Ayer mismo publicaba en las redes sociales lo que me sucedía: no lograba concentrarme en nada por más que lo intentara. Nada, no había manera humana de que mi atención se detuviera en algo más de un minuto. Sí, estaba en uno de esos momentos de bajón o agotamiento mental en los que no logramos trabajar adecuadamente. Estoy convencida de que sabes perfectamente de lo que te hablo porque en algún momento u otro has sentido esta sensación tan desagradable. Hoy, en este post, trato de explicarte por qué nos sucede, cuáles son sus causas, los síntomas más frecuentes y qué debemos hacer para sobreponernos al agotamiento mental.
Fatiga, bajón o agotamiento mental. Qué es y por qué se produce
Sea cual sea tu trabajo es muy posible que en algún momento u otro hayas tenido la sensación de no poder concentrarte en nada. Es esa sensación de que tu mente está dispersa o de que tu cerebro está embotado. Exacto. No consigues pensar con claridad, tus pensamiento se encallan, las ideas se agolpan pero ninguna parece fluir, te duele la cabeza, incluso puedes sentir algo de mareo, vértigo o palpitaciones. En serio. La fatiga o agotamiento mental puede producir todos estos síntomas. Aunque por suerte si lo detectamos a tiempo podemos evitar que llegue a enfermarnos.
Muy bien, ya sabemos qué es la fatiga mental pero ..
¿Qué causa este agotamiento mental?
Principalmente nuestro estilo de vida y nuestros propios pensamientos. El estrés. El querer llegar a todo. El no saber decir basta y el no permitirnos parar de pensar. Y … ¿cómo vamos a parar, verdad, si tenemos un trabajo, hijos y una casa que cuidar? Sencillamente … parando. Debemos aprender a parar. Porque parar significa cuidarnos, poner límites no solo a los demás si no a nosotros mismos.
Vamos a por la lista de causas:
Estrés.
Demasiadas responsabilidades.
Tareas pendientes que se acumulan.
Dificultad de la tarea que estamos haciendo.
Excesiva autoexigencia.
Falta de ejercicio físico.
…
Síntomas
Los he apuntado anteriormente pero he aquí una bonita lista de síntomas:
Falta de atención y concentración.
Embotamiento mental.
Apatía, desmotivación o, lo que es lo mismo, no tener ganas de nada.
Dolor de cabeza.
Irritabilidad.
Cansancio físico.
Mareos
Vértigo.
Palpitaciones.
..
10 Consejos para sobreponernos al agotamiento mental
Hasta aquí hemos visto la descripción del agotamiento mental, del bajón que ayer mismo tuve yo tras unos días de una intensa actividad tanto física como mental. Ahora toca ver qué podemos hacer cuando nos ocurre esto. Y la verdad es que lo mejor que podemos hacer en estas situaciones es sencillamente no forzar más la máquina.
Claro, dirás, para tí será fácil parar pero ¿qué ocurre si mi trabajo no me lo permite, tengo un informe que entregar o lo que sea que debo realizar con urgencia? Y mi respuesta será la misma: Parar. Para unos minutos, mejor si es media hora. Y durante esta media hora bebe agua, levántate de tu silla y estira las piernas. Ordena el escritorio y respira hondo. Coge lápiz y papel y reordena la lista de prioridades, seguro que muchas de las tareas que te impiden avanzar se pueden posponer. Ahora que ya sabes qué es lo importante, intenta centrarte en eso solo.
Como a mi me gustan las listas, voy a dejar mi lista de consejos:
Para. Cuando notes el más mínimo síntoma de agotamiento mental, para. Deja de pensar y sobre todo deja de pensar que no puedes más. Sencillamente para, intenta dejar la mente en blanco.
Sé indulgente. No te presiones. Nadie es perfecto y todos tenemos derecho a tener un mal día. Hoy te ha tocado a tí, mañana será otro día.
Hidrátate. Bebe agua porque la falta de hidratación produce dolor de cabeza y falta de atención. Recuerda que debes beber 2 litros de agua al día.
Aliméntate adecuadamente. Sigue una dieta rica en frutas y verduras frescas. No abuses del café o del té, 3-4 tazas al día pueden ayudarte a mantenerte activo y concentrado pero más allá de estas empezamos a notar sus efectos negativos: nerviosismo, ansiedad, irritabilidad, …
Muévete. Procura no pasar demasiado tiempo sentado. Recuerda levantarte de tu silla cada 60-90 minutos. Y sobre todo busca una actividad física después o antes del trabajo que te motive: apúntate al gimnasio, a clases de baile, yoga o pilates. Si trabajas en casa y puedes parar cuando estés en pleno bajón mental, ponte las pilas y las bambas: ejercita el cuerpo. Las endorfinas que generará tu cerebro te permitirán recobrar la energía mental perdida.
Organiza tu espacio. Una mesa de trabajo despejada ayuda a mantener la atención, por el contrario un escritorio abarrotado de papeles, post-its, libros y bandejas de temas pendientes nos causa estrés y dispersa totalmente.
Prioriza tareas. Un imprescindible. Aprender a priorizar. Sé que no siempre es fácil, yo misma aún tengo dificultades con este tema, pero con la práctica acabamos aprendiendo a distinguir lo importante de lo urgente, y lo necesario de lo complementario.
Despeja tu mente. Escucha música, mira un programa de televisión, una película, un documental. Algo que no requiera demasiado esfuerzo mental.
Practica alguna técnica de relajación o meditación.
Duerme. Indispensable acostarse pronto si has tenido un día de fatiga mental. Acuéstate tan pronto como te sea posible, deja el móvil, la tablet y la tele. No leas en la cama, sencillamente acuéstate e intenta dormir. Ahora tu cerebro necesita descanso total por lo que ni la lectura ni ningún tipo de pantalla es aconsejable. De modo que con esta higiene del sueño lograrás sin duda una noche reparadora.
Estos son mis consejos, os aseguro que el primero junto con el ejercicio físico es el que mejor me funciona.