La entrada que tenía preparada para hoy era otra pero hay momentos en que una necesita desahogarse, soltar todo lo que tiene dentro para así poder verlo desde otra perspectiva.
Doña Cuchufleta comenzó la guarde a primeros de septiembre momento en que tenía 26 meses. Nunca antes había ido y nos sorprendió lo bien que se adaptó (excepto los días siguientes a un gran constipado que la mantuvo en casa de reposo). Todo ha marchado bien, sin ningún problema importante. Más bien al contrario, iba demasiado bien hasta que hace 2-3 semanas, con el inicio de octubre, doña Cuchufleta empieza a no controlar el pipi ni la caca. Al principio eran escapes sin importancia pero poco a poco estos escapes han ido a más hasta el punto que ya no lo pide y se lo hace siempre encima. Yo procuro ser paciente con ella, la siento en el wc cuando considero que tiene ganas pero el miércoles ocurrió algo que me dejó en shock: al llegar a la guarde para recoger a doña Cuchufleta, no sólo estaba cambiada de ropa sino que además le habían puesto pañal.
En ese momento no supe reaccionar, la verdad es que se me vino el mundo encima. Fui todo el camino de vuelta a casa preguntándole si era un bebé, diciéndole que los bebes no comen en plato ni beben en vaso, que usan biberón y que le iba a dar un biberón como a los bebés. La pobre cogió tal berrinche que al llegar a casa se quedó dormida en mis brazos sin comer. Lo pagué con ella.
Pasé la tarde mal, para que negarlo, estaba como deprimida. Lo del pañal era la gota que colmaba el vaso en un día gris para mí. Aproveché que estaba mi señor marido en casa para que él se ocupara de la peque mientras yo me olvidaba de todo "escondida" en el despacho. Tuve tiempo de pensar, de volver a centrarme y decidir qué iba a hacer. No iba a dar marcha atrás con el pañal, doña Cuchufleta lleva 4 meses sin pañal y va a seguir sin él. Le preparé una tabla en la que pegaría gomets cada vez que hiciera pipi o caca en el wc (refuerzo positivo), se la expliqué, la colocamos juntas junto al wc y pegamos los primeros gomets.
Estaba yo contenta, veía a doña Cuchufleta motivada pero al llegar ayer por la mañana a la guarde me tropiezo con una pared: piensa que hay más niños, que no puedo estar pendiente solo de ella, es que no lo pide,? Yo con una sonrisa en la cara y muy buenas palabras le respondo que es lo mismo que cuando se les quita el pañal, que igual que en ese momento están pendientes de TODOS los niños, ahora tiene que estar pendiente de doña Cuchufleta.
Batalla ganada. O eso creía yo. Apenas 20 minutos después de haberme ido, me suena el móvil. Era su profe, que vaya a recogerla porque hay casos de boca-mano-pie en la clase y como doña Cuchufleta tiene granitos en la cara? Me hierve la sangre. Le explico por enésima vez que la he llevado al pediatra y que me ha dicho que esos granos son un exantema que le ha salido a causa de un constipado que ha pasado este fin de semana (y que sigue pasando) y que si fuera el boca-mano-pie tendría más. Sí, bien, vale, pero manda a alguien a recogerla porque el pediatra puede haberse equivocado. Me hierve aún más la sangre.
¿Es sensación mía o se está intentando quitar el problema de encima? Como profesional que es ¿no debería motivar y reforzar los esfuerzos que hace doña Cuchufleta por hacer pipi en el wc en lugar de "castigarnos" y buscar escusas para mandarla a casa?
Para evitar que "nos coja manía" (porque sí, los profes cogen manía a los niños por culpa de los padres), mando a mis padres a recogerla y cojo hora en el pediatra para ayer mismo. ¿Hace falta que os diga cuál fue el diagnóstico de la pediatra? Exacto!! exantema producido por el propio constipado y esta vez lo tengo por escrito. Dentro de mí pienso "te vas a tragar el diagnóstico". Aprovecho y le comento lo del pipi. Alucina en colores cuando le digo que le pusieron pañal y me dice que ni loca se lo ponga, que refuerzo positivo y mucha paciencia.
Salí contenta, con un aire de victoria reflejado en mi rostro pero también más cabreada por no entender porqué una profesional con muchos años de experiencia actúa así. La tarde me dejó tiempo para pensar y hablarlo con mi señor marido: para no discutir ni parecer borde cuando hable con la profe, decidimos que hoy doña Cuchufleta se quede en casa conmigo, se termine de recuperar del contipado y el lunes, ya veremos qué pasa.