Hace unos meses escuché el término por primera vez: “Antiniñismo” o “niñofobia” como le llaman algunos, o lo que es lo mismo “espacios libres de niños”
Si buscamos en Internet la palabra antiniñismo, nos encontraremos con páginas de ocio como Tripadvisor, Booking, El Tenedor, Rusticae, entre otros, en los que hay un apartado con “Restaurantes / Hoteles solo para adultos”Este es uno de los casos que leímos:
Y su respuesta:
Además podemos encontramos con páginas como OnlyAdultsHolidays.com o NoMolesten.com en las que nos ofrecen una gran variedad de opciones para disfrutar en pareja sin que hayan niños alrededor “estropeando” la velada.
Tras lo visto, pensé en hacer una investigación sobre qué piensan diferentes grupos de personas (padres, madres, solteros/as, casados/as, divorciados/as, etc) sobre el tema y fue realmente sorprendente la diversidad de opiniones a favor y en contra.
La mayoría de personas que participaron en la encuesta: ¿Qué opinas sobre la nueva tendencia del “antiniñísmo”? coincidieron en que se trata de educación por parte de los padres. Otros sin embargo lo consideran una exclusión social.
La polémica esta servida, antes de pasar a los comentarios emitidos por diferentes personas en grupos de Facebook, preguntamos a dos profesionales de diferentes ámbitos relacionadas con la educación.
Empezamos con Adafrancys Salazar, especialista en Inteligencia emocional en el coaching educativo y pedagógico, actualmente está terminando estudios de mediación familiar.
Escritora del libro: Educar con disciplina y amor, dirigido a los padres como guía para que a través de la inteligencia emocional en el entorno familiar se expresen deseos, sentimientos y emociones, se consigan objetivos, se convivan con las normas y límites como parte normal de la vida.
Adafrancys opina que:
“Los valores sociales como la tolerancia, participación, empatía, comunicación y socialización, entre otros, se ven afectados.
Lo decía Aristóteles, el ser humano es un ser social por naturaleza. Los seres humanos aprenden a través de la propia experiencia, por imitación y contacto entre unos y otros, el introducir el factor prohibición que se pretende desarrollar con esta tendencia del antiniñismo, condicionaría el desarrollo social.
Puedo pensar que las personas que no tienen hijos no deseen presenciar acciones como niños jugando, llorando o pasando una rabieta, pero eso, es parte de cualquier entorno social.
Algunos alegan que los niños se portan mal, que no es cierto, al igual que no existen niños buenos o malos. Son simplemente niños, lo que puede ser cuestionado es el comportamiento.
El rechazo de los bebes, demuestra que esas personas necesitan desarrollar su empatía y la sensibilidad humana, cuando un bebe llora lo hace para comunicar una carencia.
Los niños que reciben más rechazo suelen estar entre el primer año y los seis años de vida, tienen rabietas, son inquietos, están conociéndose así mismo y a su medio ambiente, el rechazo debe ser hacia las conductas.
Son los adultos los que deben dar las herramientas para gestión emocional y cumplimiento de normas. En una economía de libre comercio cada comerciante puede establecer sus normas y público objetivo, sin juzgar sus valores y motivaciones.
Lo lamentable es que la demanda que nace de este sector solo demuestra la carencia de empatía, tolerancia e inclusión”, concluye Adafrancys.
Hablamos también con Elena Montero Serrano, psicóloga especialista en conductas relacionadas con adolescentes
Me parece la reacción de una sociedad envejecida que se centra en las necesidades de los adultos.
Los adultos representamos la mayor parte de la población, y además somos los que tomamos las decisiones, diseñamos el modo de vida y las actividades.
Los niños conforman un grupo minoritario, con el que muchos adultos apenas tienen contacto. Esa falta de contacto dificulta enormemente la capacidad de interacción, comprensión y sensibilidad ante sus necesidades.
Cuando el mundo adulto y el de los niños se separan, los niños salen perdiendo. En el antiniñismo las preferencias de los adultos se convierten en un derecho, lo cual me preocupa como acto discriminatorio y como pérdida en la capacidad inclusiva de la sociedad.
Una sociedad que sabe integrar a diferentes minorías y conseguir una buena convivencia entre todas es una sociedad más rica. Creo que debemos avanzar hacia una buena convivencia en la que niños y adultos se comprendan y respeten.
El papel de los padres es el de favorecer relaciones positivas entre ambos, ayudando a los niños a integrarse de una manera adecuada y al resto de adultos a comprender, valorar y aprender a relacionarse con ellos.
La mayoría de las personas consultadas en grupos de Facebook hablan de educación, estos son algunos de los más relevantes entre cientos de mensajes:
Otras personas hablan de espacios para todos:
En definitiva y según la mayoría, se trata de educación, de empatía y respeto. Los niños necesitan su espacio para correr, jugar, divertirse, pero no tiene porque ser cualquier lugar y eso es lo que resume la mayoría de las aportaciones, pero ahora es mucho más sencillo, les damos un smartphone y ya no molestan a nadie, dirán algunos.
Realmente lo difícil esta en hablar, en comunicarnos con nuestros hijos, en hacerles ver, a ser posible mediante el ejemplo, que hay lugares en los que se requiere otro tipo de comportamiento.
También hay formas de negociar, nuestra psicóloga de cabecera: Catalina Fuster, ya lo comentó en el artículo sobre Los contratos entre padres/madres e hijos.
Redacción: CMC
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