Ahora vamos con los pañales. Porque quien ha sido madre sabe de los miles de pañales que llega a usar un bebé, de los miles de mudas que hacemos, ya sea usando pañales de tela o desechables. Pero ¿qué pasa cuando todos se quedan pequeños?
Sil, ¿qué haces cuando te quedas sin talla de pañal a los 9 meses?
La respuesta es buscarte la vida. Por allá el mes de febrero de 2015 (hace un año ya! cómo pasa el tiempo!) siguiendo el consejo de otra madre amiga con niño de 2 años, Sil, se paseaba por las grandes superficies en busca de pañales en oferta. Es difícil ser un cazador de ofertas cuando desconoces totalmente el mundo bebé. No sabes qué esperar, qué vas a necesitar, no sabes para qué sirven la mitad de los tarros que venden y no entiendes de modelos, tallas, ni marcas de pañales.
Yo iba con mi libreta de estudiante de madre primeriza a todas partes apuntando dudas y en clase con la matrona preguntaba para qué servía tal o cual cosa. Lo mismo con los pañales. Respuesta: Primero la talla 2. Y esa talla es la que compré para llevar a la clínica. Luego, como todos nuestros amigos con bebés decían que se estancan con la talla 3…siguiendo el consejo de mi amiga con niño de 2 años, hice acopio de pañales en oferta de la talla 3. Una semana con mi marido comprábamos un modelo, otra semana otro, y así hasta que dijimos basta porque la economía y el espacio ya no daba para más.
No hicimos lo mismo con las toallitas, lamentablemente! Compramos un único paquete pequeño porque pensábamos que nos iba a durar una barbaridad… de nuevo, qué equivocados estábamos!!!
La talla 2 de pañales nos duró un mes. Las toallitas húmedas limpiadoras, 24 horas. Mi madre tuvo que ir a comprar de urgencia más toallitas porque las primeras cacas son alquitrán y para limpiar el culo al recién nacido el gasto en toallitas es espectacular (con decir que deberíamos haber comprado acciones…)
La talla 3 nos duró otro mes. “¡¿Cómo puede ser?!” Interrogaba inquisitorialmente a mi marido, “¡¡mira cuántos pañales tenemos sin estrenar y no los podemos devolver!!” (Porque los habíamos comprado con meses de antelación)
Para verano estábamos poniéndole al bebé la talla 4. Era desesperante ver como de un día para otro el pis y la caca desbordaban el pañal super mega absorbente. Así las cosas, aprendimos a comprar pañales de día que se cambian más a menudo y pañales de noche que permiten hasta 12 horas de absorción… porque no es muy agradable estar lavando sábanas a diario…. Y lo digo con conocimiento de causa…
También compramos pañales de piscina junto con el bañador y la toalla. Hasta aquí todo perfecto salvo por el hecho particular de que TODO fue talla 3 años a pesar de tener un bebé de 3 meses. (No sé si he comentado esta circunstancia particular pero es que TENGO UN MINI THOR). Los que nos sobraron, que nos sobraron como los pañales de la talla 3 aunque no tantos, los guardamos para el siguiente. Para el siguiente bebé que esperemos sea de talla estándar!! jaja
Mis cuñadas me dicen “tú no sabes lo que es criar a un bebé de verdad!“, refiriéndose evidentemente a su tamaño y anatomía poderosa. Disiento. No tengo elemento de comparación, de modo que mi bebé para mi es normal, son los fabricantes de pañales y de ropa infantil los que tallan MAL. Claro que pasa lo mismo con los zapatos de mi marido, el tallaje digamos normal, termina con el 45 de pie y como él calza un 48 pues la aventura de comprar zapatos de vestir es titánica, cual odisea de Homero. Pero no nos desviemos del tema. En Octubre Mini Thor con 6 meses ya llevaba la talla 5 de pañal y en previsión empezamos a comprar paquetes de oferta de la talla 6, que tal como habíamos previsto comenzamos a ponerle en Diciembre. Desde entonces Mini Thor lleva la talla 6 de pañal, lo que significa que hemos entrado en estado de pánico porque YA NO HAY MÁS TALLAS DE PAÑAL DE BEBÉ.
En síntesis, si el bebé con 10 meses utiliza la última talla de pañal, cuando tenga 18 o 24 meses yo me pregunto ¿qué llevará? ¿una sábana enrollada? Porque según tengo entendido el control de los esfínteres no se logra hasta transcurrido el mes 30…más o menos.
Así las cosas, en Diciembre empezó mi periplo por el mundo de los pañales alternativos. Encontré una chica que vendía a través de una plataforma de segunda mano pañales de tela nuevos que no había usado. Contacté con ella, le expliqué la situación, alucinó en pañales de colores y quedamos de la siguiente manera: Ella me dejaba uno de muestra para que se lo probara al niño y si le iba bien le compraba su excedente. En caso contrario se lo devolvía y fin de la historia.
Fácil ¿verdad? Pues no. Para poder quedar con ella cosa harto complicada y aparentemente imposible por falta de tiempo y a causa de la distancia, montamos ingeniería doméstica. Hablé con el hermano de mi marido (mi cuñado) un domingo festivo porque pensé que al trabajar cerca sería más sencilla la entrega del preciado pañal. Le expliqué la situación, también alucinó en pañales de colores, quedó con la mujer a la salida del trabajo de ambos un miércoles. El pañal que cogió mi cuñado se lo dió a su padre un viernes y el domingo, es decir, una semana después de mi llamada inicial, mi suegro me entregó el pañal. (Aplausos)
Mi suegro extrañado ante semejante despliegue de medios me preguntó: ¿y todo este lío que has montado para qué es, si se puede saber? Y yo le expliqué sin demasiado entusiasmo porque un domingo a las 22 horas ya no estoy para muchas historias. Tampoco creo que entendiera nada el hombre de tallas ni pañales de tela con la edad avanzada que tiene, aun así, logré mi objetivo. Probé el milagroso pañal que me las prometía felices y…desastre. No se lo pude abrochar. NOOOOOOO!!
Vino mi madre al día siguiente, le conté la aventura y me contestó: “voy a sacarle el patrón y te lo hago yo”. Mes y medio le costó a mi abnegada madre hacer semejante trabajo de artista costurera. Fabuloso!! Si no hubiera sido por un pequeño detalle sin apenas importancia… como tardó mes y medio… el pañal que le confeccionó ya le iba pequeño en cuanto se lo puse. POR QUÉEEEEE!!!
Volviendo al pañal inicial, llamé a la buena mujer, la que vendía los excedentes de tela, le conté que no se lo había podido abrochar al niño y que muchas gracias por las molestias. Además le comenté que junto al pañal le mandaba unas botellas de vino para celebrar la Navidad. Por circunstancias, el entierro de no sé quien, mi cuñado pasó por casa, recogió el pañal, el vino, quedó con la amable mujer y todo volvió a su sitio sin necesidad de meter de nuevo a mi suegro en el cuento de retornar el paquete.
He omitido una pequeña anécdota por si la señora en cuestión lee lo que escribo… cosa que es probable sobre todo porque le mandaré el post en cuanto Lai lo publique, jaja!!. Y es que entre mi madre y yo perdimos en casa una pieza del pañal prestado y nos volvimos locas bucándola hasta encontrarla. Cuánto sufrimiento y estrés por algo tan insignificante pero después de toda la movida no era plan. No sé si en un futuro escribiré algo relativo al hecho de que desde que tuve a Mini Thor mi cabeza ya no funciona como antes. Olvido cosas, citas médicas, contestar mensajes, olvido atender al teléfono, las llaves de casa las pierdo constantemente a pesar de que me esfuerzo en colgarlas siempre en el mismo sitio. Vuelvo a derivar. Semanas después del periplo del pañal de tela, la buena señora me escribió para ver cómo continuaba mi agitada vida entorno a la búsqueda de pañales grandes. Ante mi contestación me comentó se moría de la risa. Pues yo no le encuentro la gracia! De buen rollo pero empiezo a estar desesperada.
Sin embargo, como reza el dicho a grandes males, grandes remedios. Mientras esto transcurría, paralelamente me pasé por la farmacia. Poneos en situación. Explícale al farmacéutico que el niño es grande, bueno grande…. grande tamaño Mini Thor y que necesita pañales de adulto. Su cara la describiría como un poema. Tras reponerse del susto me dijo que hablaría con el proveedor. 4 días después me entregó una bolsa llena de pañales para abuelos de diferentes formas, tamaños y absorciones, colores no que son todos aburridamente blancos.
Vuelta a empezar, vuelta a estudiar pañales y vuelta a lavar sábanas. Uno no ajusta, otro no absorbe… regreso a la farmacia, tras una semana de pruebas. Me va bien la extra pequeña pero necesito que sea de máxima absorción, es decir, noche. El farmacéutico me dice que lo mirará con otro proveedor, no obstante, fracasa estrepitosamente. Sigo con mi empeño. Le comento a la pediatra las novedades de mi chiquitín a los 9 meses y me contesta que los pañales de adultos no entran por la Seguridad Social porque palabras literales “tu hijo está sano y las ayudas son para enfermos”. Haciendo oídos sordos me voy a servicios sociales. Yo con mi niño en su carro rojo pasión a todas partes, muy digna y convencida de que alguien me resolverá la papeleta le explico a la asistenta social todo lo anteriormente expuesto. De nuevo, su cara lo decía todo, sus ojos iban a saltar de las órbitas. Amablemente me dijo que me informaría, y a los días, después de cruzarnos varias llamadas, me respondió que no hay ayudas para niños grandes. Otra vez esa extraña sensación de BAJÓOOOOOOOOOOON.
Y todo esto dando teta cada dos horas, cambiando pañales talla 6, durmiendo al bebé, jugando con él, limpiando la casa, poniendo lavadoras, haciendo la compra, tendiendo, recogiendo la leonera de mi casa, encontrando un hueco para mi higiene y cuidado personal y sin descuidar el trabajo!
Se me terminan las opciones…
Sin desfallecer en mi objetivo de encontrar algo del tamaño adecuado para mi dulce Mini Thor reviso los pasos andados. He recorrido múltiples lugares físicos y electrónicos, he escrito diversos correos electrónicos a distintas casas de pañales para que me mandasen muestras de pañales para niños mayores que tienen escapes nocturnos, sin que esas muestras me hayan contentado. También he intentado comunicarme con casas de venta de pañales de tela explicando mi situación y solicitando información acerca de la posibilidad de obtener pañales talla XL o XXL, sin respuesta alguna en este último caso.
Mi madre sigue cosiendo pañales más grandes, lo que me recuerda que hace unas semanas se me ocurrió probar el último pañal confeccionado por la abuela manos de plata…PERO como se me va la cabeza (según Lai es cosas de las hormonas locas) no le puse el relleno de algodón y no sólo el niño terminó con los pantalones empapados sino que yo también. Ahí está de nuevo mi sentimiento de BAJÓOOOOOOON.
Aparte de esta ida de cabeza mía el pañal tampoco acaba de ajustar bien la anatomía del niño… en consecuencia mi madre en apoyo moral a mi incansable búsqueda de soluciones viables entró hace unos días en una ortopedia y encontró algo que puede llegar a encajar, una braga plastificada para adultos que aun tengo que investigar…
Por mi parte he encontrado en una reconocida cadena de supermercados unos pañales de marca blanca en cuyo envoltorio pone +25kg. Que digo yo que alguna de estas últimas opciones dará resultados!! Deseadme suerte, porque en cuanto termine los pañales de la talla 6 que tengo por casa y que ya se le están quedando pequeños, me lanzo al abismo, calculo que será en 15 días, para entonces Mini Thor tendrá 11 meses y cerca de 90 cm.
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