Investigando al respecto me topé con este término acuñado por Richard Louv en su libro Last Child in the Woods (El último niño de los bosques), en el que señala que el trastorno por déficit de naturaleza es un síndrome que se produce por el exceso de uso de tecnologías (pantallas y similares) y el aislamiento que el uso prolongado de las mismas producen, aunado a la falta de contacto con la naturaleza (todo lo que está sucediendo en esta cuarentena eterna). Este trastorno está directamente relacionado con problemas de salud física y mental, trastornos de atención y ansiedad, problemas de visión e incluso afecta la creatividad, sociabilidad y la capacidad empática en los seres humanos.
Si bien, el trastorno por déficit de naturaleza no es un diagnóstico oficial es una forma interesante de ver el problema de la falta de contacto con la naturaleza y nuestra alienación hacia la misma. Pues, como Louv señala en su libro, a medida que se tiene más tecnología en casa, se necesita más naturaleza y ahí está el problema al que nos enfrentamos durante este cuarentena y su confinamiento prolongado, y es que la tecnología y las horas en pantalla aumentan exponencialmente pero no lo hacen el contacto con la naturaleza y las horas de juego al aire libre.
¿Qué hacer entonces? Dadas las circunstancias especiales a las que nos enfrentamos en este contexto de pandemia, es necesario que fomentemos el contacto con la naturaleza de nuestros hijos (y el nuestro también) todo lo que podamos. Podemos tener plantitas en casa, salir a pasear de preferencia a parques, abracemos árboles (no es broma) cuando veamos uno, aprovechemos la naturaleza que tenemos cerca, expongamos a nuestros niños a la naturaleza. Claro, que en estas circunstancias lo haremos con las medidas de seguridad y precaución necesarias pero, no dejemos de hacerlo.
#cuarentenaporcovid19