Normalmente mi hijo mayor lleva unas zapatillas con belcro, pero justo hoy al ponerle unas botas de cordones le he dicho: look, these are called shoelaces. Y él me ha corregido: no mummy, bootlaces.
Es increíble cómo él usa el inglés de una manera diferente a la que yo lo hago. Para mí cualquier cordón de calzado son shoelaces porque así lo aprendí de memoria en algún momento, pero mi hijo aplica la lógica de una manera mucho más innata al vocabulario.
Es capaz de decir aquello que quiere sin necesidad limitarse a repetir frases o palabras que ha oído con anterioridad.
Retiene y usa palabras que acaba de escuchar por primera vez rapidísimo.
Me pregunta a menudo qué significan palabras que le digo o me pregunta cómo se dicen objetos que todavía desconoce con total naturalidad.
Su vocabulario está en plena expansión, tanto en castellano como en inglés.
Últimamente en la misma frase no mezcla las lenguas, es muy consciente ya de quiénes hablamos inglés y quiénes castellano.
El otro día que estábamos cocinando unas judías blancas, puse todos los ingredientes en un plato en el suelo para que los peques me ayudaran a meterlos en la olla. Al ir a meter el pimiento verde no me salía la palabra en inglés. Así que me quedé atascada: put the... the... Y mi hijo me dijo: the green pepper.
¡Que maravilla! Es un momento muy agradable ver los frutos de todo el esfuerzo hablando a mis hijos en inglés no nativo desde bebés.