Un hermano para Mini Thor.
Capítulo 1.
Esta semana mi pequeño gran hombre cumple 4 años. Mide 120cm, pesa 24 kilos, calza un 35 de pie y viste ropa talla niño 6-7 años. Lleva 3 años creciendo a un ritmo de 1 cm al mes de media. Pero la pediatra me ha dicho que ya está frenando el crecimiento. ¿¿Se quedará pequeño?? Le pregunto alarmada a la experta. Y me devuelve la pregunta: ¡¿quieres que tu hijo mida 5 metros?!
La pediatra alucina con mis comentarios, sin embargo, mi razonamiento es el siguiente: acostumbrada al crecimiento tan vertiginoso de Mini Thor, asumido como “normal” porque no tengo elemento comparativo (los niños de su clase no cuentan porque los veo un rato en el patio a la entrada o salida del colegio de lejos y le llegan a mi hijo por debajo del hombro…), que de pronto, cuatro años después, sin avisar, ralentice aunque solo sea hasta la adolescencia… pues me pilla con el pie cambiado y claro ¡¡me va a costar aceptarlo!!
Llevaba mucho tiempo sin escribir. Un día dejé de tener la necesidad quizá porque me acostumbré a mi rutina. A tener un niño grande que crece y crece sin que sea motivo de sobresalto. Me adapté a la mamamorfosis, el baby blues que arrastraba se desvaneció a medida que ganaba autonomía y decidí montar mi negocio por conciliación familiar/laboral, decisión que acabó por absorber el poco tiempo del que disponía.
Capítulo a parte merece precisamente el tema conciliación laboral-familiar. Además de mi propia experiencia observo a la sociedad que me envuelve y sinceramente, conciliación tiene más de vocablo idílico que de realidad palpable. Dejaré que la dueña del blog haga un día un monográfico sobre el tema para que las mamás opinen sobre si la maternidad es realmente compatible con una carrera profesional, con una proyección nacional o internacional, con un empleo a turnos, o simplemente a jornada completa. Interesante también sería debatir sobre la ayuda que prestan o no los progenitores, el apoyo imprescindible de los abuelos, de las nanis, asistentas del hogar, internas, entre otros.
Retomando el hilo del relato de los acontecimientos, los 4 añazos de Mini Thor vienen acompañados por mi parte de un gran tripón talla XL (para variar) de 32 semanas. Parece que mi apuesto marido no tenía bastante con un Mini Thor que ha engendrado otro para nuestra algarabía, para la alegría del cada vez menos pequeño Mini Thor y obviamente del resto de la familia, aunque también viene acompañado de cierto agobio, malestar y desasosiego, como todo buen embarazo que se precie.
Esta semana entre las compras para el cumpleaños del niño mayor, a saber, huevos, harina, yogures de limón y chocolate de repostería para hacer la tarta, refrescos, platos y vasos de papel, servilletas, un rollo de mantel (que al final se me olvidó adquirir aunque lo tenía en mi lista), globos y demás tontadas lúdico festivas sin hacer excesos porque tampoco vamos a tirar la casa por la ventana por un cumpleaños (aunque finalmente y contra todo pronóstico terminamos celebrando un fiestón… Te lías, te lías….) me he hecho la analítica de sangre y realizado la ecografía de tercer trimestre. En un mes, desde la semana 28 el pequeño nuevo miembro de la familia ha engordado 1 kilo. 1 kilazo!!! Está ya en el percentil 85!! Ha pasado del percentil 75 al 85 en 4 semanas!! Tiemblo sólo de pensar que lo tengo que parir en unas semanas…. Y si sigue con esa progresión?! No quiero ni pensar en repetir la experiencia vivida hace 4 años o entraré en pánico. (Cierro los ojos, respiro hondo, momento ZEN, me abstraigo de la angustia).
Mini Thor llevaba pidiendo un hermano desde que empezó a hablar, es decir, MUY pronto. Su madre, que soy yo, estaba en modo saturación completa y absoluta por pasar de ser mujer libre e independiente, a madre comprometida con la crianza, de ser ágil y ligera cual gacela a tener movilidad reducida cual elefanta a consecuencia de un parto complicado y un baby blues que se alargó un pelín demasiado.
Era incapaz de pensar en un segundo embarazo cuando la realidad física me obligaba a llevar la faja de trabajos físicos de mi marido para manipular a mi bebote porque los riñones me dolían. Estuve físicamente molida durante mucho tiempo, cerca de dos años largos. Cuando mi hijo mayor empezó a ser más independiente con 3 años y mi cabeza dejó de ser un hervidero de pensamientos torturadores por ser mala madre, mala esposa, mala amiga, etc, lo habitual de la cháchara mental interna en bucle que debería tener asumida después de vivir tantos años conmigo misma… después de todo eso empecé a recuperar mi cuerpo, mi talla de ropa, algo de tiempo para mí y las ganas de viajar…¿iba a ser el momento del hermano para mini thor?
Sil nos seguirá contando pronto sobre el camino recorrido hasta la inminente llegada del hermano para Mini Rhor, en el segundo capítulo