El domingo me pasé toda la mañana llorando en la cocina. Podría ser por el cerro de plancha que me quedaba por delante; por el día de perros tan poco primaveral que se presentó o porque al día siguiente era lunes. Pero no fue por nada de eso. Simplemente estuve cocinando: pisto, albóndigas, carne para lasaña.. Y todo con cebolla juliana. Así que pica que te pica y llora que te llora. Hasta que no pude más y me puse a buscar algún remedio para evitarlo. Y aquí lo que hice y no me fue mal. Coloque la cebolla en el congelador durante 10/15 minutos antes de cortarla. Así se redujo la cantidad de la enzima que libera la cebolla y que nos hace llorar. No sé si fue efecto placebo o que ya había llorado todo lo que tenía que llorar, pero me funcionó.
También encontré otro remedio, pero ese no lo usé. Es el de frotar la tabla con un limón y así, además de no llorar, evitas que el olor de la cebolla penetre en la tabla. Si lo probáis y funciona, informad por favor.
Y este es mi remedio de hoy. Si tenéis algún otro a este respecto, será bienvenido.
¡¡¡FELIZ MARTES!!!