La hiperactividad, el déficit de atención y yo

Por Alexandra Grieve

Hace tiempo que tenía la idea de escribir sobre mi experiencia personal con el déficit de atención y la hiperactividad pero, no fue hasta que asistí al santo de un amigo de mi hijo de 6 años – dónde las mamás presentes conversaban sobre el pésimo comportamiento de un niño - que tuve un deja vú a mi propia infancia y me animé a hacerlo.

Efectivamente, el niño del santo era un poco (bastante) más movido que el resto. Las mamás no entendían lo que había atrás del comportamiento del niño yo sin embargo, lo entendí de inmediato; era un niño hiperactivo. Esa noche me dije a mi misma que había llegado el momento de sincerarme con el mundo y conmigo misma.

Así que acá va, espero que mi experiencia sirva para ayudar tanto a las mamás cuyos hijos pasan por lo mismo que yo pasé, como a las mamás cuyos hijos son amigos de un niño que tiene algún tema que lo hace distinto al resto (¡aunque todos los niños son distintos!).
 



Cuando cursaba segundo grado de primaria en mi colegio les pidieron a mis papás - como condición para continuar – que un neurólogo y un psiquiatra me evalúen y determinen porqué razón no paraba de moverme y mi nivel académico era tan bajo. Luego de ser evaluada, y con las pocas herramientas que se tenían en aquel entonces los doctores llegaron a las siguientes conclusiones: 1) era hiperactiva. 2) tenía déficit de atención. 3) tenía un alto nivel de inteligencia lo que traía que me moviera más, me aburriera más, e hiciera cosas mucho más “terribles” y “malcriadas” que un niño “normal”. Con ese diagnóstico las monjas les pidieron a mis papás que me cambien a un colegio más acorde con mis necesidades. Ellas no iban a cambiar su sistema. Así que, mis papás me cambiaron a un colegio nuevo, personalizado, pequeño, sólo de mujeres y católico en donde iban a tener la paciencia para “aguantar” mis cosas (no sé si fue lo mejor, pero es lo que había en esa época).

El colegio para mí fue una experiencia muy difícil, lo fue porque yo era distinta y muchas profesoras, algunas compañeras y sus madres no lo entendían y me lo hacían notar. Yo no era una niña de 8 años, yo era una malcriada, terrible, la peor de la clase y ellas tenían que aguantarme. Mi infancia pasó así, siendo “aguantada”. Por un lado, esto fue muy difícil, pero por otro me hizo adquirir carácter, un carácter fuerte, que me enseñó a enfrentarme a todo y a todos. Me creí el papel de terrible y aprendí sobrevivir como tal

Nunca olvidaré como en quinto grado una niña hizo una fiesta inmensa e invitó a todo el salón menos a mí. Yo era la terrible y la mamá de la niña pensaba (quizás con razón) que podía quemar su casa Hay cosas que se te graban y te enseñan a ser fuerte.

Al pasar los años mi comportamiento fue de mal en peor, no podía tener un cuaderno con letra al nivel que debía estar, no sé cómo aprendí a leer, no sabía restar, apenas sumar ¿química? Las profesoras ya no jalaban y se rendían ante mis ganas de no querer estar ahí. No voy a ser mezquina, tuve profesoras maravillosas que me tenían paciencia y entendían mi condición, pero también había otras, así como chicas de mi clase que pensaban que yo era una fresca y tenía “privilegios” porque al final no me expulsaban. Ese grupo de personas me declaró la guerra, inclusive hasta hoy me encuentro con comentarios desafortunados de alguna de ellas y bueno, así pasaba mi día a día, llenándome de odios, rabias, y sin entender por qué yo no era igual a las que me lo decían todo el día.


Hasta que un día se abrió un curso de golf para niños y niñas, y mi mamá me matriculó. Obviamente, no pude estar quieta más de 5 minutos y la clase fue un desastre; al terminar el profesor vio a mi mamá y le dijo: señora esta niña no debería jugar golf, ella debería hacer algo más activo (yo tenía 11 años y estaba ahí escuchando mientras se lo decía). Otra vez, yo no era para algo y el mundo se encargaba de hacérmelo saber. Pero en esa oportunidad, decidí - a mi corta edad - que nadie más me iba a decir lo que yo podía o no podía hacer. Así que le dije a mi mamá (maravillosa mamá) que quería seguir con el golf, y ella, sin dudarlo, aceptó.

Conociéndome, mi mamá me propuso: “si tú haces una hora de golf, yo te pago 10 soles. Por cada hora te pago 10 soles”. Así empezó mi travesía por la “cura” de mis males. Al día siguiente, empecé a jugar golf a las 9 de la mañana, y golpeé bolas sin tener idea de del deporte, por más de 5 horas, sin parar ni siquiera para ir al baño o tomar agua. Era tal el show que llamó la atención de un profesor muy mayor que estaba cerca. Al ver mis manos luego de las 5 horas de juego, todas rojas y llenas de heridas, me dijo que quería enseñarme a jugar, y que él me iba hacer campeona. Él por su edad no tenía muchos alumnos y a mí me sonó cool que por primera vez, alguien más que mi mamá, me dijera que yo podía ser algo. Éramos un buen equipo.

Para hacerla corta, empecé con el golf, y nunca lo dejé, mi profesor viejito cumplió su promesa, con mucha paciencia, me enseño a jugar y a jugar bien, todas esas horas de práctica, los 7 días de la semana, dieron sus frutos. Fui subcampeona nacional dos veces consecutivas a los 16 y 17 años, y viaje al junior world championship dos veces a competir contra el mundo, y a Brasil al sudamericano juvenil de golf.


El golf fue mi terapia, mi paz y mi herramienta para manejar mi condición, me enseñó a manejar la hiperactividad como un combustible para lograr mis metas. Me enseñó a ser consecuente, disciplinada, a concentrarme. Entendí, que el ser distinto era una ventaja si podía manejar mi mente. Aprendí a usar el tiempo como herramienta a mi favor, y cuando llegó el momento de entrar a una universidad y tenía que estudiar en 5 meses todo lo que no había estudiado en mi vida, mi deporte una vez más, me ayudó. Aprendí a estudiar a los 17 años. El deporte me dio la madurez que necesitaba para nivelar mi comportamiento.

Y así termina mi historia, y si me preguntan cómo me fue, creo que bien a pesar de todo. Nada es perfecto, pero lo hago lo mejor que puedo. Me gradué de derecho “summa cum laude” en una buena universidad. Me casé, tengo dos hijos a los que amo y mientras los veo crecer intento ser lo más normal posible, sigo jugando golf, pero ya no competitivamente sino como “terapia de relajamiento”. Aunque hace unos días una amiga me preguntó cómo podía correr 10 km y jugar 18 hoyos de golf despuésa lo que respondí.es que yo soy un xmen, jajajajajaja

Ojalá les sirva mi relato. A aquellas mamás que les ha tocado un niño difícil les digo, no se rindan nunca, como mi maravillosa mamá que nunca perdió por un minuto la fe en mí (de ella tengo tanto que aprender). Busquen siempre una alternativa. Si su hijo es hiperactivo averigüen que deporte les puede gustar; si su hijo se distrae jueguen legos con él, etc La mejor terapia es el amor y siempre es más importante que un psicólogo. El niño es lo que sus padres hacen de él.

Y si no es tu caso, pero conoces a un niño difícil, piensa en lo difícil que ya es el mundo para él. Sólo es un niño. Hablen con sus hijos sobre la diferencia entre las personas, y la necesidad de respetar dichas diferencias. La vida da vueltas y uno nunca sabe cómo va a terminar la historia. A juzgar menos y comprender más.

Un beso grande a todas,

Alexandra  

Fuente: este post proviene de Blog de NeuroMamá, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Hace poco leí en el Instagram un post de una terapueta a la que sigo (mombraintherapist) sobre “esos días” en la crianza. Esos días que necesitas que terminen rápido, en el que estás física y/o ...

Es la pregunta  que – tarde o temprano – nos ronda a todas las madres. No importa si eres una primeriza con un recién nacido en brazos o una experta mamá de 3: ¿Lo estaré haciendo bien? es ...

Hermanos en las buenas, malas y en las pandemias Ayer fue una mañana de locos. Se acerca el primer día de clases y andamos (sí, todos en casa, incluyendo padres, mascotas y niños) bastante alterados, ...

Recomendamos

Relacionado

general atrevete y escribe testimonio ...

Mi testimonio tiene que ver con algo que he notado que se repite en varias mamás primerizas, y que no es para nada igual cuando una tiene un segundo bebe. Esperar el primer bebe es emocionante pero también muy estresante, una no sabe si lo que está haciendo está bien o mal hasta después, cuando vemos el producto en perfecto estado y sonriendo, esa experiencia es muy valiosa a la hora de tener un s ...

El postparto Lactancia materna Maternidad ...

Yo iba super concienciada al hospital, creyendo que tendría una lactancia tan buena y fácil como la de mi hermana, pero no fue así. Me había grabado a fuego que “dar el pecho no duele“, pero desgraciadamente en mi caso duele… y mucho. Un comienzo difícil Después de un parto muy largo, lo primero que hicieron no fue colocarme al bebé encima, sino llevárselo para comprobar que esta ...

Historias en primera persona historias de mamás parto múltiple ...

Hoy tengo una nueva historia para nuestra sección de Historias en primera persona. Hoy quiero presentarte a Carolina, y el capítulo de la historia que nos cuenta hoy es especial por dos motivos. El primero, porque su embarazo fue múltiple. El segundo, porque sus bebés nacieron prematuros. Te dejo con ella, El Nacimiento de Vicente y Mateo Hola a tod@s! Soy Carolina Bascuñan, chilena, casada y madr ...

Motivacion Mama se reinventa Maternidad ...

Cuando asimilé la condición especial de Otto y asumí enfrentar lo que vendría, comencé en la búsqueda de material informativo para documentarme y no perder ni un instante de tiempo útil en la estimulación de mi hijo. Siempre me ha gustado mucho estudiar y la lectura, así que esta tarea me no resultó difícil. Logré obtener varios textos que se convirtieron en mi soporte y me guiaron estos dos pri ...

general escuela de padres imprescindibles

“¡Siéntate conmigo mamá!” ésta es una de las frases que a diario me dicen mis hijos. A ellos, al igual que a todos los niños, les gusta que esté a su lado, que me siente con ellos a pintar, a ver la tele o a jugar. ¿Te sientas suficiente con tus hijos? Hoy hablamos de la importancia de parar y compartir tranquilamente unos momentos con nuestros hijos, de sentarnos junto a ellos y disfr ...

general blog bloguer@s ...

Hoy te voy a contar algo curioso que me pasó estos días, no tiene nada que ver con la maternidad en sí, sino con el hecho de tener un blog. Estando en la sala de espera del pediatra (lugar que frecuento mucho últimamente por desgracia...) escuché cómo una mamá aconsejaba a otra sobre darle el pecho a su bebé. Sí, ya sé que está mal escuchar conversaciones ajenas, pero es que era inevitable no oirl ...

cuidados infantiles inteligencia emocional psicología infantil ...
PORQUÉ YO DECIDÍ NO USAR EL MÉTODO ESTIVILL

Desde que me quedé embarazada por primera vez empecé a formarme e interesarme por todo lo que estaba relacionado con la crianza natural, lactancia, apego, etc Desde el primer momento tuve claro que una de las cosas que me apetecía hacer era compartir mi cama con mi hija, y así ha sido tanto con la mayor como con la peque. Y aunque hemos tenido noches mejores y otras peores por las mil y una postur ...

consejos para embarazadas cuidados del bebé fisioterapia ...

El instinto maternal de toda mujer abarca un sin fin acciones que contribuyen al sano desarrollo del niño en edad temprana. Aunque muchos no lo sepan, un acto tan sencillo como acarrear al bebé en brazos puede ser una técnica avalada por fisioterapeutas pediátricos como una medida preventiva frente a dos de las alteraciones ortopédicas más comunes en la infancia. A esta técnica se le conoce como ...

aprendizaje embarazo mama fitness ...
Diario de una mamá fitness…

Cuando tenía 14 años empecé a preocuparme por mí figura, edad complicada...Con 14 años poco entiendes de nutrición, metabolismo, tendencias genéticas y/o grupos somáticos… de siempre fui “extremadamente delgada”, así que empecé a probar cualquier tipo de dieta o poción mágica para aumentar de peso, sin lograr ningún resultado. Además siempre, debido a mi meta de aumentar pes ...

general crianza embarazo ...

Tengo que confesarlo: no soy una madre perfecta. Es más, no pretendo serlo. Soy una mamá que intenta hacerlo bien. A mi manera. Ni mejor ni peor que el resto de las madres del mundo mundial. Mi segundo hijo me ha hecho recapacitar mucho sobre este tema. Cuando tuve al primero parecía que quería demostrar que podía hacerlo todo sola, que lo hacía todo fenomenal; odiaba los consejos con los que tod ...