Segundo control y creo que en este caso la imagen vale más que 1.000 palabras. Entre una foto y otra han pasado casi 2 meses. Casi 8 semanas. Casi 56 días. Y cuando me dicen eso de que qué suerte lo que estoy adelgazando, en parte es verdad. Tengo suerte de que me haya cambiado el chip, pero también hay mucha parte de esfuerzo y fuerza de voluntad.
Sigo emocionada, motivada y con ganas de seguir haciendo lo mismo por varios meses más. Y eso que ya he pasado el ecuador de mi objetivo. Sé que ahora empieza a ser un poco más cuesta arriba, porque los últimos kilos son los peores. Pero me acompaña el buen tiempo (espero) que me ayudará a salir más a caminar, correr o lo que se precie.
¿Y qué he experimentado en este último mes? Pues que me gusta más que un compañero, al que hace semanas que no veo, me diga lo mucho que he adelgazado, que comerme una palmera de chocolate; o que un jefe me interrumpa una conversación para preguntarme que si he adelgazado, más que cualquier trozo de pizza que pudiera imaginar.
Es curioso que me apetece arreglarme más, cuando lo lógico es que cuando los kilos no acompañan trates de ser más coqueta para enmascarar el sobrepeso.
Si algo echo de menos es el de improvisar una comida fuera de casa. No me privo de salir (hoy por ejemplo salgo a comer) pero al VIPS que es donde sé que puedo seguir la dieta.
¿Y cuál es mi próximo objetivo? Llegar el próximo mes con los 3/4 de plan conseguidos e ilustrando la entrada de entonces con un vestido azul y naranja que me compré hace años, que me encanta y que es la talla M de Cortefiel. ¿Lo conseguiré? De mi depende. Y recuerda, si yo puedo, ¿por qué tú no?
¡¡¡FELIZ JUEVES!!