Hay que tener en claro que ser padre es una gran responsabilidad, siempre queremos estar con los nuestros, el mayor tiempo posible, queremos salir, entrar, jugar y divertirnos, pero también es bueno tener nuestro espacio, ya sea en pareja o en soledad y que mejor oportunidad que aprovechar esos pocos minutos que pasamos dentro de los servicios, aunque suene extraño, raro, extravagante, a locura, realmente no me van a decir que no disfrutan de una buena ducha mientras los hijos duermen, sentir el agua caer por todo el cuerpo, fría, caliente o tibia, a gusto del cliente, es una experiencia totalmente relajante y reconfortante.
Pero a veces tenemos que desaparecer por unos minutes, hay cosas que debemos hacer solos y que nadie más nos puede ayudar, es ahí cuando nos aprovechamos de ese pequeño cuarto de dos por dos para respirar y tranquilizarnos un poco, a veces por algo que debemos hacer y a veces porque necesitamos de unos cinco minutos fuera de línea, pero sin estar muy lejos. Es ahí que aprovechamos para leer un libro, leer el periódico, escuchar algo de música con audífonos y hasta ver algún capítulo de alguna serie, pero esos minutos de tranquilidad son cortados de forma abrupta cuando mi hija descubre donde estoy, escondido para ella, y empieza a llamarme, a golpear la puerta cual policía para que la abra, algo que a veces no es posible, pero mi sorpresa es cuando abro la puerta la encuentro echada en el suelo tratando de ver por debajo, a ver si me descubre o no.
A muchos les parecerá una tontería pero a otros les sonará como algo razonable, no tienes que tener hijos para hacerlo, conozco personas que se meten al baño a comer algo en secreto para no invitar, compartirlo o perderlo todo en un abrir y cerrar los ojos, con hijos cualquier golosina es una deliciosa tentación, así que a veces hay que desaparecer por un par de minutos y listo. Al menos yo que no estoy mucho en casa no lo siento tanto pero sé que mi señora esposa si tiene que estar haciendo sus cosas en momentos clave para no desatender a nuestra hija, esos momentos de siesta son doblemente aprovechados, pero si la criatura está despierta y hay algo urgente que hacer, no basta con que uno se quede con ella, noooooo, ella busca a la contra parte y no para hasta descubrir dónde es que te has escondido. Escuchar que te llama por toda la casa, abriendo puertas hasta que descubre la que no puede abrir, saca sus conclusiones y descubre que estás dentro, aquellos tres o tal vez cinco minutos se terminaron y tienes que salir afuera, a la realidad del mundo a continuar con tus labores padre, a seguir jugando con la niña que tiene más energía que el conejo de Duracel y yo, por otro lado, no jalo ni por cinco minutos, si son diez ya es un logro personal.
¿Y tú te escondes por algunos minutos para disfrutar de un pequeño relax?