Sin embargo ahora parece que algo empañe esta felicidad. No pasa nada, pero pasa todo. Es lo que ocurre cuando eres madre: cualquier cosa que les afecte a tus hijos, te afecta más que si te pasara a tí misma. Hace ya tiempo que Doña Cuchufleta hace mal la caca. Primero pensamo en un virus, luego que algo le había sentado mal, también intolerancia a la lactosa, el cambio de agua,... el caso es que cuando parece que se recupera, vuelve a recaer. Nos ha tocado ponerle de nuevo pañal, ella está más irritable y sabe perfectamente que tiene que pedirlo pero no le da tiempo y ella mismo se aparta "castigada" cuando se le escapa.
Yo no le digo nada, ya tiene suficiente con la frustración de no poder aguantarse. Pero la procesión va por dentro. Estoy obsesionada con el tema y me paso el día buscándola y tocándole el culo. Yo también estoy susceptible y hay momentos en los que sólo tengo ganas de llorar. Me siento impotente de no poder ayudarla.
Y hoy es uno de esos días. He perdido la cuenta de cuántas veces se ha hecho caca encima. De cuántas veces he tenido que cambiarle de ropa. De cuántas veces se ha cogido a mi cuello llorando y diciendo "mamá pica". Sólo quiero tenerla en brazos, poder decirle que pronto se pondrá buena y que sea verdad.
Mañana iremos por enésimas al pediatra. Le pediré las pruebas de intolerancia, espero que se las mande. Prefiero que lo pase mal un día y saber de una vez por todas qué le pasa. No puedo seguir viéndola así.