Ayer hablaba con Corriendo sin Zapas del estudio que se ha publicado sobre la malnutrición infantil en Madrid. Y es que el 30,8% de los niños de la Comunidad de Madrid sufren malnutrición por obesidad, según el estudio. Y es que si nos damos cuenta, no comemos más que porquerías. Los que pensamos que comemos sano y que estamos dando lo mejor para nuestros hijos muchas veces no estamos en lo cierto y al final, con nuestra mejor intención, damos lo peor, muchas veces atraídos por la famosa publicidad, por palabras como saludables, natural, sin azucares añadidos, rico en fibra...
En mi casa, hasta hace unos días, comprábamos unas galletas ricas en fibra y cereales de la linea saludable de un famoso supermercado. Hasta ahí todo correcto hasta que se me ocurrió mirar la composición. Además de encontrarme los famosos cereales, vi que estaban hechas con aceite de palma y ahí se acabó la linea saludable.
Pero ¿por qué es tan malo el aceite de palma? El aceite de palma es una grasa formada por ácidos grasos saturados, es decir, los malos. Las grasas saturadas elevan el nivel de colesterol LDL ("malo"). Este tipo de colesterol es el que se deposita en las paredes de las arterias y es uno de los causantes, juntos a otros factores como el tabaco, la diabetes y la hipertensión, de enfermedades como el infarto o los accidentes cerebrovasculares.
Los ácidos grasos saturados tienen la particularidad que a temperatura ambiente se vuelven sólidos por eso se utilizan tanto en confitería y en fabricación de bollería industrial. Dan una textura suave y untuosa muy agradable en boca y además es mucho mas barato que otro tipo de grasas con la mismas características y más saludables.
Hasta ahora este tipo de aceites han estado enmascarados bajo el titulo de "aceites vegetales". En ese cajón de sastre entraban desde el fabuloso aceite de oliva, rico en grasas de las buenas y de precio elevado, hasta el malísimo aceite de palma. Pero gracias a una norma sobre el etiquetado de la Unión Europea, (Reglamento Europeo 1169/2011 Sobre la información alimentaria facilitada al consumidor) se debe especificar que tipo de aceite vegetal se trata, y si fuesen varios tipos de aceites la proporción de cada uno de ellos.
Debemos tener cuidado porque a veces no viene tan claro, se siguen utilizando otro tipo de nombres como aceite de nabina ( se refiere al aceite de colza) , aceite de palmiste, grasa vegetal fraccionada e hidrogenada de palmiste, estearina de palma, palmoleina u oleina de palma, manteca de palma, Elaeis guineensis.
Así que no nos queda otra que si queremos proteger nuestra salud cardiovascular debemos volver a lo de antes, a hacer los bizcochos en casa, ir más al mercado y menos al supermercado. O empezar a ir al supermercado con lupa, para poder leer la letra
Doctora sin zapatillas