Desde que somos pequeños, hemos oído a nuestras madres y abuelas, decirnos: “abrígate que te vas a resfriar”, “abróchate bien que vas a coger frio” o “respira por la nariz y cierra la boca que si no te vas a poner malo”
Y claro, siguiendo la tradición, nos pasamos la vida intentando que nuestros pequeños se abriguen, que se tapen por las noche y repitiendo las mismas frases que nos decían a nosotras, para evitar los resfriados perennes de los pequeños, que parece que lo cogen en octubre y no lo sueltan hasta junio.
Pues bien, el frio en sí mismo, no es la causa de los resfriados. Los causantes de que nos constipemos, son los virus del resfriado común, de los que existen más de 100 variedades diferentes.
De hecho, en el Polo Sur hace muchísimo frio y sin embargo allí nadie se constipa, y es debido a que estos dichosos virus no son capaces de sobrevivir a esas bajas temperaturas. Por tanto el frio por sí solo no hace que nos resfriemos.
Entonces, ¿por qué cuando pasamos frio, tendemos a coger resfriados?
Esto es debido a que la forma más habitual por la que los virus del resfriado común entran en nuestro organismo, es por vía aérea. En condiciones normales, disponemos de un sistema defensivo en nuestro sistema respiratorio, compuesto por moco y por una capa de cilios, que son como pequeños pelos que están en movimiento constante y rápido, y que transportan ese moco con cualquier partícula o virus que intente entrar de manera no autorizada, hacia el exterior de nuestro cuerpo.
Pero, cuando pasamos frio, nuestro organismo retira la sangre de manos, pies, nariz y orejas, llevando más sangre a los órganos internos, para mantener su calor y así protegerlos, por eso siempre éstas son las partes del cuerpo que antes se nos enfrían.
Pues bien, al enfriarse la nariz los cilios o pelitos de la nariz, se mueven más despacio y por tanto, somos más proclives a que los virus puedan penetrar en nuestro cuerpo. Además al llegar menos sangre a la nariz, también llegan menos glóbulos blancos o plaquetas, que son nuestras defensas naturales, y por tanto nuestra capacidad natural para enfrentarnos a esos indeseados bichitos, se reduce.
Por tanto, la sabiduría popular de nuestras abuelas y madres, una vez más, vuelve a tener una base científica.
El caso es que, efectivamente, una buena bufanda puede ayudar a nuestros pequeños a reducir al menos en parte, las probabilidades coger resfriados. Y por supuesto, es vital tener un buen sistema inmunitario, fomentando el consumo de frutas y verduras y alimentos ricos en vitamina A, C y E.
Por tanto queda claro, que los resfriados de los niños no ocurren solo porque pasen frio, es necesario que entren en contacto con el virus y por tanto, si tienen un buen sistema inmunitario, sus defensas lucharán mejor contra esos virus, y la probabilidad de que tener resfriados recurrentes sera mucho menor, o de que si los tienen sus procesos catarrales sean menos intensos, no cursen fiebres…
¿Vuestros pequeños son de los que cogen resfriados constantes? O por el contrario, ¿son de los duros que no enferman nunca? ¿Qué hacéis para combatir los refriados? ¿Conocéis algún truco útil para los mocos, para bajar antes la fiebre?….Todos vuestros comentarios serán bienvenidos.
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