociar
¿Cómo funciona la Disciplina Positiva? Los 5 pilares
El objetivo primordial de la disciplina Positiva es preparar a los niños para la vida. Buscamos que aprendan a reflexionar, a identificar sus emociones y saber gestionarlas.
Nuestra misión como padres es ayudarles a desarrollar sus habilidades, entrenarles para que puedan enfrentarse a los problemas que les irán apareciendo a lo largo de sus vidas y aprender de sus errores.
Para lograrlo, nos basamos en los 5 pilares básicos de este sistema:
Conexión
Los niños necesitan que exista una conexión con sus cuidadores. Es lo que llamamos el sentimiento de pertenencia.
Se trata de una necesidad emocial de los niños de sentirse valorados, queridos y necesarios dentro de su grupo social (en este caso, de su familia). Cuando no existe esa sensación de pertenencia, los niños tienden a buscar la manera de integrarse y en muchas ocasiones lo hace a través de malas conductas.
Si queremos modular el comportamiento de nuestros hijos, el primer paso que debemos dar es asegurarnos que tienen esa sensación de pertenencia. Debemos, antes que cualquier otra medida, garantizar que se sienten útiles y apreciados por nosotros.
Firmeza y amabilidad a partes iguales
Para educar a los niños, es necesario encontrar el equilibrio entre estos dos conceptos, que están íntimamente relacionados con el respeto. Si este equilibrio se rompe podemos caer en situaciones de demasiado autoritarismo o una permisividad que no le aporta nada bueno a nuestros hijos.
La amabilidad hace referencia al respeto hacia el niño, a tratarle con empatía y cariño, sin insultos ni malos modos. Porque aunque son pequeños, son personas que se merecen el mismo respeto que cualquier otro ser humano.
La firmeza se refiere al respeto hacia nosotros mismos y hacia nuestro entorno. Los niños necesitan que les expliquemos que existen normas y límites que deben cumplirse. Y es nuestra tarea actuar con claridad y consistencia con respecto a esos límites.
Eficacia a largo plazo
La educación y crianza es una carrera de fondo, como una maratón. Y los resultados no van a verse inmediatamente, sino que podremos observar cómo aparecen gradualmente.
La Disciplina Positiva consiste en un cambio de mirada hacia la infancia, un cambio en nuestra forma de pensar y de actuar que va a necesitar de un entrenamiento y una práctica. Pero si estamos convencidos en lo que hacemos, vamos a encontrarnos con un cambio en el comportamiento de los niños que nos va a dejar impresionados.
En la forma tradicional de crianza, los castigos o los gritos tienen un efecto inmediato, pero no aportan ninguna enseñanza al niño, y la situación que ha provocado el enfado se repetirá mil veces más. Mediante la Disciplina Positiva, el niño comprende lo que se espera de él, lo interioriza y le resulta más fácil actuar correctamente.
¿De dónde hemos sacado la idea loca de que, para que los niños lo hagan mejor, antes tienen que sentirse peor?
Jane Nelsen
Habilidades para la vida
Cuando sean adultos, tus hijos se van a tener que enfrentar a un montón de situaciones problemáticas o desagradables que tendrán que solucionar. La infancia es el campo de entrenamiento para la vida adulta y nosotros debemos enseñarles a resolver problemas, ser responsables de sus actos y actuar en colaboración con los demás, entre otros valores.
Si entendemos que la mala conducta de un niño no es más que una decisión mal tomada, podemos aprovechar ese error como una valiosa oportunidad para aprender.
Desarrollo consciente
Con nuestra ayuda, los niños van desarrollando habilidades, cada vez se sienten más capaces y eso mejora su autoestima.
A través de la Disciplina Positiva, alentamos a los niños a experimentar y aprender. Sólo así terminan por ser conscientes de todo su potencial.
Ejemplos prácticos: aplicando Disciplina Positiva en situaciones concretas
La teoría está muy bien y sobre el papel todo es muy fácil. Seguro que a estas alturas esta idea ha asomado ya por tu mente.
Así que te voy a describir 2 situaciones de lo más cotidianas y la diferencia que existe si las abordamos mediante la manera tradicional o a través de la Disciplina Positiva. ¡Vamos allá!
Situación #1
–La habitación de los niños está hecha un desastre, hay juguetes por todos lados y una mancha viscosa en el suelo que prefieres no saber lo que es. Es hora de irse a dormir y, aunque les has pedido que recojan sus juguetes, no te hacen ni caso.-
Abordaje tradicional: les repites 30 veces que recojan sus cosas, pero no solo no lo hacen sino que tienen cada vez más descontrol. Cuando se lo has pedido de buenas maneras millones de veces pero siguen sin escucharte, te pones a gritar y a amenazarles con castigarles sin tele una semana. Hay más gritos y puede que algún berrinche. Finalmente recogen, se van a la cama enfadados contigo y tu te sientes mal y culpable por haberte puesto hecha una furia.
Abordaje mediante Disciplina Positiva: manteniendo la calma, con voz tranquila y poniéndote a su altura les explicas que entiendes que se lo están pasando muy bien jugando, pero que hay que descansar para poder estar bien al día siguiente y les propones un juego como por ejemplo, hacer una competición para ver quien recoge más deprisa y que incluso, si quieren, tu puedes ayudarles con esa tarea.
En esta situación concreta, si empleamos la forma de educar tradicional el niño no está sacando ningún aprendizaje. Tan sólo obedece por miedo a las consecuencias (el castigo) y se genera en él un sentimiento de injusticia y resentimiento hacia el adulto. Aunque obtenemos un resultado inmediato, la próxima vez la situación va a volver a repetirse, porque el niño no ha aprendido nada de ese conflicto.
Por el contrario, si empleamos herramientas de Disciplina Positiva, el niño va a comprender:
que el adulto le entiende y valida sus sentimientos, el importantísimo sentimiento de pertenencia : se que lo estáis pasando muy bien jugando
los motivos por los que debe hacer lo que le pides: hay que descansar, si no duermes bien mañana estarás muy cansado
a encontrar soluciones tomando decisiones: ¿queréis que hagamos una competición para ver quién recoge más rápido o lo hacéis vosotros solos?
y sobre todo, que los problemas no se solucionan a través de gritos ni amenazas
Situación #2
-Estás con tu hijo/a en un establecimiento donde hay objetos que son frágiles. Al entrar le has dicho no toques nada, pero aun así el niño ha cogido un objeto de cristal y se le ha caído al suelo. La dependienta del establecimiento te pone mala cara mientras recoge los millones de trocitos de cristal del suelo.-
Abordaje tradicional: Te enfadas y utilizas frases como : te he dicho que no tocaras nada, pero nunca me haces caso, pareces tonto, siempre estás igual, eres muy torpe, no se te puede llevar a ningún lado o cualquier otra en el mismo tono. El niño seguramente se pone a llorar y cada vez os mira más gente dentro del establecimiento.
Abordaje mediante Disciplina Positiva: en este caso podrían utilizarse palabras que hagan al niño darse cuenta de lo que ha pasado y sus consecuencias, algo así como:( no has tenido cuidado con ese objeto que era frágil y por eso se ha roto. Cuando las cosas son de cristal hay que tener especial cuidado porque se rompen con facilidad) También es interesante hacerle reflexionar (¿cómo crees que podemos solucionar este problema?) y hacer que asuma su responsabilidad: (¿qué te parece si le pides disculpas a la dependienta por haberle roto ese jarrón?)
En este caso, la forma tradicional deja al niño en una situación de desconcierto (seguramente no entiende qué ha hecho mal ni el enfado de su madre) y de inferioridad con una autoestima en serio peligro de verse dañada.
Sin embargo, empleando técnicas de Disciplina Positiva el niño aprende de su error (las cosas frágiles se rompen) y además comprende que sus actos tienen consecuencias y que debe asumir la responsabilidad de las mismas.
En definitiva, la Disciplina Positiva se propone educar para la vida, dar herramientas a nuestros hijos para que puedan ser adultos felices y capaces de resolver los problemas que se les presenten.
Si somos capaces de hacer un cambio de mirada hacia la infancia, podremos disfrutar de una relación más estrecha y cariñosa con nuestros hijos y observar, con orgullo, como se convierten en adultos maravillosos .
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Mil gracias por leerme