Transportando a Mini thor
Durante mi embarazo, uno de los momentos de mayor estrés fue la elección del sistema de transporte de mi bebote. Ante mi más que evidente ignorancia opté por visitar diversas franquicias sin lograr mi propósito de aclarar conceptos.
Pensando en cuales eran mis opciones busqué una tienda de barrio con atención especializada y acerté. Una pareja joven en paro con las mismas dudas antes su inminente paternidad que cualquier pareja de padres primerizos decidió montar una tienda de artículos para bebé y ofertar lo que ellos utilizarían para su niña. Actualmente ya llevan varios años con las puertas abiertas al público y con un éxito considerable. Ante semejante carta de presentación y tras diversos emails, acudimos mi marido y yo a su modesta tienda atestada de novedades infantiles.
La tienda rebosa productos de primera calidad, para mi gusto demasiado amontonados debido a la falta de espacio pero como los alquileres de la zona son muy altos, es lo que pueden afrontar. Volviendo al tema del transporte, resolvimos dudas, nos mostraron carros, carritos y carrozas. Nos decidimos por el típico de 3 piezas: Chasis plegable como libro, silla para cuando se siente con amplia capota, burbuja para la lluvia, bolso con cambiador a juego, grupo cero para el coche y capazo plegable.
Mi marido puede que no hasta el mismo nivel, pero yo estaba enamorada de mi carro. Me lo miraba con una ilusión…y evidentemente, el día de San Jorge saliendo de la clínica lo estrenamos. Pusimos a nuestro pequeñín recién nacido de 4,5 kilos y 54 cm en el grupo 0 en la habitación y de ahí al coche. Mi marido se había estudiado bien el manual para colocarlo de manera segura y nos fuimos a casa por fin. No llevaríamos ni 15 minutos de trayecto cuando el bebé se puso a llorar desesperadamente. Yo asustada le dije a mi marido que detuviera el coche y presto eso hizo el recién estrenado papá en el primer lugar en el que pudo orillarse que resultó ser…delante de un prostíbulo.
Cuando mi marido se percató de que el problema era que el bebé iba demasiado suelto en el grupo 0, cosa que arreglé envolviendo la silueta del niño con una mantita para que quedara más sujeto… fue entonces que le grité “¡¿pero tú te crees que nuestra primera parada con el bebé tiene que ser delante de un prostíbulo!?” Mi marido se quedó blanco del susto aunque nos pusimos a reír de lo surrealista de la situación.
Media hora más tarde al llegar a casa estrenamos el capazo rojo y gris con el primer paseo los tres juntos, a paso de hormiga coja, pero dimos una vuelta al ruedo entre comentarios de empezamos una nueva etapa.
Hasta aquí todo o casi todo idílico (ja, ja, SARCASMO, leed posts anteriores). Salvo por el detalle que ha llevado a mi host a publicar esta historia… mi hijo crecía a un ritmo sobrenatural de un centímetro a la semana, salvo el primer mes que para sorpresa de la pediatra creció 6 cm. Con este ritmo vertiginoso, el capazo lo guardamos nuevo con sólo 3 meses de uso y el grupo 0 con 4 meses y porque no lo pudimos guardar antes por motivos biológicos.
Yo sacaba, y saco, a pasear a mi bebito talla grande un rato por la mañana y otro por la tarde. Fuera en la calle tanto durante el primer paseo como durante el segundo la gente se agolpaba y sigue rodeando el carro para decirme: “madre mía pero que chico tan grande y hermoso, si ya no te cabe en el carro!” O variantes similares.
Han pasado casi 11 meses y sigo escuchando la misma cantinela; TODOS los dichosos días por la mañana y por la tarde. Es que nadie tiene nada más original que decir???? QUE SÍ, QUE YA LO SÉ, MI BEBÉ ES GRANDE Y NO CABE EN EL CARROOOOOO.
El capazo lo apuré todo lo que pude, porque como es sabido los bebes duermen mucho y su espalda agradece una superficie cómoda. Con la llegada del verano a pesar de llevarlo desnudo sólo con el pañal y que dormía como una rana, llegó un momento en que fue imposible meterlo en el capazo. De forma que con 3 meses lo pasamos a la silla en posición hamaca, con bastante inclinación para que la espalda no sufriera. De repente el niño descubrió el mundo durante nuestros paseos diarios, eso le emocionaba y estimulaba sobremanera. Hasta el punto que no quería ir contrario a la marcha y mirándome a mi, protestaba hasta que su padre le daba la vuelta. Mini Thor quería ver todo lo que sucedía a su alrededor! Como iba tan tumbadito, yo lo controlaba maravillosamente bien de forma que cuando al rato se dormía podía taparlo, cubrirlo, ajustarle la mosquitera o la sombrilla, lo que hiciera falta,
Así las cosas, un día de calor ya se quedó la silla como está, de espaldas a mi, porque parece ser que me tiene muy vista. A medida que ha ido madurando de su estadio de bebé durmiente a bebé que se sienta y coge cosas a su alcance, la silla ha ido evolucionando de reclinado a posición más vertical por así decirlo, salvo cuando se duerme que lo vuelvo a tumbar. Con la llegada del frío invierno además del cubre pies y el saco universal lo tapo con una manta. Llamadme exagerada pero al ser friolera nunca hay suficiente abrigo.
No obstante, la anécdota más potente es la del paso del grupo 0 a la silla del vehículo. En Julio, con 3 meses el niño no cabía. Protestaba, no quería estar, lloraba hasta que lo sacabas. En Julio el niño medía 68cm, una barbaridad según las tablas de percentiles. Y como los viajes en coche eran una pesadilla contacté con la mencionada tienda de bebés para cambiar al niño de grupo 0 a grupo 1. Cuando expliqué la situación, no me creyeron. Directamente me dijeron que estaba confusa, que el niño NO podía medir 68cm,en todo caso por su edad 58cm.
Total, me presenté en la tienda con el bebé. Entonces sí me creyeron. La sorpresa fue mayúscula porque no se habían encontrado con semejante situación en los años que llevan trabajando cara al público. Y allí mismo fue cuando bautizaron a mi hijo como Mini Thor. El dueño me dijo: “cómo no va a ser grande el niño si es hijo del Dios nórdico Thor”. Mis amigas opinan que una de dos, o yo soy la envidia de Elsa Pataky o la doble de Natalie Portman. Bromas a parte, no mentiré al decir que mi marido es muy grande. Cuando lo conocí pensé que era un pedazo de vikingo. Cuando vamos a la playa los turistas o el personal de los hoteles y restaurantes se dirigen a él en inglés o alemán. Incluso unos turistas españoles en Florencia, le pidieron en inglés que les tomara una foto a lo que mi marido les respondió en acento pronunciado: “inglés ni hablo ni entiendo pero por los gestos… ¿os hago una foto?”
El colmo de la tontada fue cuando el verano pasado el hijo de un amigo al conocer a mi marido asustado preguntó a grito pelado: “pero esto qué es: un hombre o un armario empotrado?¡¡¡”
Pues lo dicho, de tal palo tal astilla. Y de papá grande, bebé inmenso, descomunal, en proporción.
A resultas de la visita a la tienda fue el encargo de una silla para el coche grupo 1,2,3. Lamentablemente el encargo no llegaba hasta Septiembre y hasta entonces al grupo 0 le quitamos el relleno de espuma para ganar espacio. El relleno era un especie de cojín elevador extraíble que NO ponía en riesgo la seguridad del bebé. Así ganamos unos 8cm en altura pero como la distancia entre el respaldo del Grupo 0 al respaldo del asiento del coche seguía siendo la misma, mi pequeño Thor tenía que plegar las piernas cual rana.
Por fin llegó Septiembre y el nene con 4 meses estrenó una silla que deberíamos haberla comprado al año de vida. Fue ideal y divina. 3 sillas en una. Con adaptadores acolchados de forma que a medida que el niño crezca se le vayan quitando para su mayor comodidad. Fantástico. A ello añadir que el niño va de cara a la marcha, se distrae y no hay niño, ni lloros, ni quejas hasta que se hace de noche y deja de cotillear por la ventana. Si se duerme, tiene posición de reclinado. Según mi marido, la mejor inversión a un módico precio. El único requisito para colocar la súper silla fue instalar el sistema isofix.
Para ello llamé a la casa oficial de la marca del vehículo, concerté cita y ese día mi marido fue y en unas horas tras pagar por el servicio prestado regresó con el sistema de seguridad instalado. Ahora que ya tenemos isofix y silla atómica hasta que mini Thor llegue al 1,35cm como mínimo según las ordenanzas de circulación, le estoy dando la paliza mental a mi sufrido marido para tintar los cristales y proteger al bebé de los rayos solares. Su respuesta ante mi insistencia es que el coche tiene 15 años y ya no se gasta más dinero en él…esperad a que llegue la primavera, conseguiré que cambie de opinión, JUAS JUAS. La verdad es que aunque el automóvil tenga sus años no me apetece cambiarlo, por un lado porque bastante gasto tenemos YA con Mini Thor y por otro porque si el auto funciona, lo único que necesita es incorporar esas pequeñas mejoras.
Volviendo al tema del transporte: tenemos el carro, la silla para el coche, un canasto con ruedas en casa… el carro está bien amortizado porque nos sirve a la vez de hamaca y de trona. Mini Thor crece y hace la vida en la silla de paseo porque no cabe en ningún otro lado. De este modo me lo llevo de una estancia a la otra sin partirme la espalda. Se sentó al octavo mes, hasta entonces estaba cómodamente reclinado en el carro. Ya pensaba que lo teníamos todo controlado cuando mi marido me comentó: “sería interesante comprar otro carro de dimensiones más reducidas y de fácil plegado aprovechando que el niño ya se sienta”. La finalidad es ganar espacio en el maletero. Problema: las sillas de paseo plegables tipo paraguas están homologadas hasta los 15kg… SIN EMBARGO, mi hijo vestido ya los pesa!!!
Yo no estoy muy convencida… PERO el padre insiste. Mientras me deje seguir paseando con el carro del que me enamoré… si quiere otro carro de viaje pues tampoco me voy a negar. Me pongo a mirar: sillas nuevas, de segunda mano, y aborrecida contacto de nuevo con la tienda especializada. Les cuento mi nueva situación que por cierto ya no les sorprende y me han ofrecido una silla homologada hasta los 25kg. En breve la iremos a ver. ¿Tendré otro flechazo? ¿O sólo habrá espacio en mi corazón para el que ya tengo? En breve resolveré mis dudas.
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